La receta germana para introducir la innovación en el ADN de las empresas

Las compañías españolas aún invierten la mitad que las europeas en I+D+i

María José Pérez-Barco

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España está dejando pasar de largo el tren de la inversión en I+D+i. No en vano, la Comisión Europea ha dado un tirón de orejas recientemente a nuestro país por su bajo nivel de innovación. En el ranking, ocupamos la posición 17 de 28, a la altura de Letonia, Hungría, Grecia, Eslovaquia, Chipre, Malta, Lituania, Estonia... economías con mucho menos peso que nosotros. De seguir así, difícilmente llegaremos al objetivo marcado para todos: la UE quiere que de aquí a 2020 los Estados destinen un 3% de su PIB a la I+D (1% de financiación pública y 2% de inversión de privada).

En nuestro caso, España solo llegó al 1,19% en 2016, la cifra más baja en una década, según el último informe de la Fundación Cotec. Y eso que el sector privado aumentó su actividad un 3%, mientras que el público lo redujo un 2%. El documento señala que las empresas españolas con más de 250 trabajadores destinan en I+D+i la mitad de recursos que las europeas y hasta cuatro veces menos que las alemanas, la locomotora europea.

Europa quiere que los Estados miembros destinen el 3% del PIB a la I+D+i de aquí a 2010

A estas alturas de la revolución tecnológica y digital que vivimos, dar la espalda al I+D+i es arruinar el futuro. Son muchos los que piensan así. Y en España hay grandes obstáculos que frenan esa innovación. Falta financiación, mayor colaboración entre el sector público y privado y fondos de riesgo que apuesten por las startup y pymes. Hay que mejorar la fiscalización, acabar con la brecha de género que existe en las carreras STEM ( Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), hacer despegar la transferencia de conocimiento tecnológico y científico de la universidad a la empresa, crear ecosistemas favorables que impulsen a los emprendedores... Estas y otras medidas e iniciativas se pusieron sobre la mesa en el II Encuentro Empresarial Hispano-Alemán que se celebró esta semana en Madrid, organizado por la Cámara de Comercio Alemana y la Embajada de Alemania en España.

El evento reunió a más de 250 representantes del panorama investigador y empresarial de España y Alemania. Había firmas como ThyssenKrupp, Bosch, Siemens, Merck o T-Systems; miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del Centro para el Desarrollo Tecnológicos Industrial (CDTI), y consejeros delegados, fundadores de startup, investigadores, científicos...

En el debate «Innovación abierta» diversas compañías de diferentes tamaños y sectores muy dispares expusieron sus experiencias a la hora de innovar. Por ejemplo, Indra, una compañía española que se encuentra entre las diez tecnológicas europeas que más invierte en I+D+i, tienen claro que hoy día «ninguna empresa puede generar la innovación al ritmo que el mercado necesita» , como reconoció su director de Estrategia, Innovación y Gabinete, Manuel Ausaverri. Por eso, debido a «la velocidad de los cambios tecnológicos y tener grandes competidores hace que no podamos estar tres años desarrollando un proyecto. Hay que llegar al mundo tecnológico más rápido, ser más ágiles, flexibles y estar muy abiertos, cuestionando constantemente los modelos internos», insistió. Para ello, «tenemos que desarrollar estructuras más líquidas y fluidas en las gran empresa que rompan la forma tradicional en la que se relacionan empresario y empleado.Hay que tender a una pluralidad líquida de roles», explicó.

«Las grandes corporaciones tienen que ser más ágiles, flexibles y estar muy abiertas»

No obstante, también se pueden compartir sinergías entre grandes y pequeños para innovar y todos juntos hacer frente al acelarado ritmo de los cambios mercado, como defendió María López, CEO de Bitbrain, una spin off nacida de la Universidad de Zaragoza, presente en 35 países y que ha desarrollado productos tan disruptores como una silla de ruedas y un brazo robótico controlado por la mente. «No hay tiempo para aprender todo lo que se nos viene encima. Por eso colaborar las grandes corporaciones y las startup es el futuro». Y en esto los más pequeños presentan muchas ventajas para los grandes. «Somos más ágiles —afirmó López—, poseemos mucha pasión con lo cual la gran empresa tendrá empleados motivados para el proyecto y no llevamos tanta burocracia», explicó. En el caso de Bitbrain no falta talento científico, algo que suele ocurrir en las compañías. De hecho, López explicó que su mayor reto ha sido «pasar de ser investigadora-científica de excelencia a empresaria y aportar valor al cliente». La CEO recordó que también es un freno a la innovación el gran miedo que existe en las grandes empresas a equivocarse y el temor a las consecuencias.

«Hay que fomentar la crítica en la universidad»

La I+D+i también está en el ADN de una empresa tan antigua como la farmacéutica alemana Merck, fundada en 1668. Su lema «Siempre curiosos». Y así seguirá siendo en el futuro, por lo que comentó Ana Polanco, directora de Corporate Affairs de Merck España. «Tendremos que seguir investigando para atender nuevas necesidades que surgirán con el envejecimiento de la población». Esta empresa desarrolla desde terapias biofarmacéuticas para tratar el cáncer o la esclerosis múltiple hasta cristales líquidos para smartphones o televisores LCD. Polanco propuso mejorar los plazos de la innovación, una innovación equitativa para todo el país y sostenible. Y solicitó mayor inversión pública, mejorar la fiscalización y acabar con la brecha de género en las carreras STEM.

Un debate de propuestas, ideas y ejemplos que quizá si son escuchados y puestos en práctica puede acabar con la gran carencia que España tiene de inversión en I+D+i, y en definitiva de futuro.

Crearn un fondo de riesgo para las startup

En 1990 el 90% de la innovación en el mercado americano venía de las diez corporaciones más grandes. Hoy día, solo es el 10%. Y eso es debido a la proliferación de fondos de riesgo, que «dan capital en un ambiente más libre y haciendo a los emprendedores tomen valor de lo que crean». Así explicaba Susana Quintana, Partner de Next 47 (Siemens) una de las razones fundamentales por las que España está tan atrás en innovación. «Nadie invierte en startup —señaló—. No hay presencia de fondos de riesgos y así no se puede crecer. Por eso, el Gobierno que ayudar con ese pequeño dinero al principio, para dejar el trabajo y montar la empresa». Con una dilatada experiencia en la universidad americana, también sugirió la necesidad de fomentar un espíritu crítico. «Hay que enseñar a pensar y actuar de acuerdo a tu carrera, con mayor crítica y no tanta memorización», insistió.

La necesidad de movilidad fue la apuesta de Antonio Calvo, responsable de Innovación de T-System. «Ver nuevos clientes —dijo—, nuevos retos... Mover a la gente en red para enriquecerla y crecer contribuye muchoa desarrollar los procesos de innovación».

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