Putin y Merkel se unen contra Trump en la obra que divide a Europa
La amenaza de sanciones del presidente de EE.UU. retrasará el nuevo gasoducto entre Rusia y Alemania
Con un coste de 11.000 millones de dólares, el gasoducto Nordstream 2 debería haber unido a partir de este año las costas de Rusia y Alemania para transportar unos 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año . Un megaproyecto estratégico rodeado de polémicas y amenazas. La última, que retrasará la construcción al menos hasta comienzos de 2021, la de las sanciones de Donald Trump contra las empresas que colaboren en las obras.
La respuesta de la canciller Angela Merkel y el presidente Vladimir Putin se escenificó esta semana en el Kremlin: hasta aquí llegó la jefa del Ejecutivo alemán para reunirse con su homólogo en su primera visita a Rusia luego de casi cinco años. La anexión rusa de Crimea en 2014 enfrío las relaciones rusoalemanas que han ido acumulando asuntos por resolver, entre ellos la culminación del gaseoducto bajo el Mar Báltico. Además de Washington, la construcción del gaseoducto germanoruso tiene también detractores a este lado del Atlántico : las Repúblicas Bálticas Estonia, Letonia y Lituania; algunos países centroeuropeos (sobre todo Polonia y Ucrania), pero también aquellos a los que no les beneficia directamente como Dinamarca. Hace a Europa energéticamente más dependiente de Rusia, opinan. A favor del gaseoducto se mantienen los países involucrados comercialmente: Rusia, Alemania, Austria, Francia y Países Bajos; en ese orden.
Con Nord Stream 2 –filial de la gasística rusa Gazprom–, Berlín busca arrebatar a Kiev la llave del suministro de gas para Europa contra la opinión de Polonia y las Repúblicas Bálticas frente a cuyas costas pasaría el gaseoducto. El Nord Stream 2 replica la ruta del Nord Stream 1, proyecto este último que encabezó el excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder, miembro hace más de una década del directorio de Nord Stream AG. Ambos gasoductos pasan por las aguas territoriales de sólo un país distinto de Alemania y Rusia: Dinamarca . El resto de la ruta es a través de un báltico «sin dueño» aunque pertenece a la zona económica exclusiva de Finlandia y Suecia.
En su visita al Kremlin, Merkel criticó las sanciones anunciadas por Trump y Putin reafirmó que la tubería que llevará gas natural a Europa por el mar Báltico se terminará y funcionará: «No creemos que sea correcto aplicar sanciones en todos los conflictos políticos de EE.UU. Por tanto, apoyamos como hicimos antes este proyecto», señaló Merkel. En la misma rueda de prensa Putin reconoció que el proyecto sufrirá retrasos, «pero espero que a finales de este año, o en el primer trimestre del próximo, el gasoducto funcione».
«Herramienta de coerción»
Washington cree que el proyecto es un riesgo para la seguridad de Europa y por ello lleva meses en contra de su concreción. Así lo dispuso Trump a través de una ley que firmó en diciembre y que apunta al polémico proyecto: el gasoducto fue calificado por la administración Trump como una «herramienta de coerción» que puede incrementar el control de Rusia sobre el suministro de energía hacia Europa –opinión que comparten Tallin, Riga, Vilna, Varsovia y Kiev–. Pero sobre todo temen que pueda reducir la participación de Estados Unidos en el lucrativo mercado europeo del gas natural licuado.
Los actuales retrasos en su construcción se deben también a Copenhague que sigue dilatando la aprobación de permisos para el paso del gasoducto por sus aguas. El consorcio petrolero y gasista austríaco OMV y otras cuatro compañías europeas –la francesa Engie, la anglo-neerlandesa Shell y las alemanas Uniper (exEON) y Wintershall (BASF)– financian el 50% del proyecto del Nord Stream 2 evaluado en 9.500 millones de euros. La otra mitad: la estatal Gazprom.
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