Oportunista, premeditado y organizado: así fueron los fraudes al seguro en el año del Covid-19
La tasa de intentos de engaño se ha disparado en 2020 en buena medida por la crisis derivada de la pandemia
El fraude al seguro no supone un alto porcentaje sobre el total de siniestros, pero su evolución en esta última década sí que es una preocupación para el sector. Los intentos de estafar a las compañías han pasado de representar un 0,85% sobre el total de eventos declarados en 2010 al 2,21% en 2020. Prácticamente supone multiplicar el dato por tres en cuestión de una década, como pone de manifiesto el VIII Mapa Axa de Fraude al Seguro.
Arturo López-Linares, director de Siniestros de Axa España, ha explicado en rueda de prensa que el incremento obedece a distintas razones. Existen causas más habituales como el fortalecimiento de las compañías para detectar el fraude (a través de la formación y la tecnología), pero también se ha debido a la crisis actual. «Genera un caldo de cultivo en el que hay mayor tentación de cometer estos fraudes» , ha indicado. Asimismo, el responsable ha comentado que en 2008 las tasas de detección se duplicaron, algo que podría volver a darse en los próximos meses. Con todo, en la entidad destacan que más de un 97% de los siniestros en 2020 fueron comunicados por clientes honestos, y también que en el alza del porcentaje influye también que este pasado ejercicio se han declarado menos siniestros.
Dicho 2,21% de fraude equivale a unas indemnizaciones por 67 millones de euros en el caso de Axa , lo que supone un incremento del 2% interanual. Pero no todos los tipos de engaño tienen igual peso. Existen tres tipologías: oportunista, premeditado y organizado, aunque en la aseguradora atisban ya una nueva modalidad, la digital.
El fraude organizado es el que las entidades consideran más peligroso por su 'modus operandi'
El fraude oportunista es aquel en el que existe un siniestro real pero en el que se aprovecha para incluir daños pasados u otros inexistentes. Supusieron en 2020 más de uno de cada dos intentos de engaño, aunque su cuantía, en su mayoría, es reducida: en torno a los 600 euros. El fraude premeditado , por su parte, es aquel en el que los daños son reales o simulados, pero que han sido planificados con antelación. Suponen alrededor de un 45% de los casos y en términos económicos medios asciende a unos 3.000 euros.
Sin embargo, el fraude organizado es el que en Axa consideran más peligroso. «Se trata de bandas o tramas organizadas ocasionalmente apoyadas por profesionales que buscan la industrialización de su proceso delictivo», indica el informe. En este caso la tendencia ha sido claramente a la baja: en la aseguradora han pasado de detectar 161 casos de este tipo de en 2019 a 135 en 2020. Asimismo, la cuantía defraudada ha pasado de 220.000 euros hace dos ejercicios a 160.000 euros de media el pasado año. Son, en suma, bandas criminales que se organizan, de manera jerárquica, para estafar a los seguros cuantías elevadas. «El empleo de herramientas tecnológicas está favoreciendo la detección de este tipo de situaciones, al permitir combinar grandes volúmenes de datos y tratarlos a través de metodologías matemáticas avanzadas», explica el documento de Axa.
Unido a estos tres tipos de fraude, en la aseguradora ven ya una nueva tendencia que no para de crecer, la que tiene que ver con el engaño digital. Cada vez se utilizan más herramientas en remoto para declarar y gestionar un siniestro; a la vista está el 'boom' del videoperitaje durante el año del Covid. «Prevemos que sea un fraude bastante agresivo porque las posibilidades que tiene son muchísimas. Modificar documentos o pruebas, un DNI...», comenta López-Linares. Y añade: «El gran reto es ser capaces de usar la tecnología con las suficientes capas de protección para evitarlo. Va a ser un tipo de fraude caro y más habitual» .
Por regiones
Así las cosas, el fraude no es igual en todas las comunidades autónomas y provincias. Según el mapa de Axa, Melilla, Andalucía y Cantabria conforman el top 3 de regiones con tasas más elevadas en 2020: 9,07%, 3,41% y 3,39%, respectivamente. En la parte baja se sitúan Madrid (1,21%), País Vasco (1,45%) y Cataluña (1,79%).
«En 2020 las comunidades autónomas que más vieron incrementarse su tasa de fraude al seguro fueron Melilla (del 4,12% al 9,07%), Ceuta (del 1,72% al 2,62%), Andalucía (del 2,87% al 3,41%) y Murcia (del 2,67% al 3,18%). Por el contrario, Cantabria y Baleares fueron las únicas dos donde la tasa de fraude descendió en 2020», indica el informe.
Por provincias, más allá del elevado dato de Melilla, en segundo lugar se encuentra Almería (4,45%), en el tercero Cádiz (4,44%) y en el cuarto Málaga (3,76%). «Aquellas que más vieron crecer su tasa de fraude en 2020 fueron Cádiz y Almería. Y las que más la redujeron, Cantabria y Cuenca», destaca el mapa.
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