Los bancos centrales salen al rescate. ¿Será suficiente?

En lo que va de mes, el problema se ha transformado de una crisis sanitaria localizada en China a un contagio global

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Paulo Gonçalves

El desarrollo de los acontecimientos continúa agravándose y la expansión del número de contagios por Covid-19 a nivel global están acrecentando el grado de negativismo respecto a una resolución rápida de la crisis sanitaria. Aunque todavía es pronto para conocer la velocidad de contención en el resto del mundo, la esperanza reside precisamente en los datos provenientes desde China y Corea del Sur, donde las medidas de aislamiento fueron tomadas de manera rápida y drástica y las últimas cifras ya muestran una estabilización en el número de contagios.

En términos económicos, en lo que va de marzo el problema se ha transformado de una crisis sanitaria localizada en China (que supone un 16% del PIB global y del que dependen gran parte de las cadenas de suministro globales) a un contagio global.

Sin duda, las últimas medidas de contención implementadas por Europa y EE.UU. tendrán un fuerte impacto en el crecimiento y desde el shock inicial de oferta al que nos enfrentábamos hace pocos días hemos pasado ahora a un problema de demanda que durará semanas, incluso meses. De todas formas, conviene no olvidar que cuanto más contundentes sean las medidas adoptadas y, por tanto, mayor impacto económico tengan en el corto plazo, también la capacidad de aislar el coronavirus será más efectiva y seguramente la economía tardará menos en volver a funcionar con normalidad.

Decisiones sanitarias aparte, el gran riesgo al que se enfrentan ahora los mercados financieros es que el pánico conlleve a que los diferenciales exigidos a la deuda privada continúen aumentando y con ello se termine cerrando el grifo de financiación privada. En este contexto, los gobiernos pero sobre todo los bancos centrales han comenzado ya a adoptar estímulos económicos: la Reserva Federal estadounidense ha anticipado un recorte de 50 p.b. de los tipos de interés y se esperan nuevos anuncios tan pronto como esta próxima semana y, en Europa, el BCE ha incrementado el importe de compras de activos. Además, en ambos casos también han ampliado sus inyecciones de liquidez en el sistema. Una vez más los bancos centrales han salido al rescate del ciclo económico, pero en esta ocasión las medidas anunciadas fueron acogidas con escepticismo por los mercados que parecían hacerse la pregunta: ¿serán suficientes esta vez?

Aunque la visibilidad sobre la duración de los acontecimientos es difícil de pronosticar y consideramos que hasta que el virus no esté controlado vamos a continuar asistiendo a niveles fuertes de volatilidad, recomendamos no precipitar decisiones. El pasado nos ha enseñado que, una vez controlado el virus, las Bolsas inician rebotes, descontando la futura recuperación económica. Si las actuales medidas implementadas surgen efecto, en pocas semanas la situación deberá mejorar.

Confirmar una moderación de la expansión de los contagios y un freno en la tragedia humana, unido a una respuesta contundente de las autoridades monetarias y la adopción de nuevos estímulos fiscales serían los detonantes que consideraríamos necesarios para que los mercados financieros logren estabilizarse y que su evolución vuelva a estar guiada por los fundamentales económicos y menos pendiente del miedo a lo desconocido.

Paulo Gonçalves es analista sénior de mercados de Banca March

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