ESPECIAL SEMANA DE LA EDUCACIÓN
Las mil respuestas de la formación continua a las incógnitas del futuro
La puesta a punto permanente en las nuevas habilidades y herramientas técnicas es ya una exigencia para hacer pie en el mercado de trabajo
Desde hace ya mucho tiempo es evidente la importancia que tiene la formación continua en la carrera profesional para hacer frente a los cambios a los que se enfrenta cada sector y poder también progresar desde el punto de vista laboral. Pero esta formación ha cambiado mucho, ya no se trata solo de conseguir títulos o centrarse en un área de aprendizaje muy concreto, sino que prima desarrollar habilidades para una determinada tarea.
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«La formación continua se ha transformado mucho. Antes parábamos un determinado tiempo, una o dos veces cuando estábamos ya formados, y nos centrábamos en estudiar. Pero ahora la realidad no es así, todo se mueve mucho, tanto que cambian tanto las herramientas técnicas que uno necesita como las habilidades», afirma Concepción Galdón, directora y Lead académico de innovación social en el IE Business School. Es por esta nueva necesidad que «los programas de formación se deben transformar. Todavía la gente quiere parar para formarse, pero cada vez más se dan cuenta que habitualmente tienen oportunidades de reciclarse, de mantenerse actualizado para no quedarse atrás», añade.
Nuevas barreras
Por ejemplo, una persona puede necesitar desarrollar herramienta para aprender a vender o sobre marketing online «sin necesidad de realizar un curso extenso, le interesa únicamente esas habilidades para aplicar en su trabajo», resalta Galdón . A lo largo de nuestra carrera van apareciendo barreras «y las personas buscan una herramienta para saltarlo». Además de este cambio en el sector educativo las propias empresas son conscientes de la necesidad de evolución de los empleados. Cuando el trabajo de las empresas cambia, «lo preferible es transformar a los trabajadores, es siempre preferible desarrollar el talento que tiene cada empresa». De ahí que hay crecido mucho la búsqueda de cursos personalizaos para las compañías, con frecuencia «destinados a ejecutivos para hacer actualización de sus habilidades», indica la docente.
Ernesto Sisto, director territorial de Adecco Learning & Consulting, asegura que la formación continua ha sido siempre de vital importancia, «lo sigue siendo y lo será en un futuro». Y no solo cuando nos referimos al ámbito de la formación como convencionalmente la conocemos. «Trasciende a los conocimientos técnicos que el trabajador necesita, porque los procedimientos y la tecnología cambia, pero hablamos también de que la evolución está muy alineada con los comportamientos de las personas, con las actitudes», matiza. Es por ello por lo que desde Adecco prefieren hablar de transformación dentro de un entorno de aprendizaje continuo.
Nuestra mente está preparada para aprender continuamente. «Debe ser algo muy alineado con el entorno y la empresa debe favorecerlo», indica Sisto, algo que se ha puesto ahora más de manifiesto en la pandemia. «Puede que te tengas que reinventar, o en la misma compañía hay que desarrollarse, promocionar para más responsabilidad. Es importante ampliar la polivalencia dentro de los puestos de trabajo» y en un momento cambiante donde son necesarias las decisiones rápidas, la polivalencia es muy rentable», reflexiona.
Inversión
Las empresas han cambiado a la hora de analizar la forma continua de sus trabajadores. «Hemos siempre luchado que se entienda como una inversión y no como un coste. Tienes que medir ese retorno, aunque es una de las grandes asignaturas pendientes», reconoce el director territorial de Adecco Learning & Consulting.
Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara Cámara de España, señala que «la formación es un eje clave para la empresa. La disponibilidad de capital humano es uno de los factores que influye en la competitividad empresarial, es determinante». Hace referencia a un estudio llevado a cabo por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (Fundae), relativo al 2019, en el que muestra que solo el 20% de las empresas españolas impartió formación bonificada a sus trabajadores y solo se aprovechó el 62% del crédito. « Hay una correlación importante con el tamaño, las empresas más grandes dan más formación continua, hay más sensibilización y más recursos, pero vamos que se desaprovecha muchos fondos estatales para la formación».
En uno de los últimos informes del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop), sobre el índice de habilidades europeas en el que se analiza el ajuste de las competencias de los trabajadores en función de las necesidades de la empresa, «España está la penúltima en la UE, hay un desajuste importante», subraya Mínguez. Asegura que la formación continua sirve en gran medida para contrarrestar dicho desfase entre cualificación y demanda. «Es crucial para la competitividad de una empresa garantizar que esos requerimientos se adecúan más a sus necesidades. Y esta idea es ahora más importante porque tenemos dos cuestiones en marcha que determinan el futuro de las empresas: el reto de la transición ecológica y la transición digital», añade.
Adaptación
Las universidades y centros educativos están adaptando sus programas a esta nueva realidad. Beatriz Badorrey Martín, vicerrectora de Formación Permanente para el Desempeño Profesional y Desarrollo Social de la UNED, cree que la universidad actual «debe afrontar nuevos retos como la necesidad de la formación a lo largo de la vida que afecta a quienes, cada vez más, se ven obligados a incrementar sus competencias personales para buscar un nuevo empleo, conservar el que ya tienen o progresar en su situación laboral».
La formación permanente, por su flexibilidad, permite una respuesta ágil y adecuada a esas necesidades sociales. «En tal sentido la UNED ha ido adaptado su oferta de Títulos Propios a las demandas de nuestros estudiantes y de aquellas entidades o instituciones, públicas y privadas, de reconocido prestigio, que han solicitado nuestra colaboración para adaptar o mejorar su empleabilidad», añade la vicerrectora.
El Centro Universitario CESINE, por su parte, presenta una oferta académica que busca la evolución de los estudiantes a través de una formación continua, basada en el trabajo práctico y enfocada a las demandas del mundo profesional. Desde este centro señalan que se ha reinventado a lo largo de los años «para afrontar las nuevas realidades y permitir que sus estudiantes adquieran las habilidades y competencias más demandadas por las empresas en el entorno profesional actual». Mil respuestas para responder a las necesidades cambiantes de un mercado de trabajo cada vez más exigente.
Un seguro para nuevos desafíos
Cuando las personas están inseguras o descontentas en su puesto de trabajo es habitual que se planteen algún tipo de formación para poder enfrentarse mejor a la búsqueda de empleo. Otro de los momentos más habituales en los que se apuesta por la adquisición de nuevos conocimientos es cuando se pasa a gestionar un equipo. «Las personas se dan cuenta que necesitan otras habilidades que las capacidades que le habían llevado hasta un lugar determinado. Para llegar al punto siguiente son necesarias otras», apunta Concepción Galdón.
Hay sectores como el tecnológico donde la formación es una necesidad constante y en otros es necesaria una adaptación a lo que el mercado les va a demandar. «Es algo habitual pero con la pandemia el ritmo se ha acelerado», resalta Ernesto Sisto.