El peso económico de la industria, en niveles de hace cien años

Este sector solo concentra el 12,8% de la ocupación en España, como en 1900, y supone menos del 18% del VAB nacional

Una planta en Lugo que es la única fábrica de aluminio primario que Alcoa mantiene abierta en España EFE
Roberto Pérez

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La terciarización de la economía española suma y sigue. El sector servicios hace tiempo que ocupa un lugar de dominio absoluto en la estructura productiva y laboral de nuestro país, y esa posición cada vez es más rotunda en detrimento del sector industrial , que continúa perdiendo peso en el agregado económico nacional. Este fenómeno es común a las economías desarrolladas, pero no en todas se manifiesta con la misma dimensión ni con los mismos matices.

En España, la industria ya no concentra ni el 13% de la ocupación total, algo que no ocurría desde principios del siglo pasado -para dar con un dato similar hay que remontarse a 1900, cuando la industria representaba el 12,7% del empleo en nuestro país-. En términos de Valor Añadido Bruto (VAB) , el sector industrial supone actualmente el 17,7%, dato con el que se cerró el último ejercicio. En este caso hay que acudir a 1941 para encontrar una cifra similar: aquel año, la industria representó el 19,3% del VAB en España, según refleja la serie histórica calculada y recopilada por el doctor en Economía y catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid, Leandro Prados de la Escosura.

Durante 30 años, desde 1957 hasta 1986, el sector industrial supuso en la economía española en torno al 30% del VAB . Desde finales de los 80, ese porcentaje empezó a adelgazar de forma inexorable, en 1990 había caído ya por debajo del 25%; en 2005 ya no alcanzaba el 20% del VAB español; y en 2007, a las puertas de la crisis, andaba por el 18,2%.

Entre 2007 y 2013, la recesión se llevó por delante casi 650.000 puestos de trabajo en la industria española

La recesión acentuó ese retroceso y, tras cinco años de crecimiento económico, la industria no ha logrado recuperar el terreno perdido durante la crisis, ni en términos de VAB ni de empleo. Ha remontado algo, sí, pero está lejos de volver a las cifras de 2007. De hecho, tras haber ganado peso en el agregado económico nacional durante 2017, en 2018 volvió a caer.

La evolución del empleo en el último ejercicio es reveladora al respecto: de todos los puestos de trabajo que creó España durante 2018, apenas el 5% los generó el sector industrial. Más de un 20% nacieron en la construcción y más de un 70% en el sector servicios. En cifras absolutas, el año pasado algo se crearon más de 450.000 empleos netos, pero, de todos ellos, solo 22.900 se crearon en la industria . Así que, un año más y pese a la recuperación económica, el sector industrial siguió rezagado: su cifra de ocupados aumentó en 2018 un 1% interanual, mientras que en la construcción creció un 9,3% y en servicios lo hizo en un 2,4%.

Las heridas de la recesión

El resultado de conjunto es que el tejido industrial español sigue lejos de recuperarse del golpe que le propinó la crisis. De hecho, a la vista de los datos, cunde la duda de cuándo será capaz de cerrar esa herida y de si este sector volverá a tener algún día la dimensión que tenía en la economía española antes de la recesión. Los datos que deja el pasado inmediato son muy significativos: la industria española destruyó 647.000 empleos durante el negro sexenio de la crisis, del 31 de diciembre de 2007 a la misma fecha de 2013. Y, desde entonces, al calor de la recuperación, este sector ha creado apenas 228.000 puestos de trabajo. Dicho de otra forma, a estas alturas el sector industrial español solo ha compensado el 35% del empleo que se le escapó durante la recesión. Una crisis, por cierto, que tumbó en nuestro país la friolera de unas 40.000 empresas industriales.

¿Preocupante?

Tras toda esta trayectoria, hoy por hoy el sector secundario supone en nuestro país el 17,7% del VAB nacional y el 12,8% del empleo . Y no hay signos que apunten a que esos porcentajes vayan a crecer de forma ni relevante ni continuada. La cuestión es si ese peso de la industria es suficiente y acorde para sostener una economía desarrollada como la española. O, más directamente, si ese limitado peso que la industria tiene en España debe inquietar o no. «¿Nos debemos preocupar? Diría más bien que nos debemos ocupar de la industria, porque es un sector que genera empleo de calidad y estable , está formado por empresas competitivas que son relevantes para sustentar el tejido empresarial de conjunto y es un sector en transformación» que ejerce de motor económico, afirma el economista y catedrático de la Universidad Nebrija, Juan de Lucio.

«El sector industrial es clave porque incorpora mucha innovación y ayuda mucho a la proyección exterior de una economía», remarca. Por eso, cree que España debería tomarse muy en serio el objetivo de reforzar su tejido industrial, y hacerlo sin dilación, sin improvisaciones, con una planificación bien definida desde los poderes públicos y los agentes económicos.

Estrategia pendiente

«Hace falta una estrategia para el sector industrial, y yo diría que no solo a nivel nacional sino en clave europea», como apuesta global y coordinada de la UE, afirma este experto. «Cada vez es más importante tener capacidad de actuación a nivel europeo, y este es uno de los campos en los que debería hacerse efectiva, en vez de cederlo a Asia o a Estados Unidos ».

Eso sí, también considera que hay que ser consciente de que entra dentro de lo normal que, en una economía desarrollada como la española, se haya ido reduciendo el peso que tiene el sector industrial, porque crece con fuerza el de los servicios . Y destaca la importancia creciente que en el sector terciario tiene el segmento productivo ligado a los sistemas aplicados a las tecnologías de la información y de la comunicación.

De todo el empleo que creó España durante el último año, apenas el 5% lo generó el sector industrial

En cualquier caso, reconoce que es conveniente consolidar y fortalecer el tejido industrial y, además, hacerlo dotándolo de sello nacional, en vez de confiar subsectores clave -caso de la automoción- a multinacionales extranjeras que son las que controlan las fábricas que hay en España. Afirma que nuestra economía tiene un punto a su favor en este sentido: su competitividad demostrada.

«Desde la crisis, desde los años 2008-2009 , España ha sido capaz de mantener un superávit comercial históricamente desconocido, y eso es una evidencia de que España ha sabido vender sus productos y servicios porque nuestras empresas han sido competitivas», indica Juan de Lucio. «Pero igual que tenemos unos sectores de servicios muy potentes y con proyección multinacional, también deberíamos tener empresas industriales fuertes a nivel mundial, y eso requiere de una estrategia y de un trabajo definido para conseguirlo, con un apoyo a la innovación, a la inversión y a la transformación en nuestro sector industrial», afirma este economista y catedrático de la Universidad Nebrija.

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