Portugal se lanza de lleno a explotar el filón del litio

El país luso aparca la dudas ambientales para crear la mayor planta europea de procesamiento y acelerar las subastas de explotación de sus reservas

Francisco Chacón

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Portugal se ha puesto las pilas con la extracción y la transformación del litio, cla ve para la producción de baterías, uno de los grandes quebraderos de cabeza de la economía contemporánea. Un elemento químico alcalino que es un metal blando, con aspecto blanquecino y cada vez más utilizado en los países desarrollados, en vista de que proporciona un recurso que se complementa a la perfección con los pujantes automóviles eléctricos.

Como en el caso de las energías renovables, vuelve a ser Galp la empresa lusitana que se pone a la vanguardia, pues ha unido fuerzas con la multinacional sueca Northvolt para poner en pie la mayor planta de procesamiento de hidróxido de litio de Europa, basada en el hidrógeno verde.

A tal efecto, los dos gigantes han puesto en marcha una compañía conjunta, bautizada con el nombre de Aurora y que tiene intención de arrancar con el suministro de baterías para unos 700.000 vehículos eléctricos de aquí a cuatro años.

Por tanto, será 2026 el momento en que estas operaciones comerciales estén listas para engancharse al tren de las nuevas fuentes de alimentación, que contribuirán a unos transportes mucho más sostenibles. Una iniciativa que va a requerir una inversión global de 700 millones de euros.

Hasta 35.000 toneladas de hidróxido de litio constituirá la oferta media de producción anual de Aurora. Solo falta por determinar el origen de este peculiar metal alcalino que van a procesar en la planta, pero la idea es que den sus frutos las prospecciones en suelo luso y se genere un efecto ‘made in Portugal’, gran aspiración del país vecino. Lo que está claro es que se encuentra en depósitos de ambligonita, espomudena, pegmatita, lepidolita y petalita.

En cualquier caso, no puede olvidarse que su extracción no es inocua en absoluto y provoca un impacto en el medio ambiente.

Grandes filones

El yacimiento más grande de Europa se ubica, precisamente, al otro lado de la frontera, mientras que el segundo llama la atención en la provincia de Cáceres. El primero de ellos está en la región de Trás-os-Montes, cerca de Galicia. Por cierto, desde las autoridades locales de la no lejana ciudad de Bragança tienen intención de aprovechar la corta distancia con Sanabria (55 kilómetros) y con Zamora (100) para soslayar el abandono de Lisboa y engancharse al AVE español.

Allí surge la mina de Barrosa, a su lado se instalará la enorme planta que Aurora gestionará, dentro de un proyecto que prevé la creación de unos 1.500 puestos de trabajo directos e indirectos.

Portugal puede presumir de las mayores reservas europeas de litio, un lugar que desciende hasta el séptimo si tomamos en cuenta la clasificación a nivel mundial. La lista está encabezada por Australia, que se frota las manos con vistas al acelerado desarrollo de los vehículos eléctricos a lo largo de sus inmensos dominios.

«Ni un gramo de este litio va a ser procesado fuera de Portugal por la sencilla razón de que nunca vamos a vender en bruto», ha declarado en plan proteccionista el ministro portugués de Medio Ambiente y Acción Climática, Joao Matos Fernandes, inmediatamente después de anunciarse la convocatoria de una subasta para la explotación de litio.

El temor es que algún gigante internacional, como el australiano Infinity, procure aterrizar en la Península Ibérica con el propósito de sacar tajada económica. Debido a esta cuestión, el Gobierno socialista de Lisboa exigirá a los adjudicatarios que acrediten un programa de inversiones y otro de beneficios sociales. Todo con la meta de incentivar la producción de litio, fundamental en una estrategia conjunta de descarbonización y digitalización.

Pros y contras

El experto lusitano en cuestiones de litio Paulo Gonçalves responde con claridad ante el desafío de esta variante minera: «Creo que no podemos precipitarnos y aún hay que aportar estudios de viabilidad porque, de otro modo, corremos el peligro de no haber valorado el efecto de la extracción de litio sobre el medio ambiente».

Su cautela, sin embargo, no choca con el hecho de que Portugal se haya abierto hueco en este asunto: «Solo digo que sopesemos más los pros y los contras, aunque todo apunta a que las ventajas superan a los inconvenientes en este sentido. Además, hace muy bien Portugal en anticiparse con su estrategia a la que pueda emplear España, lo mismo que ha dado sus frutos en el ámbito tecnológico. Quizás el tamaño de mi país sea importante a la hora de adelantarse a los demás, porque además España tiene que lidiar con el rompecabezas autonómico».

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