Álvarez-Pallete, hoy, el primero de la clase
Lo vengo comentando desde hace tiempo, y lo repito porque es así. José María Álvarez-Pallete hace ya tiempo que dobló el Cabo de Hornos de la gestión de Telefónica
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Se ha hecho esperar, pero todo llega. Incluso en un momento en el que solo se habla de coronavirus y de la casi obligada solidaridad de las empresas de nuestro país en el todos a una frente a la pandemia. Y Telefónica, a la cabeza de las grandes en este cometido. Pero, tras una carrera negociadora titánica, retomada desde el pasado verano por un superequipo «en remoto» -entre Madrid, Londres y Denver-, formado por más de 300 profesionales internos y externos, de M&A, banqueros, jurídico... se anunciaba ayer a primerísima hora de la mañana: por fin hay acuerdo con Liberty Global para unir negocios en el Reino Unido y formar una joint venture participada al 50% por ambas compañías.
Más de una década ha costado, pero, ya se sabe, la paciencia... Y es que José María Álvarez-Pallete (JMÁP) hace ya tiempo que dobló el cabo de Hornos de la gestión de Telefónica. Y hoy se ha erigido como el verdadero presidente ejecutivo que era y para lo que solo necesitaba creérselo. Dejarse llevar y ser quien es. Ahí tiene el símbolo: una operación de la talla del reto que tiene por delante. Ahora, sin ataduras con el pasado y con la autonomía ganada a pulso, en sus manos tiene no mirar nunca más de reojo a nadie y tutearse con un prometedor futuro que ha sabido labrarse.
El resultante de esta fusión, un gigante de las telecos en el Reino Unido, de similar tamaño que BT , el operador dominante en el mercado británico hasta ayer mismo como quien dice. La nueva compañía será número 1 en el ranking del país en términos de ingresos por servicios, con una cuota de mercado del 34% , frente al 32% de BT, el 18% de Vodafone y el 9% de Tree.
Con esta operación, la mayor en la historia de Telefónica, JMÁP cumple un sueño perseguido durante más de una década. Y de paso se pone como el primero de la clase en un terreno tan difícil como Reino Unido. Una operación que hace más por la marca España y su reputación en el exterior que la legión de embajadores honoríficos que viven a costa del erario público.
La Telefónica de hoy ya sí que está definitivamente más cerca de la compañía que Pallete quiere que la que había.