Merkel rescata el sector automovilístico alemán

Volkswagen, Daimler Benz y BMW se han comprometido a instalar nuevo software en 5,3 millones de vehículos diésel para que reduzcan las emisiones contaminantes

La canciller alemana Angela Merkel EFE

ROSALÍA SÁNCHEZ

Cerca de noventa ciudades alemanas están estudiando la prohibición de circular en las zonas centro para los vehículos diésel , debido a su alto nivel de contaminación. Y van en serio. Tres jueces en Stuttgart, Múnich y Düsseldorf han dado ya el visto bueno a la medida, sobre todo después de que Bruselas haya abierto un procedimiento por su elevada contaminación a 28 ciudades alemanas, de modo que el sector automovilístico alemán ve cómo se levanta un tsunami sobre sus ventas que podría barrerlo del mapa. El escándalo de los motores trucados ha vuelto a la opinión pública en contra de unas empresas que han pisoteado todos los estándares morales y legales y cuyos directivos siguen cobrando sustanciosos bonos a final de año. Esos mismos directivos han acudido al gobierno de Berlín, recordando que soportan 800.000 empleos vitales para la economía alemana. Y la canciller Merkel, tras la convocatoria de dos consecutivas cumbres con los grandes del sector y los presidentes regionales y alcaldes de ciudades más significativas, ha decidido aumentar hasta 1.000 millones de euros el denominado Fondo de Movilidad , creado para combatir la contaminación que sufren las grandes ciudades alemanas a causa de los coches diésel. Con esta aportación a un fondo que manejan los ayuntamientos y que suele utilizarse para renovar flotas de autobuses limpios y promover energías menos contaminantes, compensa las emisiones de los vehículos diésel y evita la prohibición de circulación. Un rescate al sector a tres semanas de las elecciones generales.

Merkel anunció personalmente la medida acompañada por el ministro de Asuntos Exteriores y vicecanciller, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, para dejar claro que la decisión la toman juntos los dos grandes partidos políticos alemanes, del brazo todavía en la gran coalición de gobierno de Berlín, y junto a varios presidentes regionales, para denotar que los Bundesländer se implicarán también en la defensa del diésel . Pocas veces un sector ha contado con semejante respaldo político, justificado seguramente, no solamente por el futuro de esta tecnología que, según reconocen fuentes del gobierno, “ha sido superada”, sino sobre todo para evitar que los aproximadamente 15 millones de propietarios de coches diésel en Alemania muestren su descontento por la prohibición de circular en el centro a corto plazo, concretamente en el plazo de tres semanas.

A la industria no se saldrá exactamente gratis. Volkswagen, Daimler Benz y BMW se han comprometido a instalar nuevo software en 5,3 millones de vehículos diésel para que reduzcan las emisiones contaminantes y a financiar con incentivos en efectivo la compra de vehículos no contaminantes. También han aceptado participar en el Fondo de Movilidad con 250 millones de euros . Pero serán los 1.000 millones que poner el gobierno federal los que lleven a consentir a los alcaldes. Merkel no queda satisfecha con este saldo y ha añadido que habrá que seguir hablando con el sector para que aumente su aportación. No mencionó cifras, pero aseguró que desea lograr una “contribución sustancial”. Gabriel también comentó que la industria “está en condiciones de aportar mucho más”, pero esa negociación queda para después de las elecciones.

La voluntad del gobierno alemán, sin embargo, está orientada a la transición al vehículo eléctrico, sobre todo después de que Francia y Reino Unido hayan trazado planes para prohibir la venta de nuevos coches de gasolina y diésel a partir 2040. Los 15 millones de vehículos diésel que circulan por las carreteras alemanas son los causantes de alrededor del 40% de la contaminación por óxidos de nitrógeno (NOx) en las principales ciudades, según la ONG Ayuda Medioambiental Alemana (DUH). Sus informes han llevado a varios tribunales a dictaminar que las restricciones de conducción no son legalmente desproporcionadas para reducir la contaminación del aire, primando la protección de la salud sobre el derecho a la propiedad y la libertad de los propietarios de automóviles afectados por la prohibición. Estas sentencias, tarde o temprano, se irán haciendo efectivas.

El rescate de mil millones de euros es, por tanto, un parche a corto plazo . Su objetivo, explicó Gabriel, es “concretar lo que debe pasar en los próximos años para que no llegue a decretarse un veto para los motores diésel” en Alemania. Conservadores y socialdemócratas no están a favor de las prohibiciones a fecha de hoy, pero no las descartan en el futuro, para poder cumplir con las reducciones de emisiones contaminantes a las que se ha comprometido Berlín.

Merkel anunció asimismo que a finales de octubre o principios de noviembre tendrá lugar una nueva reunión en este formato, que se desarrollará de forma paralela a los encuentros que el Gobierno mantiene con la industria automovilística. Y repitió sus críticas por el “fraude” de los motores diésel y por haber dañado la “confianza” puesta en ellos, para que quedase claro que cualquier ayuda pública es inmerecida, pero también recuerda Merkel que “la industria automovilística es un pilar de nuestra economía” y que no podemos “dejar caer” a los 800.000 empleados del sector.

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