Un profesor de esquí, un chófer y un guardés a su servicio
Conde cobraba de Intereconomía y Planeta a través de una sociedad pantalla
El guardés de la finca Can Poleta en Pollensa (Baleares) Carlos Castaño figura como autorizado en una cuenta de La Caixa en esa población de la que es titular Alejandra Conde. Entre 2004 y 2014 en dicha cuenta se produjeron ingresos en efectivo por valor de 550.249 euros , con cantidades que oscilaron entre los 200 y los 10.000 euros. Pero, ¿quiénes ingresaban?: desde la propia Alejandra, su madre, el citado guardés o Félix Leonardo, un chófer de Mario Conde que además está empadronado en la casa del exbanquero de la madrileña calle Triana. Con ese dinero se pagaba al guardés y a su esposa, al servicio doméstico o los abonos del club náutico. Lo curioso es que ese conjunto de fincas de lujo fueron adquiridas en 2002 por Beteiligung S.A , una sociedad luxemburguesa que ha enviado transferencias al entramado de Conde por valor de casi 400.000 euros entre los años 2010 y 2014.
La compra de la finca fue una «ficción» para que la familia Conde pudiera seguir disfrutando de su retiro balear sin que se le decomisara judicialmente al patriarca para pagar el agujero de Banesto. Esta sociedad está representada en la ejecutoria de la Audiencia Nacional para llevar a cabo el embargo por el asesor de la familia Francisco Javier de la Vega , al que el juez Pedraz ha enviado a prisión.
Fue este quien «contrató» como testaferro a otro de los personajes excéntricos de la trama: el profesor de esquí Ronald Stanek, testaferro en la empresa Oleificio, quien ha declarado que aunque es el administrador único él solo iba a firmar cuando le llamaban de la empresa. Oleifico recibía dinero de su matriz inglesa (casi tres millones) y de las Islas Vírgenes Británicas: solo 65.000 euros porque a los Conde Arroyo les vencía una cuota de un préstamo.
El auto de Pedraz no solo desenmascara el entramado empresarial y la ingeniería financiera al completo, sino que exhibe una galería de personajes y operaciones cuanto menos llamativas. La sociedad Barnacla es el eje. La controla desde 2001 y con la «colaboración de sus familiares y colaboradores más cercanos » la ha usado para ocultar sus ganancias personales, tributando a través de ella sus trabajos y utilizándola también para traer de vuelta a España el dinero ilícito. El chófer y otro empleado Félix Castell hicieron ingresos en cuentas de esta sociedad, que usó hasta la saciedad para garantizarse el ahorro fiscal.
En lugar de tributar su propio IRPF lo hacía a través de Barnacla. Cedió los derechos de su libro «Los Días de Gloria» a dicha sociedad y esta a su vez a la Editorial Planeta, que le había abonado un adelanto de 300.000 euros. La misma empresa le hizo cuatro transferencias a la cuenta de dicha sociedad en dos años por valor de casi 700.000 euros. Consta también el pago de la serie de televisión que protagonizó (59.000 euros) y una serie de ingresos de Intereconomía donde era tertuliano . De esta empresa recibió transferencias periódicas por valor de 107.000 euros en dos años que sugieren, según los investigadores, el pago de una nómina mensual. Los gastos personales también se abonaban desde esa cuenta tan bien nutrida: el alquiler de un pazo enOrens, 2.400 euros mes, o los pagos a carpinteros y empleados . Si la cuenta se quedaba sin saldo pagaba desde Suiza la sociedad Galloix. Todo por el jefe.
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