Luis Artero
Protegerse y aprovechar las oportunidades de los mercados
«Si bien la cuestión del crecimiento del PIB es importante, los activos de riesgo ya descuentan unas perspectivas mucho más pesimistas»
Las últimas semanas han sido difíciles. Más allá de la ansiedad provocada por la volatilidad del mercado, el Covid-19 nos ha afectado a todos, de uno u otro modo. En tiempos como este, lo importante es hacer una pausa y mantener una perspectiva equilibrada. Las perturbaciones que el Covid-19 ha traído consigo ya han puesto punto final a la fase alcista de once años de renta variable y ahora cabe plantearse qué está ocurriendo en nuestra economía, qué impacto tendrá esto en los precios de los activos y qué pueden hacer los inversores ante esta situación.
La economía se enfrenta a tres perturbaciones o «shocks» diferentes: por un lado, un «shock» de oferta, ya que las estrictas medidas de confinamiento desembocarán en una menor producción y en la interrupción de las cadenas de suministro; por otro, una perturbación en la demanda, siendo cada vez más probable que se retrasará y se destruirá un nivel de demanda lo suficientemente importante como para lastrar el crecimiento del PIB a terreno negativo en la primera mitad de este año; y, por último, un «shock» en los precios de petróleo, una cuestión aún más compleja.
Si bien la cuestión del crecimiento del PIB es importante, los activos de riesgo ya descuentan unas perspectivas mucho más pesimistas, como consecuencia del pronunciado descenso de los precios de renta variable y el aumento de los diferenciales de crédito. Los movimientos que han registrado los precios de los activos son, más o menos, los que cabría esperar en una recesión. Pero en un escenario económico más severo, con mayor desempleo y un incremento de impagos, los activos podrían corregir algo más. Por tanto, es necesario seguir de cerca estos dos factores clave: la cantidad de crédito que fluye en la economía y la trayectoria del empleo .
En cuanto al precio del petróleo, por un lado, su abaratamiento es beneficioso para los consumidores y podría conllevar un mayor gasto en otros ámbitos. Pero, por otro, el desplome de los precios del petróleo perjudica claramente a los mercados de crédito (el sector energético representa el componente más abultado de la mayor parte de los índices de deuda de alto rendimiento o «high yield»). De hecho, los diferenciales de «high yield» (una medida de las futuras tasas de impago percibidas por el mercado) se ampliaron hasta niveles que no se observaban desde el colapso de los precios del petróleo en 2015 y 2016.
Ante estas perspectivas, ¿qué pueden hacer los inversores? Los efectos provocados por el Covid-19 refuerzan nuestra convicción de que los tipos de interés permanecerán en niveles bajos durante bastante tiempo. Los inversores que buscan ingresos tendrán que ampliar su abanico de inversión para encontrar ese rendimiento. Y también deberán tener en cuenta la posibilidad de incluir otras fuentes de diversificación en las carteras a efectos de amortiguar la volatilidad.
En nuestras perspectivas para este año contábamos con una ligera sobreponderación en renta variable a finales del año pasado. Y en renta fija estábamos posicionados principalmente en renta fija gubernamental como protección frente a potenciales perturbaciones, que ya han hecho su irrupción. Hoy, la renta variable mundial ha cedido en el año un 23% , mientras que la renta gubernamental se ha revalorizado un 3% . En los últimos 12 meses, la renta variable mundial ha retrocedido un 15%, mientras que los bonos gubernamentales se revalorizaron un 6%. Tras esta fluctuación de los mercados, la mayor parte de nuestras carteras ahora están infraponderadas en renta variable, y hemos decidido mantener dicho posicionamiento. En general, hemos adoptado una posición defensiva que pensamos será la mejor estrategia para invertir en este entorno de incertidumbre.
Asimismo, recomendamos que los inversores consideren el entorno actual de muy bajos tipos de interés para un posible apalancamiento moderado. Y también que aprovechen la volatilidad como oportunidad para invertir en determinados sectores de crecimiento secular, como la transformación digital, la innovación sanitaria o la sostenibilidad. Y lo que es más importante, que se cercioren de que tanto sus inversiones como el riesgo que asumen permiten lograr sus objetivos a largo plazo .
Luis Artero es jefe de Inversiones de JP Morgan Banca Privada España