Lufthansa, economía de guerra

La compañía alemana ha reducido sus gastos en un 43%

Aviones de Lufthansa EFE

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Lejos de la resignación, el consejero delegado del grupo Lufthansa, Carsten Spohr, ha presentado los datos de tercer trimestre con ánimo combativo. El grupo de aerolíneas alemán, que subsiste gracias a la respiración asistida del rescate público, ha sufrido una pérdida neta de 5.584 millones de euros hasta septiembre, frente al beneficio de 1.038 millones de euros de un año antes por estas fechas. Spohr se ha esforzado por detallar la estrategia que lleva a cabo la compañía. Ya que la pandemia impide los vuelos y mantiene, por tanto, bloqueada la tendencia de los ingresos, la empresa está poniendo en práctica una política draconiana de recorte de gastos. Prácticamente no hay flujo de gasto que no requiera la firma del presidente.

La pérdida operativa es de 5.857 millones de euros (beneficio de 1.637 millones de euros un año antes) y la facturación se limita a 10.995 millones de euros , con una disminución del 60% respecto al mismo periodo del año anterior. El resultado de los tres primeros trimestres incluye pérdidas por deterioro de 1.400 millones de euros correspondientes a 110 aviones o derechos de uso que no van a volver a funcionar, lo que perfila una dieta de adelgazamiento que dificultará reconocer esta empresa el día después de la pandemia.

En todo caso, en comparación con el segundo trimestre las pérdidas se redujeron debido a la ampliación de los vuelos en los meses de julio y agosto y a una reducción de todos los costes que no sean estrictamente necesarios.

La compañía ha reducido los gastos operativos en el tercer trimestre en un 43%, en comparación con el año anterior , en parte por unos costes de combustible más bajos, menores tasas y por el recorte en gastos de personal. «El trabajo a jornada a reducida para una gran parte del personal, en combinación con otras medidas, resulta en una reducción de costes fijos de más de un tercio», dice Spohr. La estricta gestión de liquidez limita las salidas de efectivo y el flujo de caja operativo tuvo hasta septiembre una salida de 1.598 millones de euros, frente a los 3.735 millones de euros un año antes.

«Hemos certificado una reducción significativa del drenaje de caja operativa en el tercer trimestre, en comparación con el anterior», informa el consejero delegado, que espera volver a tener un flujo de caja operativo a lo largo del próximo año. Para conseguirlo, va a llevar a cabo nuevas reestructuraciones en toda la compañía que la hagan más sostenible y eficiente en todas las áreas. Es consciente de que no habrá avances hasta que la pandemia permita incrementar la capacidad de vuelo al menos hasta un 50% del nivel anterior a la crisis y espera aprovechar este tiempo para llevar a cabo una remodelación profunda con la que dibuja lo que la compañía será en el futuro.

Algunos de los clientes ya han comenzado a notarlo. Frankfurt Arne Hess, consultor de Múnich, vuela en primera clase tanto como lo permite la crisis sanitaria, por motivos de trabajo, y es capaz de describir ciertos cambios que no son mencionados en la presentación de resultados. «Estoy un poco descontento con la forma en que Lufthansa me ve actualmente como un cliente de categoría alta», dice entre la queja y la comprensión. Eliminada buena parte de la competencia de las aerolíneas de bajo coste, Lufthansa ya no siente la necesidad de agasajar a sus clientes Premium , que no gozan de salas de espera vip ni de menús especiales. «Entiendo que ahora esté pasando, a pesar de yo he pagado un precio por el billete igual o más alto que el que pagaba antes de la pandemia, pero me temo que esto se va a quedar así en el futuro, cuando el coronavirus ya no sea la excusa, y lo cierto es que no tengo otra compañía con la que realizar los vuelos que necesito por mi trabajo», dice el consultor.

Lufthansa también está modificando todo su sistema de comunicación con los clientes, que ya volverá a ser el mismo. «En eso hemos salido ganando, ahora estás al tanto de todo lo que pasa en el aeropuerto gracias a los webcast y es muy refrescante», juzga el cliente. Lo cierto es que con esta nueva política, basada en internet y en el constante bombardeo con actualizaciones, Lufthansa anota también ahorros en personal de centralitas y de aeropuerto. Todo apunta a que el coronavirus podría llevarse con él, cuando se vaya, las ventanillas de facturación y atención al cliente , dando paso a un sistema totalmente automatizado que se comunica con el pasajero a través de la pantalla táctil de su teléfono móvil. La facturación en clase ejecutiva de Lufthansa solo está abierta en Frankfurt, Munich, Zurich, Ginebra y Viena. Las filas rápidas en los controles de seguridad se han cerrado en muchos aeropuertos debido al bajo volumen de tráfico y las salas VIP de los aeropuertos siguen cerradas. El salón de primera clase en Frankfurt y el Senator Café en Múnich dan la bienvenida a los mejores clientes nuevamente, pero la variedad de bebidas es limitada y solo hay alimentos empaquetados.

Durante un paréntesis de duración imprevisible, Lufthansa está dando prioridad al transporte de mercancías, que hasta septiembre contribuye a los resultados con unas ganancias de 169 euros, frente al transporte de pasajeros que es deficitario y que soporta el rescate de 9.000 millones de euros aprobado en junio.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación