Más perplejidad que miedo, pero si la prima sube... ¡cabreo fijo!

Todo lo que se interprete en torno a lo que hagan o digan los grandes empresarios de este país tiene siempre su influencia en los mercados

La Bolsa ha caído tras las elecciones EFE

MARÍA JESÚS PÉREZ

En las eternas, pero lógicas, relaciones «ten con ten» entre políticos y empresarios siempre hay alegrías, sí, pero también todo lo contrario. Como en cualquier otra relación entre «humanos». Pero si encima hay «intereses» político-económico s de por medio... ¡Ay! Y en un año electoral, ¡encima!, todo se multiplica por... diez, por ejemplo, y por poner un número redondo y poco exagerado (que podría ser más, sin lugar a dudas). En cualquier caso, en los últimos tiempos parece que primará más la decepción que la alegría. Los resultados salidos de las urnas no han gustado mucho entre los grandes empresarios españoles. «Miedo no hay, es más perplejidad», me dicen.

Y es que entre los principales primeros espadas del Ibex-35 existía la convicción de unos resultados, digamos, algo «mejores» a los que finalmente han salido del recuento de votos. Porque para muchos de ellos, un Gobierno de pacto -y de facto- entre Partido Popular y Ciudadanos sí llegaba para gobernar sin más «añadidos». Pero no ha sido así.

En la agenda, los empresarios del Ibex, muchos de ellos también en el Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), el fuerte lobby empresarial que preside César Alierta, también presidente de Telefónica, tenían prevista una reunión para el pasado día 22. Tras los resultados de las elecciones generales del pasado domingo, decidieron cancelarla. «¿Para qué hacerla? No se podía hablar de nada en concreto. El futuro, con estos resultados, se antoja incierto para la economía», me comentan. Mejor esperar y no significarse, por lo que pueda pasar... Porque, además, todo lo que se interprete en torno a lo que hagan o digan los grandes empresarios de este país tiene siempre su influencia en los mercados. En la Bolsa. Y en la prima de riesgo... ¡ni te cuento! Eso sí que es tentar al demonio.

Así, ante la opinión pública, mejor lanzar un mensaje de unión, oficial y de consenso. Por ejemplo, el que daba el presidente de la patronal, Juan Rosell, en representación de todos ellos: diálogo entre partidos políticos, c on responsabilidad para con el país y sus ciudadanos. Unas palabras navideñas las de Rosell que transmitían el deseo de una alianza entre los grandes (PP y PSOE), o incluso con Ciudadanos, pero... sin Podemos, siempre muy críticos con las actuaciones de los empresarios.

Lo que está más que claro es que toca esperar. Los planes preelectorales se han ido al traste. Y ahora habrá que tener otros, los postelectorales. «Tras el "éxito" de Ciudadanos en las urnas -me apuntan con cierta ironía, por no decir con total ironía- hay que cambiar el chip». De hecho, ya hay dos planes en la mente de nuestros grandes. Por lo que pueda pasar. Hay que cuidar del capital. Y del devenir económico de los próximos años. La crisis se estaba alejando a marchas forzadas y con la misma rapidez se puede evaporar de nuevo. Hasta se podía decir que ya hay planes con nombre propio. Uno, «Operación Soraya». Dos, «Operación Monti».

Sobre el plan Uno: «Si el problema para los ciudadanos es el aún presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, habrá que apostar por su segunda, por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. En el debate televisivo a cuatro, de hecho, dio muy buena impresión a los votantes indecisos», me cuentan. Sería pues razonable si parte del electorado votante antaño del PP ha perdido la confianza en Rajoy . Se trata de la tan deseada regeneración. La que otros ya han hecho (mejor o peor, pero la han hecho).

Sobre el plan Dos: «Se trataría de buscar una especie de salida Monti a la española. Lograr un Gobierno de coalición, con pacto a año y medio vista entre PP y PSOE pero con un independiente al frente del país, apoyado por ambos. ¿D e dónde sacarlo? ¿A quién elegir? Eso ya es otro cantar... lo mismo el pacto pudiera ser a tres y el independiente se tinta de naranjito...».

En cualquier caso, el «cabreo» empresarial hoy aún no es una realidad constatable. Confían en la sensatez de los políticos. Si bien piensan que entre ellos bien avenidos no están precisamente. De hecho, corren rumores por ahí de que existe la certeza en el entorno de Moncloa de que incluso cuatro grandes empresarios del Ibex han estado «apoyando» en la campaña electoral -¿con recursos? ¿con palabras?... ¡con qué!- con la idea de impulsar un Gobierno de coalición entre PP-Ciudadanos. Y así, todos contentos. Y la prima de riesgo, pues más.

No ha podido ser, si bien confían en que las negociaciones vayan por un camino satisfactorio para no repetir las elecciones. Algo que, piensan, frenaría la recuperación económica . Y si la prima de riesgo se nos va de madre, la perplejidad, que no miedo, se convertirá en cabreo, ¡fijo! La confianza se aleja. La credibilidad de país, también. El dinero de los inversores desaparece. Nadie nos querría financiar. Volverían las «apreturas». Y, eso, sí que da miedito. A todos.

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