La petición de hipotecas sufre la caída más fuerte desde la recesión
La banca endurece los criterios de concesión de préstamos a familias y empresas por temor a la desaceleración
El grifo del crédito ha comenzado a cerrarse ante la incertidumbre sobre el devenir de la economía. Familias y empresas están solicitando menos dinero a los bancos porque consumen e invierten menos y las entidades están siendo más rigurosas al prestarlo. Esa cautela es notable el crédito para la compra de vivienda, según la última encuesta sobre préstamos bancarios del Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de España, correspondiente al último trimestre de 2019. En esos tres meses, la solicitud de hipotecas por los hogares sufrió su mayor caída desde marzo de 2013, antes del final de la recesión.
Las principales causas de ese descenso en la demanda de financiación hipotecaria son la menor confianza de los consumidores en la situación económica, la subida del precio de la vivienda y las perspectivas del mercado inmobiliario. El supervisor añade que también se ha visto afectada, « en menor medida », dice, por cambios regulatorios y fiscales, como la nueva ley hipotecaria; una mayor tendencia a pagar la vivienda con ahorro, y el acceso a otras fuentes de financiación.
Se piden menos hipotecas y, además, estas son más difíciles de conseguir y más caras. Los bancos, por el temor a que la desaceleración conlleve más impagos, están siendo más cautos y han endurecido ligeramente los criterios de aprobación de los préstamos. En esa línea, las condiciones de las hipotecas , pese al entorno de tipos de interés cero y negativos y la fuerte competencia, empeoraron moderadamente e incluso se ha dado un ligero aumento de los intereses de estos préstamos.
«Los bancos españoles mantienen una financiación responsable y transparente, en un entorno difícil dominado por tipos de interés oficiales nulos o negativos, elevada competencia y normas muy exigentes. El comportamiento de la demanda que refleja la encuesta es más inquietante, donde la incertidumbre domina el escenario y lleva a un aplazamiento de las decisiones de consumo e inversión por las familias y las empresas», dice el portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB), José Luis Martínez Campuzano , quien añade que el flujo del crédito ya no depende por tanto de la laxitud de la política monetaria, sino de las perspectivas económicas del sector privado.
Las entidades, según la encuesta, está siendo más estrictas en los criterios de concesión de todo tipo de créditos, lo que evidencia su prudencia ante la desaceleración y un mayor riesgo de morosidad. Del mismo modo, tanto personas físicas como empresas están pidiendo menos crédito bancario.
Consumo y empresas
Los hogares, que en los últimos años habían disparado la formalización de créditos para adquirir bienes duraderos -coche, electrodomésticos-, han empezado a pedir menos financiación para consumo al reducir la compra de este tipo de productos y porque están tirando de ahorros para evitar endeudarse y acudiendo a otras vías de financiación. Las entidades, por su parte, han endurecido los criterios para su concesión porque estaban entrando en morosidad de forma acelerada.
Este ligero cierre del grifo del crédito se está dando también en el mundo empresarial. Las pymes y las grandes empresas han reducido la petición de financiación bancaria, sobre todo porque han reducido sus inversiones en capital fijo, pero también porque están usando recursos propios, crédito de otras entidades y deuda para financiarse. Y los bancos han endurecido el acceso a estos créditos por el consumo de capital que les supone y por las peores perspectivas económicas.