Rato defiende su gestión en Bankia y aprovecha su última bala para atacar a Goirigolzarri

El exvicepresidente del Gobierno defiende la valía profesional de su consejo de administración: «Los mejores del mercado asesorados, además, por las mejores firmas». El juicio por la salida a Bolsa de la entidad queda visto para sentencia

Con la intervención de parte de los acusados se cierra el juicio por la salida de Bankia EFE | Vídeo: ATLAS

Daniel Caballero

El juicio por la salida a Bolsa de Bankia queda visto para sentencia con el turno de última palabra del expresidente de la entidad Rodrigo Rato, para quien la Fiscalía Anticorrupción pide ocho años y medio de cárcel por estafa a los inversores y falsedad contable. En su intervención, el antiguo gestor ha señalado que «los administradores de BFA-Bankia no hemos tenido otro objetivo que la defensa de los intereses de nuestros accionistas, lo cual creo que ha quedado atestiguado». Y, entre sus alegatos finales, ha estado gastar su última bala en atizar la gestión de José Ignacio Goirigolzarri como su sucesor.

Rato ha defendido la labor de los administradores del banco bajo su mandato y se ha referido en numerosas ocasiones a los filtros que el banco pasó por parte del supervisor-regulador (Banco de España) y los test de estrés de la Autoridad Bancaria Europea . «Todas nuestras decisiones fueron constrastadas con las opiniones del regulador/supervisor y las tomamos en consonancia con esas posiciones», ha explicado, para proseguir con que tuvieron que hacer frente a tres cambios regulatorios distintos y su consiguiente aplicación.

Una vez el expresidente de BFA-Bankia ha tratado de marcar distancias con las presuntas irregularidades de la salida a Bolsa, éste ha cargado contra la gestión de quien le sucedió en el cargo, José Ignacio Goirigolzarri, hoy todavía presidente de Bankia. «Todos somos conscientes de la razón por la que se ha producido este juicio: las decisiones tomadas por el consejo de administración que me sustituyó», ha destacado. Un consejo de administración que solicitó un rescate de unos 19.000 millones de euros en primera instancia, tras la aprobación de las nuevas exigencias de los llamados «Decretos Guindos» . Acto seguido, Rato no ha dudado en pedir su absolución entre sus últimas palabras.

Éste también ha utilizado su intervención para recordar que Bankia, hoy día, «vale mucho menos de lo que valía cuando salió a Bolsa» , haciendo hincapié en que el mayor impacto por la crisis financiera surgió a partir de 2012 y se prolongó durante los dos ejercicios siguientes. Diez meses de juicio en los que Rato siempre ha defendido su inocencia ante la Justicia y deriva la responsabilidad en la crisis financiera y la actuación del siguiente consejo de administración.

Asimismo, el expresidente de la entidad, en prisión por las tarjetas black de Caja Madrid , ha señalado que «BFA primero y Bankia después eran entidades financieras complejas, organizadas según los más altos estándares bancarios que en ningún momento fueron criticadas por el regualdor. Nuestros profesionales eran los mejores del mercado y contaban constantemente con el asesoramiento de las mejores firmas financieras, legales y contables del mundo». Un último mensaje en el que avisa de que durante su etapa en la entidad, según defiende, no se cometió ninguna irregularidad.

De los 33 acusados restantes, entre otras de las cabezas visibles del caso se encuentran José Luis Olivas (antiguo vicepresidente), para quien la Fiscalía solicita cinco años de cárcel; Francisco Verdú (ex consejero delegado), con un año y seis meses de prisión en el aire; y Francisco Celma (auditor de Deloitte), con una petición de dos años de prisión.

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