Gobierno de España: entre Mortadelo «Illa» y Filemona, y en busca del favor de EE.UU.
Sánchez ve las orejas al lobo Biden y se acongoja con las tasas Google y Tobin, mientras Europa recela de un Ejecutivo que no ejecuta, con la banca patria de uñas y a medio cocer. Y los fondos de ayuda, como Barajas, que no termina de despegar
Y en plena cuesta de enero, al Gobierno de Pedro y Pablo le ha llegado el tío Paco con las rebajas. De repente se han dado cuenta de que el partido demócrata norteamericano en nada es comparable al PSOE patrio, porque al otro lado del charco básicamente lo que hay es derecha y más derecha. ¡Cuánta ignorancia cultural! Pensaba Sánchez que igual que se presenta con zapatos de charol a un gabinete de crisis por un temporal podía hacerse un hueco en la flamante Administración Biden solo con criticar al anterior inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. Y de eso nada. Porque los americanos antes que nada son americanos. Y cuando Pedro y Pablo, y la «chiquiministra» de Hacienda, le han enseñado la patita de la Tasa Google les han dicho algo tan shakesperiano como que no se metan entre el dragón y su furia; vamos, que no incordien para que lo entiendan. El Reglamento de la ley ha servido de excusa para retrasar la aplicación del impuesto como podrían haber alegado una súbita indisposición intestinal, lo que bien mirado estaría más cerca de la realidad.
Suerte tiene ahora el Gobierno de que le haya caído del cielo, nunca mejor dicho, un acuerdo de Telefónica sobre torres de telecomunicaciones que permite la entrada en España del gigante norteamericano American Tower Corporation (ATC) . Y así va ahora el equipo de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, sacando pecho por las delegaciones diplomáticas por el gesto de España hacia Estados Unidos. A ver si cuela y sigue la suerte a costa del prójimo.
Mientras tanto en La Moncloa miran por el rabillo del ojo a Ana Botín y a su Banco Santander, porque saben que algo rumia y que no va a consentir por las buenas que el directivo con más olfato y rapidez negociadora del panorama financiero español, Isidro Fainé -que adelantó a la banquera por la derecha, por la izquierda,por arriba y por todas partes en su carrera por hacerse con Bankia- cumpla sus sueños a costa de las pesadillas de la cántabra. Iván Redondo , el estratega que mece la imagen del presidente del Gobierno, y dicen por ahí el mejor experto en marketing político que podría haber escogido, se malicia del banco rojo -«tenía que ser rojo», se dirá a sí mismo- con un zarpazo sobre el BBVA con el respaldo del Banco Central Europeo y de Bruselas , lo que en verdad sí cambiaría el mapa bancario español y europeo y, sobre todo, los equilibrios inestables con los que la vicepresidenta de la cuestión, Nadia Calviño , ha vertebrado la unión de La Caixa y Bankia.
En Moncloa, además, se han puesto las katiuskas por la que les puede caer encima si no guardan bien la viña empresarial y por si su mimada «beautiful people» empresarial 2.0 empieza a meter la pata por un excesivo afán de protagonismo, con un gambito de dama que empieza fácil pero bien puede acabar con posiciones perdidas. Porque seguro que detrás del pulso no hay más que el reparto de dividendo y el control de la cuenta de resultados, pero... ¿y si no?
Es ahí, en esos quintacolumnistas del sanchismo, donde Moncloa tiene depositadas sus esperanzas, una suerte de campechanos anticuerpos con los que neutralizar el sistema inmunitario de una sociedad civil y un tejido empresarial que no se fía ni un pelo del Gobierno y que solo aguantan medio acobardados a ver si cae el Euromillones del fondo de reconstrucción.
Como aviso, la banca y el poco sospechoso BBVA le acaba de decir al Ejecutivo que su anhelado crecimiento no pasará del 5% . De momento, o ponemos en marcha reformas o «nanai de la China»», y bien lo sabe Calviño que así se lo trasladó a empresarios y sindicatos el pasado viernes. Hasta 170 reformas les dijo que iban a presentar a la Unión Europea. ¿En serio? ¿nada menos que 170? Pues tengo entendido que con que se apliquen en cumplir lo que nos piden sobre pensiones y mercado laboral se darían por satisfechos. Pero no, aquí es que somos más papistas que el Papa . Mejor 170. Me quedo muda. O mejor, ojiplática.
Y en esas estamos en esta España que arde por los cuatro costados mientras el muy español James Rhodes toca el piano con una sospechosa cara de Nerón. Es la España de Mortadelo «Illa» y Filemona.
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