La Fed ignora a Trump al mantener por ahora los tipos pero anticipa una rebaja
La Reserva Federal admite que la incertidumbre justifica cada vez más una política monetaria más laxa y sus banqueros apuntan ya a un recorte
Es probable que Jerome Powell tenga sobre la mesa algunos datos objetivos sobre la evolución de la economía que aconsejen una rebaja de los tipos de interés, como esperan además los mercados. Sin embargo, en la discusión interna de la Reserva Federal (Fed) sobre el rumbo de la política monetaria se ha venido inmiscuyendo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que presiona públicamente al banco central para que rebaje los tipos con el fin de prolongar la expansión de la economía norteamericana. En ese contexto, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed acordó ayer mantener el precio del dinero en su nivel actual, entre el 2,25% y el 2,5%, y esperar a ver cómo evoluciona la economía y la inflación antes de tomar una decisión. Ahora bien, la institución monetaria admite incertidumbres crecientes y apunta ya sin titubeos a una rebaja de tipos antes o después.
Powell está en una encrucijada. La economía de Estados Unidos sigue creciendo por encima del 3% y la tasa de paro está en mínimos históricos (3,6%), pero hay síntomas de una incipiente desaceleración, como una ralentización de la creación de empleo y una debilidad de la inversión empresarial, y la inflación sigue baja. Además, hay un temor creciente a que la guerra comercial entre EE.UU. y China dañe aún más el crecimiento económico . Esto recomendaría una rebaja del precio del dinero.
Pero por otro lado, para evitar dar la impresión de que ha cedido a las presiones políticas de Trump, los analistas ya preveían que la Fed acabaría optando por aplazar esa medida a próximas reuniones, quizá la de julio o la de septiembre. Trump quiere que la Reserva Federal baje los tipos de interés para tratar de acelerar la expansión de la economía del país, lo que sin duda le podría beneficiar de cara a las elecciones presidenciales de 2020, en las que opta a la reelección y cuya campaña inició este martes .
Dudas crecientes
La Fed ha encontrado en el uso de la retórica propia de un banco central el equilibrio entre defender su independencia ante la intromisión de Trump y no defraudar las expectativas de los mercados. Powell lleva todo 2019 asegurando que la Fed, que al cierre de 2018 había hecho ya cuatro subidas de tipos pero en marzo de este ejercicio frenó esa normalización de la política monetaria, puede ser «paciente» y esperar a hacer nuevas subidas de tipos.
En el comunicado de ayer de la Fed la palabra paciencia desaparece. En su lugar, la institución asegura que ante las incertidumbres que acechan la economía estadounidense «actuará como corresponda para sostener el crecimiento económico» , lo que abre la puerta a que la Reserva Federal mueva a la baja los tipos próximamente.
El organismo dirigido por Powell dibuja un escenario macroeconómico en el que la actividad económica crece «a ritmos moderados», señala, «y el mercado laboral permanece robusto». La Fed sigue considerando esa expansión sostenida de la actividad, la fortaleza del mercado laboral y una inflación cerca del objetivo del 2% como el escenario más probable, «pero las incertidumbres acerca de esta perspectiva han aumentado», indica en su comunicado. «A la luz de estas incertidumbres y las presiones inflacionarias, el comité vigilará de cerca las implicaciones de la información entrante para el panorama económico y actuará según corresponda para sostener la expansión», añade.
«La justificación para una política monetaria más acomodaticia se ha fortalecido» , reconoció ayer el propio Powell en rueda de prensa, explicando que muchos de sus colegas de la Fed «quieren ver más» antes de rebajar el precio del dinero. Eso sí, el gobernador matizó que la Reserva Federal reaccionará a tendencias duraderas, no a eventos puntuales.
Esas palabras anticipan un recorte del precio del dinero. Más aún, en esta ocasión incluso se ha roto la unanimidad de la cúpula de la Fed. De los diez miembros del comité, todos votaron a favor de mantener los tipos salvo el presidente de la Reserva Federal de San Luis, James Bullard, que propuso rebajarlos 25 puntos básicos ya este mes.
Las proyecciones publicadas por la Fed con motivo de su última reunión apuntan también en esa dirección y sitúan el tipo medio en 2020 en el 2,1%, frente al 2,4% actual y el 2,6% que preveía antes, cuando lo que se discutía en el seno del banco era el ritmo de normalización del precio del dinero.
Consenso para una rebaja
El diagrama de puntos que se publica después de cada reunión del organismo evidencia también un cambio radical en la postura de sus miembros. Si en marzo todos los banqueros de la Fed descartaban un recorte de tipos en 2019, ahora siete de ellos los sitúan ya al cierre de este ejercicio en una horquilla de entre el 1,75% y el 2%.
Una de las grandes incertidumbres que pesan sobre la evolución futura de la economía norteamericana es el devenir de la batalla comercial y tecnológica que Trump libra con el régimen de Pekín. Este mes podría ser decisivo de cara a que se esclarezca, pues está prevista una reunión entre el presidente de EE.UU. y el de China, Xi Jinping, durante la cumbre del G-20 de los días 28 y 29 en Japón. Los movimientos futuros de la Fed podrían estar definidos por lo que ambas potencias decidan en ese encuentro: volver a la tregua que se dieron a finales de 2018 y que se rompió el pasado mayo o romper las negociaciones.
La flexibilidad mostrada por la Fed en su última decisión llega solo un día después de que el Banco Central Europeo (BCE) avanzase también que en sus próximas reuniones discutirá aplicar nuevos estímulos monetarios , desde reactivar la compra de activos a bajar más los tipos. Ese anuncio llevó a Trump a criticar a través de Twitter al presidente de la institución, Mario Draghi, al que acusó de usar la política monetaria para devaluar el euro frente al dólar y así competir en mejores condiciones con EE.UU. «Es bastante injusto atacar a los bancos centrales cuando se trata de su independencia», denunció ayer el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude-Juncker.
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