CON PERMISO

Sánchez y su juego de tronos, ¿o de egos?, en el Ibex

Inmerso en un cambalache de intereses político-económicos, y ante la desconfianza que ha creado la formación de un Gobierno integrado por comunistas, el presidente busca a un gran empresario español que abandere su gestión para así limar asperezas ante los mercados e inversores y lavar su imagen en el exterior, sobre todo, ante EE.UU.

Ignacio Galán y Pedro Sanchez se saludaron efusivamente en un acto hace unos meses EP
María Jesús Pérez

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Le crecen los enanos al presidente Pedro Sánchez. Pero lo más grave para él es que se le acaba el tiempo... ¡y eso que acaba de poner en marcha el cronómetro de su reinado como quien dice! El caso es que al conflicto que ha montado –porque se lo ha buscado él solito– con el Gobierno legítimo de Venezuela liderado por Juan Guaidó, le guste o no le guste a él y a sus socios comunistas, le va a pasar más factura de lo que intuían muchos. Tanta complacencia con el chavismo –heredada, por cierto, del lamentable papel en el asunto de su predecesor en el partido, José Luis Rodríguez Zapatero– añadida a su ya solitaria obcecación en aprobar cuanto antes la llamada tasa Google, le va a costar muy caro. Ante los mercados, los inversores y de cara al propio presidente de los EE.UU., Donald Trump.

Al final esa absurda ceguera ante la importancia de una mayor diplomacia internacional le perjudicará igualmente –y no solo a él, al país– en las ahora cuasi mejoradas relaciones con nuestros mayores en Europa gracias a la más ortodoxa de suEjecutivo: Nadia Calviño. Bruselas ha ordenado a todos los países miembros parar el dichoso impuesto a las tecnológicas, y aquí erre que erre en ir contra corriente. ¡Veremos si no nos cuesta que se reactiven nuevos y salvajes aranceles a las exportaciones! De hecho, no pierdan de vista a las acereras a muy corto plazo...

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Hay políticos –demasiados ya– que se empeñan en no querer ver la verdad, ya sea porque les da miedo, porque no les gusta o porque simplemente están mejor creyendo sus propias mentiras. Hoy mentiras asumidas que se traducen en prepotencia en el seno del recién estrenado Ejecutivo socialcomunista que darán al traste con los ocultos planes del propio presidente.

Inmerso en un cambalache de intereses político-económicos, y ante la desconfianza que ha creado la formación de su Gobierno –sobre todo, por haber integrado a miembros de Podemos–, el líder socialista está a la busca y captura de un prestigioso empresario español que abandere su gestión para así limar asperezas ante esos mercados e inversores, y para lavar su dañada imagen en el exterior, sobre todo, ante EE.UU. El tiempo corre, y se había propuesto conseguir los favores de algún primer espada que le sirviera como embajador de aquí a Semana Santa. Dicen en el entorno del «presi» que el ambiente entre los elegidos –en las entrañas de los más selectos, los del Ibex-35– están convencidos de que «solo puede ganar uno y que los demás podrían perderlo todo». ¡Ay el revuelo que provoca con cada cambio de Ejecutiva el famoso y recurrente baile de sillas!

Abierta la partida, el juego de tronos en el seno del selectivo español vuelve a reabrir el debate de la reputación y su influencia directa sobre el valor de las acciones, que también podría determinar la bienaventuranza del elegido. Entre bambalinas gana fuerza el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán –vía PNV–, ejemplo de cómo torear una crisis reputacional mientras otros, en las mismas aguas (por lo del caso Villarejo), como el presidente de BBVA, Carlos Torres, ha tenido que redoblar esfuerzos para capear el temporal como buenamente puede, sin precisamente mucha ayuda desde Fráncfort, tanto como el presidente de ACS, Florentino Pérez, al que le ha pillado de refilón pero tuvo que pasar al ataque para repeler supuestos males mayores.

Un Sánchez Galán con un papel en posicionamiento público muy destacado. Allá donde quiera que va con su «libretita» para tomar apuntes. Y en los sitios más adecuados. Sumando puntos. Esta semana, en Davos. Por donde también ha pasado la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, que atrajo –en el que ha sido uno de los foros económicos mundiales en la ciudad suiza más descafeinados de la historia–, incluso a más público que el propio Sánchez, si bien ella, por su apellido y por el significado de tener tal patrimonio, nunca ha contado –ni parece que pueda contar– con el beneplácito de los de la formación morada para abanderar la gestión del Gobierno de coalición. ¿Vale ya más Iberdrola en Bolsa que el Santander? Estén atentos a los números.

Otros, dice el runruneo de pasillo, están de perfil, por motu proprio o por las circunstancias. Amancio Ortega, fundador de Inditex, cada vez más a lo suyo, con sus donaciones (¡a Dios gracias para la ciencia!) y fuera de cobertura; su sucesor, Pablo Isla, marcado por los socialistas por su buena relación con el popular gallego Alberto Núñez Feijóo; José Ignacio Goirigolzarri, quizás contrariado porque José Oliu, presidente del Sabadell, avanza firme en sus pretensiones de merendarse a la entidad que preside –Bankia–, vía ERC; e Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa, expectante, para no soliviantar a sus convecinos. Y mientras tanto, en las huestes socialistas valorarían que José María Álvarez-Pallete –paseándose por Fitur estos días y no por Davos como Galán– juegue bien sus cartas, apartando de una vez por todas a la vieja Telefónica, centrando de verdad el tiro en un negocio con una estrategia de mensajes claros y creíbles, que lancen la acción por encima de los 7,5 euros cuanto antes, que algún que otro presidente «energético» o expresidente de gran empresa están al acecho para hacerle luz de gas... incluso algunos como Luis del Rivero se ve con fuerza para volver a jugar. O Borja Prado. Y es que hay mucho en juego... de tronos.

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