María Jesús Pérez - CON PERMISO

Fondos, energéticas y banca, al borde de un ataque de nervios

Los inversores, en su mayoría internacionales, han pedido a la ministra Calviño garantías de futuro y seguridad jurídica para sus posiciones en España. Un posible gobierno PSOE-Podemos y sus «ideas» les aterroriza. Si no, plan B: Portugal

IGNACIO GIL
María Jesús Pérez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

España va de calambre en calambre. El país no gana para sustos. Y menos aún en el mundo empresarial. Un posible Gobierno PSOE-Podemos produce a muchos más que insomnio. Sobre todo a empresarios y a inversores, locales y no locales, por aquello de que son los fondos internacionales los que al final ponen la pasta con visión de futuro. Mientras, algún que otro mandatario ya duerme a pierna suelta a pesar de que no hace tanto decía que «no dormiría tranquilo si incorporase a ministros de Podemos» en «su» Ejecutiva. Si nadie imaginaba que iba a cambiar el paso de la noche al día es que no se ha enterado aún de qué pie cojea el todavía presidente en funciones.

Cierto es también que en unos sectores empresariales están más en vela que otros. A saber, bancos y energéticas. Los primeros, porque los chicos (y chicas, sí, y chicas, por supuesto) de la formación morada han gritado a los cuatro vientos desde su fundación que España necesita un banco público como agua de mayo para ayudar a los más necesitados. A fondo perdido. Como si nos sobrara el dinero. Compitiendo en igualdad de condiciones con los Santander, Caixabank, BBVA, Sabadell y... ¿Bankia? Más que nada porque precisamente Bankia ha estado siempre en sus oraciones, como vehículo financiero público al 100%, a pesar de que en los últimos tiempos lo intentan desviar hacia otra opción, en secreto absoluto, y disimulando por si luego pueden coger con el pie cambiado a otros, si bien a Sánchez no le disgusta: ampliando las funciones del ICO. A lo mejor tiene algo que ver que desde Fráncfort se desgañiten, en tono muy serio, advirtiendo de que el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri ni se toca. Se tiene que privatizar sí o sí. Es lo acordado como pago al rescate de la nacionalizada y del resto del sector, por tanto, de obligado cumplimiento. Algo con lo que la ministra de la cuestión en funciones, Nadia Calviño, está absolutamente de acuerdo, tanto como su antecesor en el cargo, hoy en el seno del BCE, Luis de Guindos.

Mientras, la máxima preocupación de los segundos -los de la «chispa»-, está en esa posibilidad que flota en el ambiente de que el Ministerio para la Transición Ecológica cambie de inquilino, y del verde se torne a morado, sobre todo por el manejo que pudieran hacer del Plan de Energía y Clima elaborado por el anterior Gobierno Sánchez.

Ambos sectores, estratégicos para la economía española, tienen a sus inversores al borde de un ataque de nervios. Desde el mismo momento en que Sánchez salía de nuevo, más o menos victorioso de las urnas el pasado 10-N. Temen subidas de impuestos a granel mientras el fantasma de la «expropiación» se oculta entre las sombras.

En banca, los impuestos adicionales que el bloque PSOE-Podemos podría imponer -tasa Tobin, por ejemplo-, añadido a la subida general del impuesto de Sociedades para grandes empresas, han pesado sobre las cotizaciones desde el mismo día después de las elecciones, un riesgo que había sido desterrado y que ahora vuelve a escena.

En energía, temen los empresarios que Podemos fuerce rebajas en los costes de la luz o, incluso, creen una eléctrica pública, también lo mismo a través de vete tú a saber qué especie de expropiación. De hecho en la formación liderada por Pablo Iglesias nunca han ocultado esa urgencia de impulsar «una empresa pública de energía que abarate el precio de la electricidad» frente al oligopolio en el sector de años y años.

Y mientras en ambos mercados se han puesto las pilas en el ámbito reputacional -con muchas de nuestras empresas con aquello del gobierno corporativo en entredicho-, los fondos inversores se replantean ya sus posiciones. Sobre todo en aquellos con capital en las Repsol, Iberdrola o Naturgy, sin olvidar a la italianizada Endesa, que teme ser vaciada del todo cual pueblito de España. Un posible Gobierno PSOE-Podemos y sus «ideas» les aterroriza, por lo que ya han trasladado a la ministra Calviño sus temores y le han pedido garantías de futuro, estabilidad y seguridad jurídica. Si no, replegarán sus posiciones. Y tienen plan B: Portugal, un país del mismo color político del que estaría España si Sánchez e Iglesias se salen con la suya, pero con ventajas fiscales más que evidentes para inversores extranjeros. Blanco y en botella .

Y, hablando de energías, quien no para estos días es el presidente de Telefónica. José María Álvarez-Pallete se ha echado encima todo el peso de la organización para demostrar a propios y extraños que tiene «gas» para rato y que está dispuesto a completar la anunciada revolución de la compañía caiga quien caiga y pese a quien pese. La valiente decisión de Álvarez-Pallete de desoír los cantos de sirena de los «hombres de paz» que todavía pululan por las alturas, una suerte de «comando dormidina» empeñado en dejar sin pulso cualquier acción por audaz que sea, deberá completarse ahora con la ejecución efectiva del plan. Aunque en esto vaya a tener que sacar musculatura el presidente de la gran multinacional. Claro que, como buen maratoniano que es sabe bien lo que es la soledad del corredor de fondo. El que quiera casa, que haga caso.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación