Tribuna
El momento para orquestar una nueva movilidad
El CEO de Meep, Guillermo Campoamor, analiza la oportunidad que los fondos europeos brindan para forjar un sistema multimodal, sostenible y que ponga al ciudadano en el centro
En medio del ruido electoral, los fondos destinados por la UE a la recuperación española de los efectos de la pandemia parecen estar más cercanos. Por ello, el presidente del Gobierno acaba de desgranar en el Congreso el destino de las diez primeras grandes inversiones públicas del plan de recuperación , con un horizonte de ejecución de tres años y un importe global cercano a los 50.000 millones de euros, de los que 13.023 millones - la mayor partida- va destinada a la movilidad sostenible. El resto de las partidas presupuestarias previstas corresponde a diversos sectores de actividad identificados como estratégicos, por ejemplo, la modernización de las administraciones públicas o el despliegue de las energías renovables.
Sin embargo, y a pesar de tratarse de un asunto bien posicionado políticamente, la gestión institucional del conjunto de las administraciones públicas al respecto parece indicar que la movilidad sostenible se ha convertido en una declaración aspiracional que, con la excepción de algunas iniciativas municipales, no se acaba de encajar en el puzzle de las piezas del futuro, la movilidad multimodal, un concepto más amplio e integrador que se ha revelado como la evolución natural y necesaria del sistema de transporte actual.
En la movilidad multimodal caben desde las iniciativas que persiguen terminar con la contaminación en las ciudades, no solamente gracias a los vehículos eléctricos, hasta la combinación más eficiente de los modos de transportes actuales. Pero siempre poniendo en el centro del sistema de movilidad al ciudadano , sin cuya implicación las nuevas fórmulas de movilidad están abocadas al fracaso.
Quizás haga falta en España darle al botón de reinicio para conseguir la comprensión de un concepto tan global y poder definir la estrategia más adecuada para que la movilidad multimodal sea una realidad en nuestras ciudades, integrando todos los medios de transporte. Para esto hace falta inversiones orientadas a los desarrollos tecnológicos y, sobre todo, la decisión política de que las empresas públicas de transporte lideren este movimiento. Sin duda, los planes de inversión pueden ayudar a este objetivo.
A pesar de las incertidumbres que plantea la recuperación post-pandemia , hay un aspecto en la vida urbana que urge repensar, la movilidad. Porque tras la paralización absoluta, en el lento retorno a la normalidad estamos comprobando cómo el cambio de los hábitos de vida sigue reflejando un claro descenso de la actividad en los desplazamientos. La movilidad ha cambiado.
Este descenso nos dice que la movilidad es fundamental para el desarrollo urbano y un catalizador de la economía. Aun es difícil saber cómo va a ser la vuelta real a la “normalidad” cualquier escenario posible de la deseada reactivación es susceptible de reavivar los temores de los contagios y la mortalidad. Ante esta incertidumbre, la postura de los gobiernos locales en materia de movilidad es clave para persuadir a los ciudadanos de que adopten unas rutinas más sostenibles.
Por eso es necesario encontrar un equilibrio que garantice la salud pública y mejore la calidad de vida de los ciudadanos a la vez que se establecen las bases para la implantación de una verdadera ciudad inteligente. Aunque los grandes titulares parecen estar bien definidos, los despliegues efectivos en España aún son inciertos, y esto nos hace cuestionar su planificación. Por tanto, ¿qué pieza es clave para una correcta planificación y para alcanzar eso que llaman movilidad inteligente?
Resolveremos este interrogante observando a las grandes capitales de Europa. Paris o Milán saben que la movilidad solo será inteligente si es sostenible. El Plan para Paris de “la ciudad de un cuarto de hora” pretende reducir la contaminación mediante el fomento de la movilidad activa. Mientras tanto en Milán, Giuseppe Sala quiere repensar los ritmos de la ciudad lombarda mediante inversiones en transporte público y plantando 3 millones de árboles que mejoren la calidad del aire, reduzcan la temperatura y mejoren los espacios públicos.
Hemos podido comprobar que con menos vehículos en las calles descienden exponencialmente las emisiones de gases y respiramos un aire mejor. La parálisis en la actividad provocada por el Covid-19 ha evidenciado oportunidades para que los gobiernos locales actúen, pero la planificación correcta pasa por recopilar datos e implicar a todos los ciudadanos en un proyecto común.
Es importante evitar las soluciones genéricas y ello exige conocer la tecnología disponible destinada a una nueva movilidad. No debemos descuidar el componente humano y así garantizar soluciones de movilidad destinadas a ciudades modernas y sostenibles. Estamos en el momento perfecto para ejecutar el plan de la mejor forma y conseguir nuevos hábitos que devendrán en grandes cambios.