No hay barreras (legales) para el amor en la oficina
La legislación española impide que las relaciones afectivas en el trabajo puedan acabar en despido
Ocho horas al día, cinco días a la semana, es mucho el tiempo a lo largo del año que pasamos junto a nuestros compañeros de trabajo. Visto así, no es de extrañar que muchas parejas se formen en el entorno laboral. Según un estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 13% de la población española en activo conoció a su pareja en el lugar de trabajo. En el 67% de las veces, la atracción surgió paulatinamente, al ir compartiendo el ambiente laboral durante horas y horas.
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Una relación sentimental en el trabajo puede traer consecuencias a sus protagonistas, especialmente en países donde puede ser hasta causa de despido. Hace apenas unos días se conoció el despido del CEO de McDonald´s, Steve Easterbrook, por violar las políticas de la compañía al mantener una relación sentimental con una empleada. Dicha empresa prohíbe que los altos cargos mantengan relaciones con otros trabajadores, estén bajo su mando directo o no. «En España no existe la prohibición expresa, ningún artículo en el Estatuto de los Trabajadores indica que las relaciones amorosas en el trabajo pueden acabar en despido», afirma a Emilia Sánchez Quiles, abogada de Legálitas. En el caso de que alguna empresa haga firmar a los trabajadores alguna cláusula al respecto, «si la relación amorosa provocase el despido, éste sería nulo», aclara. Incluso el trabajador no está obligado a comunicar su relación puesto que «pertenece a la esfera íntima y personal de cada uno».
Medidas alternativas
El artículo 17 del Estatuto de los Trabajadores prohíbe cualquier discriminación basada en vínculos de parentesco, aunque reconoce que existen formas de que la empresa intervenga en estas situaciones sin vulnerar la ley. Desde Legálitas aseguran que este tipo de relaciones sentimentales pueden dar lugar a disputas, riñas u otros problemas que acaban afectando al funcionamiento de la empresa en sí por lo que es normal que «los empresarios puedan tomar medidas, en casos concretos, para que esto no ocurra y pueda, por ejemplo, cambiar de puesto de trabajo al empleado que mantiene la relación con otro compañero/a», matiza la abogada. Pero esto siempre que, sin causa justificada, no suponga ninguna movilidad funcional, y ninguna modificación sustancial en su jornada laboral, horario o condiciones económicas. En ocasiones más extremas, cuando a los empresarios no les sienta nada bien ese tipo de relaciones «pueden buscar otras fórmulas para acabar echándoles».
Comunicar o no este tipo de relaciones es otra de las cuestiones más delicadas. «Depende mucho del tamaño de la empresa y de la relación que se tiene con los superiores. Cada uno en su puesto sabe lo que es mejor», reconoce Emilia Sánchez.
Tener una relación sentimental con un compañero de trabajo es más común de lo que parece. Según un estudio realizado por InfoJobs. el 31% de la población española declara haber mantenido una relación sentimental con una persona de su entorno laboral y el 45% de estas personas aún mantienen su relación a día de hoy. De esta muestra hay datos a destacar como el hecho de que el 28% mantenga su relación en secreto. «Todavía hay cierto recelo de comunicarlo aunque cuando las relaciones son duraderas, muchas veces se acaba haciendo público», indica Neus Margalló, responsable de Estudios de Infojobs. «Mantenerlo en secreto puede ser arriesgado aunque depende del carácter de la relación y del tamaño de la empresa, no es lo mismo en una multinacional que en una empresa familiar», matiza. En la encuesta desarrollaron los posibles riesgos de este tipo de relaciones y se detectaron dos bastante claros. «Para el 50% resulta difícil desconectar del trabajo porque sigues hablando de él con tu pareja y para el 28% podría implicar una dificultad a la hora de desarrollarse dentro de la propia empresa», explica Margalló.
De las parejas formadas en este ámbito el 80% se han dado entre compañeros del mismo rango (44% del mismo departamento y 36% de departamentos diferentes), un 9% ha mantenido una relación con un superior (directo un 5,5%o indirecto 3,5%), un 5% de los encuestados confiesa haber mantenido una relación con uno de sus clientes, un 3% con un proveedor y un 3% con un subordinado. En cuanto al lugar donde comenzó la relación, «el 29% empezaron tomando algo después del trabajo, el 21% surgió fruto de un encuentro casual fuera de la empresa, mientras que el 8% nacieron en la cena de Navidad corporativa. Además, un 7% de las parejas empezaron a salir a raíz de una convención y el 4% a partir de un viaje de trabajo», comenta la responsable de Estudios de Infojobs.
Más motivación y productividad... si todo va bien
Compartir espacio de trabajo con tu pareja tiene su lado bueno y su lado malo desde el punto de vista empresarial. Entre los aspectos positivos destaca una reforzada motivación entre ambos que se traduce en una mayor productividad para la empresa. La complicidad puede ser también sinónimo de mejor rendimiento. También este tipo de relaciones facilita la movilidad geográfica si una empresa quiere trasladar a sus empleados. Entre los aspectos negativos depende mucho del tipo de relación que se mantenga. Por ejemplo, entre jefe y subordinado puede despertar sospechas de favoritismo entre el resto de empleados y acaba creando tensiones y deterioro del ambiente. Pueden surgir también problemas cuando una relación afectiva se rompe con el riesgo de que otros compañeros se posicionen al lado de uno u otro.