El BCE refuerza su programa de emergencia
La entidad central puede optar por otras medidas impensables hace solo unos años pero perfectamente plausibles en un escenario excepcional, de prolongada excepcionalidad como el que vivimos

Solo hace falta echar un vistazo al panorama europeo para entender que el BCE no puede dejar de reforzar su programa. Los últimos datos de paro de Alemania, medio millón de parados más en los dos últimos meses, ayudarán seguramente a limar las reticencias en el Consejo , que solo puede decidir si se lanzará a nuevas medidas en la reunión de hoy o en la de julio. O en las dos. Más allá de la ampliación del programa de compras contra la pandemia (PEPP), el BCE puede optar por otras medidas impensables hace solo unos años pero perfectamente plausibles en un escenario excepcional, de prolongada excepcionalidad como el que vivimos. Desde elevar el múltiplo del sistema de tramos a aumentar el peso de las compras de deuda supranacional, decisión con la que Christine Lgarde haría un significativo guiño al programa de la Comisión Europea, pasando por un posible anuncio de la reinversión de los vencimientos del PEPP o reintegrar a los excluidos en el programa de compras. La institución financiera Ebury se inclina por un incremento del PEPP en 500.000 millones de euros (la dotación actual es de 750.000 millones). “Esto, creemos, será suficiente para absorber la emisión esperada de los países periféricos hasta, por lo menos, finales de 2020. Creemos también que la fecha de finalización del programa se ampliará desde finales de año hasta entrado 2021 (quizás hasta mediados de año)”, señala la entidad, en un comunicado el que se sigue mostrando bastante optimista con respecto al euro ante la reunión de hoy. “Los mercados de divisas quieren ver compromisos de estímulo creíbles y la recuperación económica de las diferentes áreas monetarias, por lo que esperamos que estos anuncios del BCE tengan un impacto positivo en el euro. Por el contrario, si el BCE no actúa ahora, es probable que el euro caiga con fuerza”.
El BCE está comprando un promedio de 26.500 millones de euros en deuda a la semana. A ese ritmo, “pronto agotará la dotación total del programa, que no llegaría a octubre”, según los cálculos de Andrew Kenningham, de Capital Economics, que da por hecho la ampliación de medio billón de euros y una prolongación del programa “hasta septiembre de 2021”. “Ha quedado claro que la recuperación llevará tiempo, que no es de hoy para mañana, por lo que la ampliación en el tiempo es tan importante como la ampliación de la dotación”, explica por su parte Frederik Ducrozet, estratega de Pictet Wealth Management.
La pregunta es si estas ampliaciones, sumadas a los programas de la Comisión Europea, servirán para evitar, en el sentido de maquillar, los rescates a países cuya situación fiscal, a fecha de hoy, es ya más que comprometida. Octubre, mes límite del programa a la espera de la ampliación, podría fijar esas citas de rescate, a menos que Lagarde tire de imaginación y le ponga otros nombres.
Nadia Gharbi y Frederik Ducrozet, economistas de Pictet WM, apuntan en una nota para clientes que más allá de un aumento del programa de compra de bonos, los mercados recibirían muy bien cualquier otra innovación que pueda ayudar a mitigar el impacto de coronavirus en la economía. Quizá el movimiento más obvio sería anunciar el comienzo de las reinversiones del PEPP, que daría mayor seguridad a la deuda y evitaría la fragmentación financiera de la zona euro, pero también circulan expectativas sobre un posible aumento del multiplicador del sistema de tramos. El sistema de tramos penaliza el exceso de liquidez que los bancos aparcan en el BCE y por la que pagan un 0,5%. Un multiplicador más alto, del actual 6 al 8, por ejemplo, ayudaría al sector a mitigar los efectos de los tipos negativos, sostiene Olivier Rakau, economista de Oxford Economics.
"Una mayor proporción de las compras de deuda supranacional en los programas PSPP y PEPP mataría a dos pájaros de un tiro. El BCE absorbería una mayor parte de la emisión futura de deuda vinculada al Fondo de Recuperación de la UE (la Unión Europea es un emisor elegible) mientras que relaja la restricción de los límites por emisor sobre los países ya que el peso relativo disminuiría automáticamente", apuntan por su parte los expertos de Pictet, sin olvidar que el Consejo analizará también hoy la cuestión, tanto técnica como política, de la llamada “llave de repartición” de sus compras, según la parte de cada Estado del euro en el capital del BCE. “Como la crisis golpeará especialmente a países como Italia, España o Francia, necesitarán un apoyo específico que podría llegar por esa vía”, señala Fritzi Köhler-Geib, economista jefa de KfW. Pero el Tribunal Constitucional ha hecho de esta llave de partición una condición del programa, tratando de blindar por ese lado la financiación de los Estados de dudosa solvencia. Si ataca por ese flanco, Lagarde estaría plantando una batalla jurídica antes incluso de que el Bundesbank haya tenido oportunidad de justificar la política del BCE ante el más alto tribunal de su p