Luis Miguel Gilpérez: «Hay que dejar trabajar a los técnicos, ellos nos sacarán de la crisis, no los políticos»

El expresidente de Telefónica España y autor del libro ‘España 5.0.’ considera que «es clave crear polos industriales y de innovación en poblaciones de en torno a los 100.000 habitantes»

Gilpérez ha trazado una hoja de ruta para la modernización de la economía española

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A grandes males, grandes remedios. Frente a las dudas en la gran encrucijada, decisiones rápidas y fundamentadas. Respaldado por primeras espadas empresariales y económicas, el que fuera presidente de Telefónica España entre 2011 y 2017 (capitaneó el despliegue de la red de banda ancha en nuestro país) ha trazado en ‘España 5.0. Hacia un nuevo modelo de reindustrialización’ un completo manual de instrucciones para guiar un inaplazable viaje de recuperación y modernización económica que no admite ya atajos cortoplacistas.

El golpe del Covid es muy duro, pero por una vez parece que hay una hoja de ruta definida para la recuperación y fondos y liquidez para avanzar en ella...

Yo veo luces y sombras. La situación es muy delicada para España, pero es positivo que exista la sensibilidad de que estamos mal y parece que Europa tiene la voluntad de apoyar. Pero en el lado negativo debo decir que no veo ningún plan, solo un conjunto de iniciativas que no sé si conducen a un plan estructurado, en el cual las acciones tienen un objetivo común, en el que todo suma y nada contrarresta. No veo esa conexión, ese plan integral de principio a fin que cubra todos los objetivos y vertebre toda la economía. Y otra duda que tengo es si no tenemos demasiados políticos y pocos técnicos.

¿Será posible alcanzar grandes acuerdos para trazar ese plan integral de modernización?

Precisamente lo que me preocupa es que se intente buscar demasiado consenso. Como en cualquier otro aspecto de la vida, debe haber discusión, pero la pregunta que me hago es si no vamos a estar en decisión continua. El momento es ya, esto hay que ejecutarlo . El consenso está bien, creo que debe haberlo a nivel político, pero hay que dejar que los técnicos trabajen. Vemos un caso claro ahora. De la pandemia no nos están sacando los políticos, nos están sacando la ciencia y la tecnología. Eso sí, ese plan necesita también un liderazgo claro desde el Gobierno y debe ser ejecutado en el ámbito de la colaboración público-privada.

¿Corremos el riesgo de acabar desaprovechando los fondos europeos?

Es algo que me preocupa. Hay que recordar que la media de las ayudas que se han conseguido solo representan el 30% de su potencialidad . Y ahora se ha creado de alguna manera una tecnocracia en torno a estos fondos. Y no podemos estar en la discusión y en el análisis continuo. Eso nos lleva a la burocracia. Por supuesto, no hablo de saltarse reglas ni normas, pero sí de ser mucho más eficientes con ellas. Por eso, creo que una de las grandes prioridades es lograr una administración mucho más digital.

«No podemos estar en la discusión y en el análisis continuo»

¿Sobre qué ejes cree que debe articularse esta respuesta rápida de modernización?

No pretendo que mi libro sea el plan, pero sí que sea una guía que sirva al Gobierno para definir por dónde hay que ir. Lo hemos articulado sobre dos palancas transversales que son básicas: las infraestructuras, tanto logísticas como digitales, y el talento. Y proponemos cinco ejes para estructurarlo: la digitalización, que ya no es una opción, la internacionalización, ser mucho más tecnológicos e industriales, apostar por la palanca de las renovables y la sostenibilidad y la búsqueda de una España continua. Con este último eje me refiero a que vemos un potencial económico importante en distribuir mejor la población, creando polos industriales y de innovación alrededor de poblaciones de en torno a los 100.000 habitantes.

¿Qué sectores pueden liderar el cambio?

No se trata de reinventar nada, sino de utilizar lo que ya tienes, donde ya eres fuerte. Nosotros los denominamos centros de competencia, e identificamos diez: automoción, renovables, TIC, logística, AVE, turismo, gastrohostelería, contenido digital, moda textil y ‘agrotech’. Cualquier plan debe pivotar sobre ser mucho más digitales, sostenibles e innovadores, y para eso la receta que nosotros vemos es utilizar estos centros de competencia como mecanismo para crear tecnología y exportarla hacia fuera. Desde luego, debemos aprovechar especialmente aquello que solo tengamos nosotros, en lo que seamos diferenciales. Por ejemplo, el sol.

¿Las renovables son una de las grandes oportunidades?

Es una actividad clave, porque ahora el 75% de la energía que consumimos es importada. Son 45.000 millones de euros. Además, debemos lograr desarrollar nuestra propia tecnología, algo que ya pasa en la eólica, pero menos en la solar. Y por supuesto creo que debemos aprovechar ese espacio que se va a crear en torno al coche eléctrico. Quizás no somos el país para hacer el I+D de estos vehículos, pero sí de todo lo que está a su alrededor: baterías, sensorizaciones, red de recargas... Pero para lograr todo esto debemos ser mucho más ágiles . Ahora mismo, por ejemplo, hay muchas iniciativas para construir soluciones solares, pero se atascan en la administración.

En su libro dedica un interesante capítulo al complejo proceso del despliegue de la banda ancha en España. ¿Será más sencillo el del 5G?

Las TIC y las 5G son uno de nuestros grandes retos. No basta con hacer solo la mejor red, sino que la tenemos que completar con aplicaciones, con soluciones que nos hagan ir más allá. Creo que el despliegue del 5G no será tan difícil como el de la banda ancha. Veo mucha más convicción y sentido de que hay que desarrollarlo, aunque me preocupa que acciones que deberían de estar ya en el mercado, como la licitación de las bandas de frecuencia, pues aún no estén todas. Hay que definir el espectro, hay que empezar a utilizarlo, hay que entregarlo a los ‘players’... Y me preocupa que la legislación provoque que los operadores construyan con el freno de mano echado y las redes no se desplieguen con toda la intensidad necesaria. Deberíamos aspirar a que España sea el paraíso de las comunicaciones digitales. Y desde el Gobierno habría que intentar impulsar bastante más a este sector . Me preocupa la sobrerregulación. Es un problema de cómo se ha manejado esto desde Europa. Se ha regulado el sector con tal exceso que lo que se ha provocado es que se hayan reducido las inversiones, y eso en otros mercados no ha sucedido.

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