Madrid y Barcelona crean casi el 20% del empleo de toda España
El aumento de la ocupación se queda en los núcleos urbanos y no está sirviendo para frenar la despoblación
De todo el empleo que ha creado España en los cinco últimos años de crecimiento económico, algo más del 12% se ha localizado en Madrid capital y casi un 6% en la ciudad de Barcelona. Entre esas dos grandes urbes, por tanto, han acaparado casi el 20% de todo el empleo que ha generado la economía española en el último quinquenio. En perspectiva más amplia, si se computan las diez mayores ciudades del país, se descubre que en ellas se ha quedado uno de cada tres nuevos puestos de trabajo que se han creado en toda España desde el 1 de enero de 2014.
Los datos demuestran que la recuperación en absoluto ha sido territorialmente homogénea. No ha llegado por igual a toda España. Más aún, los datos indican que esta nueva etapa de crecimiento económico está acentuando todavía más la brecha demográfica y de desarrollo que se da entre las ciudades y el medio rural. Dicho de otra forma, esta fase de relanzamiento económico que arrancó hace cinco años no está sirviendo para frenar el desierto demográfico, porque la reactivación económica se queda mayoritariamente en las grandes urbes. De hecho, se está agrandando la brecha entre el campo y la ciudad, y en este caso el término «campo» incluye también a una gran parte de las ciudades medianas que salpican la geografía española y que también andan rezagadas por la senda de la recuperación económica.
El empleo se concentra cada vez más en las ciudades más grandes de nuestro país, lo que agrava el problema del equilibrio territorial y el sostenimiento demográfico de la inmensa mayoría del solar español. Baste un dato: las diez grandes capitales españolas concentran apenas el 20% de la población de todo el país, pero han acaparado el 30% del empleo que se ha creado en España en el último cuatrienio. Es decir, suman más empleo que el que proporcionalmente les correspondería en términos demográficos. Y, al ser urbes intensivas en creación de puestos de trabajo, eso les ayuda a ser cada vez más grandes porque resultan más atractivas para fijar y captar población.
Los expertos indican que hay una razón lógica en este fenómeno: la actividad económica atrae más actividad y crea un tejido capaz de aprovechar con más eficacia las etapas de crecimiento; mientras que los territorios que han perdido «músculo» económico estructural -y población capaz de emprender- están mucho más expuestos a seguir hundiéndose.
Desequilibrio territorial
Del enorme desequilibrio económico-demográfico que existe en España da buena idea otro dato: nuestro país tiene 8.125 municipios, pero los 50 que son capitales de provincia acaparan casi la mitad del empleo de toda la nación. Exactamente, el 43% de la ocupación que hay en España se concentra en solo el 0,6% de los municipios, en esas 50 capitales de provincia . Y el fenómeno va a más, como se está evidenciando desde que, en 2014, empezó la actual etapa de crecimiento económico: la mayor parte de los nuevos empleos se quedan en un reducido número de grandes municipios.
En España, que tiene más de 8.100 municipios, entre 50 ciudades acaparan el 43% del empleo de todo el país
Eso ayuda a comprender el ritmo al que sigue avanzando en España el desierto demográfico, pese a que la economía crece y mientras los partidos políticos -a izquierda y derecha- se afanan en lanzar sus particulares recetas y promesas electorales para luchar contra la despoblación.
Empleo y demografía
«Urge, de una vez por todas, pasar de las palabras a los hechos y desplegar una auténtica política de Estado para frenar la despoblación, porque después de décadas de inacción se ha llegado a una situación crítica, y para atajar ese problema es imprescindible poner en práctica una política económica que distribuya territorialmente la actividad productiva y el empleo», advierte el presidente de la Comisión de Despoblación de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) , Juan Antonio Sánchez Quero, que a su vez preside la Diputación de Zaragoza y es alcalde de la pequeña localidad de Tobed. «Los pueblos empezaron a vaciarse porque tenían peores horizontes económicos que las ciudades, y sin empleo es imposible fijar población», advierte. Ahora, el problema ya no es solo rural, sino también de muchos municipios medianos y cabeceras de comarca que también se ven azotadas por el declive socioeconómico y que tampoco se están beneficiando de esta etapa de crecimiento económico con la intensidad que se está notando en las grandes urbes.
«Hay que apostar por crear empleo en cabeceras de comarca y en municipios intermedios, que ayuden a tejer una red de polos de desarrollo con los que fijar población activa en los pequeños municipios de su entorno», afirma Sánchez Quero.
Medidos
La FEMP lleva tiempo clamando por una política de Estado contra la despoblación que tenga en cuenta, de forma destacada, el fomento de las economías comarcales. Lo hizo constar también en el «Documento de Acción» que pactaron los representantes políticos municipales en el seno de la Comisión de Despoblación. Ese listado de medidas contra el desierto demográfico vio la luz hace dos años, con el objetivo de que fuera asumido y puesto en práctica por el Gobierno central, con la implicación de las comunidades autónomas y la participación protagonista de ayuntamientos y diputaciones. Sin embargo, dos años después, esas medidas aún no se han puesto en práctica.
Aquel documento advierte que el empleo no es condición suficiente, pero sí necesaria para luchar contra la despoblación. Por eso, dedicaba especial atención a detallar medidas dirigidas a fomentar la actividad productiva y el empleo en el mundo rural y en medianos municipios. «El problema de la despoblación rural no es una consecuencia directa y unívoca de los problemas de la economía del medio rural, dado que inciden otros factores sociales y culturales, pero sin duda ha habido y sigue habiendo una relación causa-efecto entre declive productivo y pérdida demográfica», subraya ese documento aprobado por la FEMP hace dos años y que sigue esperando que sea puesto en práctica por el Estado. En él se plantean, entre otras medidas, establecer bonificaciones, deducciones fiscales especiales y reducción de cotizaciones a la Seguridad Social para profesionales y empresarios que desarrollen su actividad y tengan su residencia habitual en «zonas de prioridad demográfica y, con carácter general, en municipios rurales de menos de 5.000 habitantes».
Hay que tener en cuenta que ese desequilibrio demográfico y económico se manifiesta internamente en todas las regiones españolas, con más o menos intensidad. En Aragón, por ejemplo, con más de 700 municipios, la mitad de toda la ocupación se concentra en Zaragoza capital, que además ha acaparado el 54% del empleo que se ha creado en toda la comunidad autónoma durante el último quinquenio. Logroño, por su parte, concentra el 54% de todo el empleo regional y el 58% de todo el que ha creado La Rioja desde 2014. Otro botón de muestra, Valladolid ciudad: ha acaparado el 20% de los puestos de trabajo que ha generado el conjunto de Castilla y León durante los cinco últimos años.
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