La moda inteligente gana espacio en los armarios de los españoles
Desde la ropa interactiva a la que no se arruga, elimina olores o repele los mosquitos, la innovación crea nuevos patrones en la industria y en el mercado
La tecnología trata de dar respuesta a las muchas necesidades que van surgiendo en el sector de la moda. Las empresas textiles, obligadas a innovar para ser competitivas, van incorporando distintas propiedades a los tejidos logrando prendas cada vez más sofisticadas y funcionales. Los tejidos inteligentes empezaron a ser desarrollados en la industria aeroespacial y militar, que requerían soluciones para hacer frente a problemas como las condiciones ambientales extremas. Pero poco a poco se han ido introduciendo en nuestro armario. De ahí que ya veamos en el mercado, por ejemplo, ropa que no se arruga, que repele a los mosquitos, que elimina los olores o que nos permite controlar el calor temporal.
Desde el centro tecnológico de Cataluña, Eurecat, llevan años innovando con las empresas para crear soluciones textiles de nueva generación. Trabajan con muy diversos sectores, aunque reconocen que el de la moda es uno de los que presenta más dificultades de acceso. «Hay muchas ideas en el sector textil, pero es cierto que, al necesitar una inversión alta, muchas empresas se echan para atrás», señala Virginia García, directora de la Unidad Tecnológica de Tejidos Funcionales de Eurecat.
Cuando hablamos de tejidos interactivos, pueden ser electrónicos y no electrónicos. «Materiales que con la luz cambian de color, por ejemplo, no necesitan la parte electrónica. Hay textiles funcionales que se activan a través de un acabado», resalta la responsable. Mientras que los electrónicos incorporan tecnología a un tejido «y ese es un verdadero reto, es difícil», añade. No obstante, cree que la moda inteligente tiene mucho camino por delante y una oportunidad, «por el desafío de la sostenibilidad. Hay que hacer la transformación del sector a uno más sostenible», puntualiza García.
Sin manchas ni olor
Federico Sainz de Robles, CEO de Sepiia, lleva muchos años investigando en nuevas tecnologías textiles «cuya aplicación tiene mucho potencial en el mundo de la moda», un campo que le fascina. Tras formarse en Ingeniería de Diseño de Producto y especializarse en las referidas tecnologías textiles, se dio cuenta que las aplicaciones realizadas eran muy técnicas. En Aitex (Alicante), impulsó una línea de trabajo para trasladar la tecnología a la moda y en 2016 se lanzó a este nicho de mercado para crear su propia marca, Sepiia. «El objetivo era hacer el día a día del cliente más fácil y conseguir el menor impacto medioambiental», indica el emprendedor. Optaron por lanzar como primera prenda una camisa blanca con tecnología para no arrugarse, que los líquidos resbalasen y eliminase el olor de las prendas. Fue un éxito inesperado para los inicios de una pequeña startup que empezó a ganar forma en incubadoras como Lanzadera. «Al comienzo tuvimos mucha demanda y poca capacidad de producción, llegamos a tener a 2.000 personas en espera», recuerda Sainz de Robles.
Fueron ampliando la gama de moda masculina y en paralelo lanzaron la colección de mujer, entendiendo las necesidades de este público. Este año han lanzado nuevos productos y están dando los primeros pasos de su colección infantil. Entre las prendas que comercializan «tenemos chaquetas y pantalones con tejido de doble clara, el de fuera muy resistente, y el de dentro mantiene la temperatura corporal, hace de barrera». En este tejido se ha implementado el hilo Coolmax, que aporta elasticidad y mayor resistencia, además de función antiolore y termoregulación, que ayuda a mantener una temperatura constante, haga frío o calor.
Adiós mosquitos
En 2016 se lanzó al mercado la marca española Stingbye, apostando por prendas para repeler los mosquitos. Su CEO, Silvia Oviedo, perteneciente a una saga familiar del sector textil, tenía claro que el futuro del negocio pasaba por la innovación. «Sacamos al mercado una primera pieza, una camiseta antimosquitos y con el tiempo hemos ido lanzando más productos como leggins, fulares o calcetines», indica la responsable. Al ser expertos en el sector textil, «tejemos el tejido y le aplicamos un repelente con una tecnología nuestra que da durabilidad y fijación al producto. Se puede lavar hasta 100 veces manteniendo las propiedades», indica Oviedo.
Con ventas en Ecuador, Argentina, México, Suecia, Panamá, entre otros, tienen claro que son muchos los países interesados en su producto porque «el mosquito es el animal más peligroso del mundo». La pandemia ha supuesto un parón para el proyecto que han retomado con fuerza y ahora tienen también prendas que eliminen el olor corporal. Para ello «ponemos al tejido un antimicrobiano, para que al sudar no deje olor», cuenta la CEO.
La aceptación del producto está siendo muy positiva, aunque Silvia Oviedo reconoce que innovar es caro una vez que la tecnología encarece el valor de la prenda. Pero a pesar de todo desde Stingbye van buscando nuevos nichos de negocio, como todo lo relacionado con los piojos.
Calzado 3D
En 2017, Enrique Millán, Jaime Labanda y Noel Pérez (compañeros de trabajo en una tienda de ropa) decidieron crear su propia empresa en la que unir calzado e innovación. La primera idea fue sacar una marca de chanclas con impresión 3D, pero acabaron por optar por las zapatillas, un calzado atemporal. «Fueron dos años de investigación hasta que vimos que era viables. D iseñamos la suela de impresión 3D con podólogos de la Universidad Complutense y con biomecánicos para conseguir una zapatilla cómoda, ergonómica, que favorezca la pisada», cuenta Millán.
Este emprendedor considera que existe todavía poca innovación en el mundo del calzado, porque se recurre a la inyección de plástico, mucho más económica. «Somos los únicos con esta tecnología, Bone System, en todo el mundo. Vimos un hueco muy grande en el mercado y a los tres nos encantan las zapatillas y la tecnología», añade. Los materiales empleados son 100% reciclables, sostenibles y ecológicos y desde la compañía se encargan de todo el proceso de producción, desde la construcción de sus propias impresoras 3D hasta el diseño de cada modelo de zapatillas. Son empresas que ejemplifician cómo la innovación pisa fuerte para avanzar hacia el textil inteligente.
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