Por qué los países «frugales» acusan a Italia de despilfarro
La Liga hizo una reforma de las pensiones que permite la jubilación 5 años antes de la edad legal
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Cuentan los periódicos italianos que los llamados países «frugales» –Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia- le han cantado las cuarenta a Italia, a la que acusan de despilfarro y ciertos privilegios, y por ello han endurecido al máximo las negociaciones. Concretamente, el primer ministro holandés, Mark Rutte , ha criticado a su colega italiano, Giuseppe Conte, que hubiera rebajado la edad de jubilación, lo que constituye un privilegio. Fue una medida que se aprobó durante su primer mandato, cuando formaba parte de la coalición de gobierno la Liga, cuyo líder Matteo Salvini hizo de esa reforma de rebaja de pensiones su bandera electoral. Gracias a esa reforma de la Liga, se permite en Italia desde el 2019 jubilarse a los 62 años con 38 años de cotización a la Seguridad Social.
Teniendo en cuenta que la edad legal de jubilación en Italia es de 67 años, tras la reforma introducida por la Liga, un trabajador se puede jubilar 5 años antes de la edad legal. La diferencia es notable con los países frugales: en Holanda solo es posible la jubilación 2 años antes de la edad legal, en Austria 3 años, en Dinamarca 1.3 años y en Suecia incluso es habitual el dejar el trabajo más tarde de la edad legal. Pero, si nos atenemos a la media de años trabajados que son necesarios para jubilarse, en Italia el promedio es de 31.8 años de trabajo, en Austria se necesitan 37.5 años, en Dinamarca 39.9 años, en Holanda 40.5 años, en Suecia 41.9.
Descontrol del gasto público
Esa reforma de las pensiones promovida por la Liga es, entre otras, una de las acusaciones más evidentes que hacen los países frugales. Destacan la ligereza con que Italia ha alcanzado una cifra astronómica en su deuda pública: 2.5 billones de euros, con riesgo de llegar al 160 % del Producto Interior bruto a causa del coronavirus.
De ahí que los países frugales pretendan poner una condicionalidad al dinero que se concederá a Italia y a otros países. Quieren evitar que sean gastados de mala manera en subsidios o gastos clientelares por motivos electorales, los millones de euros que llegarán desde Bruselas mediante el Fondo de recuperación. Los expertos y muchos italianos vean con buenos ojos que haya un cierto control desde Bruselas sobre el gasto. «Se trata de un dinero que se recibe de Europa en su conjunto, y por tanto es justo que decidan juntos todos los países europeos sobre cómo utilizarlo. No puede obtener dinero toda la Unión Europea y luego cada país hacer lo que le da la gana con ese dinero» , manifestó recientemente a ABC el economista Carlo Cottarelli, profesor universitario y director del Observatorio sobre las cuentas públicas italianas de la Universidad de Milán.
Europa ha mostrado también preocupación por el proceso de participación estatal en algunas empresas, temiendo que se despilfarre dinero público. Un caso emblemático es Alitalia, con un desastre de gestión que dura casi un cuarto de siglo, con miles de millones de euros pagados por los contribuyentes, y aún sigue el Estado inyectando dinero para evitar la quiebra. El último caso que ahora se plantea es el de Austostrade per l’Italia, cuyo control que hasta ahora tenía la familia Benetton pasará al Estado. Lo último que esperan los países frugales es que el dinero de Europa se emplee en nacionalizar la economía.
Exigencia de reformas
La consecuencia de la falta de reformas es que la economía italiana está a la cola del crecimiento en Europa, una diferencia que puede aumentar dramáticamente con esta crisis, según las estimaciones de Bruselas, citadas por el Corriere della Sera: “A finales del próximo año, según las previsiones actuales, la economía alemana será un 13% más grande de lo que era en vísperas de la otra gran crisis en 2008; la francesa será un 7% más grande; la española será un 3% más grande; en cambio, la italiana será un 9% más pequeña que en 2008, el año del cambio de guardia entre el último gobierno de Romano Prodi y el último de Silvio Berlusconi”.
En definitiva, a nadie puede extrañar que los países frugales pidan control sobre el dinero que llegará de Europa y que Italia haga las reformas pendientes desde hace muchos: Evasión fiscal, corrupción, burocracia, lentitud de la justicia, caída demográfica y salvar las diferencias entre el norte y sur del país.