El BCE no ha aumentado su compra de deuda española por Cataluña
Fráncfort recortará en 30.000 millones al mes sus estímulos pero los prorroga nueve meses
«Las decisiones tomadas hoy por el Consejo de Gobierno no han sido unánimes», reconoció ayer el presidente del BCE, Mario Draghi , «hay muchos indicadores muy positivos, pero también otros que señalan que debemos persistir, de forma que la discusión ha versado sobre diferentes puntos de vista sobre la confianza y la prudencia y al final se ha decidido por una gran mayoría». Explicaba así la toma de decisión que ha llevado al BCE a anunciar una rebaja del volumen mensual de compras de activos, el denominado QE, de los 60.000 hasta los 30.000 millones de euros mensuales desde enero de 2018, al tiempo que prolonga el estímulo monetario durante nueves meses adicionales, hasta septiembre. Con este nuevo juego de artificio, de seguir inyectando menos dinero en el mercado pero durante más tiempo, Draghi vuelve a salirse con la suya. El BCE abre un desmantelamiento de las medidas tan gradual que no se esperan subidas de los tipos de interés hasta finales de 2018 o principios de 2019, de forma que seguramente no será Draghi, sino su sucesor en el cargo, el que firme esas decisiones.
Como defensa de su política, Draghi destacó los siete millones de empleos creados en los últimos cuatro años por la Eurozona. Pero también mencionó «factores de riesgo» que desaconsejan un brusco cambio de era monetaria.
Incluso se le preguntó por Cataluña como uno de esos posibles factores de riesgo y Draghi dejó entrever que el volátil desarrollo de los acontecimientos desborda incluso a los observadores más avezados. «Bueno, es que es muy difícil comentar desarrollos que cambian cada día», se disculpó, «de verdad que es muy difícil». «Por supuesto seguimos con gran atención lo que está sucediendo, la importancia de lo que sucede es significativa, aunque concluir ahora que es un riesgo para la estabilidad financiera sería prematuro. Tenemos que ver qué es lo que va a pasar» , dijo. Mucho más categórica fue su respuesta sobre si el BCE está comprando más deuda española para paliar las posibles tensiones ante el desafío independentista. «No», zanjó, sin dejar lugar a dudas.
Draghi se niega a utilizar el término «tapering», acuñado cuando la Reserva Federal estadounidense comenzó a reducir sus compras de activos. Seguramente lo evita porque el mercado lo asocia a medidas restrictivas: «No es tapering, sino una reducción de compras», incidió. Lo que está claro es que estamos ya inmersos en un repliegue de las medidas extraordinarias que concluirá con la normalización monetaria. Draghi no ha querido dar más pistas sobre el ritmo o el calendario, pero remarcó que hay un gran consenso en el Consejo favor de un «final abierto» y también destacó que el repliegue ha sido diseñado «para mantener las condiciones de financiación». Pese a reducir los estímulos, el BCE va a reinvertir el principal de los bonos adquiridos que vayan venciendo «durante un período prolongado tras el final de sus compras netas de activos y, en todo caso, mientras sea necesario».
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