México y la UE renuevan su tratado comercial y lanzan un mensaje antiproteccionista

El pacto beneficia a las empresas españolas, pero conserva la denominación de «manchego» para los quesos mexicanos

La comisaria de Comercio, Cecilia Malmstrom, y el de Agricultura, Phil Hogan, anunciaron el acuerdo AFP
Adrián Espallargas

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Los éxitos que México no consigue con su vecino del norte, los logra con sus socios del Viejo Continente. México y la UE anunciaron esta semana un principio de acuerdo la renegociación de su tratado de libre comercio, conocido por las siglas TLCUEM, un entendimiento que lanza un claro mensaje contra los vientso de proteccionismo sembrados por Donald Trump. Las autoridades mexicanas estiman que la versión 2.0 del tratado entrará en vigor en 2020, ya que debe de ser firmado y posteriormente ratificado por el congreso del país latinoamericano, además de pasar por todos los parlamentos de los estados que conforman la UE.

La renovación del acuerdo, firmado por primera vez en el 2000, incluye por primera vez en un Tratado de Libre Comercio (TLC) medidas para luchar contra la corrupción y frena el blanqueo de capitales. Además, extiende la regulación a temas que hace casi veinte años no estaban desarrollados como el comercio electrónico. El texto también estipula reglas orientadas a facilitar el roaming móvil y los servicios marítimos entre los firmantes.

Las exportaciones españolas hacia México han crecido un 204% desde la firma del primer acuerdo, en 2000

«Representa una gran noticia para las empresas españolas», asegura Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores. «Elimina prácticamente todos los aranceles e impulsará las exportaciones de productos agroalimentarios, farmacéuticos, maquinaria y equipos de transporte, entre otros muchos sectores», asegura Bonet.

Crecimiento exponencial

Las exportaciones españolas hacia México han crecido un 204% desde que el TLCUEM entró en vigor en el 2000 hasta el 2017, según datos del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. En el 2000, las empresas españolas exportaron unos 1.500 millones de euros, una cifra que rondó los 4.600 millones en 2017. En ese periodo, las ventas de productos alimenticios al país latinoamericano han aumentado cerca de un 350%, mientras que las relacionadas con el sector automóvil han crecido aproximadamente un 273%. La industria del automóvil es la que más exporta en España, un sector que en México ha vivido un boom en las últimas décadas con la llegada de numerosas armadoras que se han instalado en el centro del país.

Sin embargo, el nuevo tratado no obligará a los productores mexicanos dejen de utilizar el nombre «tipo manchego» para un queso que fabrican a base de leche de vaca, en vez de oveja de raza tipo manchega. Se trata de un golpe para la Denominación de Origen Queso Manchego, organización que esperaba que el nuevo TLCUEM limitara el nombre ‘manchego’ para el producto tradicional de España. Asimismo, otro de los éxitos que han logrado los mexicanos es la reducción de aranceles para exportar atún y mantener las reglas de origen del sector automovilístico al 60%. Esto significa que para poder comercializar bilateralmente un vehículo con arancel cero, al menos un 60% debe de ser fabricado en los diferentes países que están entre los firmantes del tratado, una norma común en los TLC para evitar la deslocalización de industrias a países emergentes.

Las reglas del sector automotor, el gran obstáculo

Casi dos años han tardado los Veintiocho y México en anunciar el fin satisfactorio de las negociaciones, que comenzaron en junio de 2016. Las empresas europeas ven México como un excelente mercado para vender todo tipo de productos. Con una población de 120 millones, 25.7% de ellos entre 15 y 29 años, y una saludable tasa de natalidad, México es un país que está llamado a convertirse en la séptima economía del mundo de aquí a 2050, según un estudio de la consultora PWC.

La negociación con EE.UU., en la recta final

La renovación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está a pocos días de también ser aprobada. Así, lo afirmó el secretario de Economía de México, Idelfonso Guajardo, esta semana al anunciar que veía un 80% de probabilidades de que la nueva versión del texto estará lista a inicios de mayo. De ser así, las negociaciones habrán durado exactamente 9 meses, lo mismo que un embarazo. Pero, al igual que en los embarazos, la peor parte viene al final. Y eso supone lograr, de una vez, un acuerdo sobre las reglas de origen del sector automotor, industria que ha sido directamente amenazada por Donald Trump, por llevar parte de su producción a México. El actual acuerdo, firmado en 1994 entre Canadá, México y EE.UU., establece que al menos el 62,5% de las partes de un vehículo deben de ser fabricadas en algunos de los tres países para poder exportarse sin impuestos. Sin embargo, EE,UU. ha tratado de forzar las negociaciones para subir el contenido regional al 80%, un umbral que parece difícil que México y Canadá estén dispuestos a aceptar. Este ha sido el punto más sensible de la negociación y, salvo sorpresa, será el que marque la fecha en la que se anunciará finalmente el acuerdo entre los socios.

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