Lidl acelera su apuesta en España por la sostenibilidad con el pescado

El 50% de los productos del mar de los supermercados tienen la bandera azul

JOAN CARLES VALERO

Al igual que las playas se distinguen por su calidad con el distintivo de la bandera azul, la pesca sostenible luce el sello, también azul, de la oenegé Marine Stewardship Council (MSC), que es el referente internacional en la protección de los mares, cuyo certificado garantiza la protección de las especies, la no explotación del ecosistema marino y la contribución al desarrollo sostenible del sector pesquero.

Un caso paradigmático de esas buenas prácticas ha sido la recuperación de la anchoa del Cantábrico tras estar el caladero 5 años cerrado por su sobreexplotación. Una circunstancia que revertió a partir de 2010 gracias al compromiso de la pesquería vasca, subraya Miren Garmendia, directora de Opegui, la organización de productores de bajura en Guipúzcoa. Un compromiso que también comportó la renovación de la flota, como recuerda Emeterio Urresti, presidente de la Cofradía de Pescadores Elcano, de Getaria.

Certificado menos del 1%

España es el cuarto productor de pescado y marisco de Europa, por detrás de Rusia, Noruega e Islandia. Cada año, se consumen en nuestro país más de un millón de toneladas, lo que supone unos 25 kilos por persona y 200 euros de gasto per cápita de esta proteína fundamental. Sin embargo, menos del 1% del pescado que comemos los españoles cuenta con el sello azul de pesca sostenible de MSC, organización que acaba de entregar a Lidl el galardón al «Supermercado líder en pesca sostenible» en el marco de sus premios «Mares para siempre». Laura Rodriguez, directora del programa español de esta ONG internacional, asegura que el premio se ha concedido a esta cadena por «su compromiso con la conservación de las especies y del ecosistema marino y su apoyo a las comunidades que viven de la pesca y siguen las buenas prácticas certificadas».

La anchoa del Cantábrico es el mejor ejemplo de sostenibilidad en nuestro país

Según la FAO, organización de la ONU para la alimentación, el 20% de la pesca en el mundo es ilegal, lo que afecta negativamente al ecosistema marino, ya suficientemente comprometido por la contaminación y el cambio climático. Además, el 33% de las poblaciones de peces sufren sobreexplotación, lo que puede perjudicar la subsistencia de las familias que en nuestro país dependen de la pesca, además del impacto medioambiental. MSC lleva diez años en España y ha certificado un total de 975 productos con el sello azul de la flota de merluza, bacalao, anchoa, sardina, bonito, pulpo, atún listado y atún rabil.

En ese contexto, Lidl se distingue en el sector de la distribución por centrar su estrategia en España en la sostenibilidad. Una apuesta que, en el caso de los productos derivados del mar, alcanza el 50% que ya cuenta con el sello azul de la sostenibilidad. Según Michaela Reischl, gerente de Responsabilidad Social Corporativa de Lidl, solo en el último año, la cadena ha comprado 35.000 toneladas de pescado en España por un valor de 275 millones de euros. De esa cantidad, más del 40% ha ido destinado a la exportación, lo que contribuye al desarrollo internacional de la industria pesquera española.

La apuesta estratégica de Lidl por la sostenibilidad empezó hace dos años con el compromiso de dejar de vender huevos de gallinas enjauladas. Un cambio de paradigma en favor del bienestar animal que, manteniendo los precios más baratos, ha logrado aumentar el 33% sus ventas de huevos. También la leche fresca de sus tiendas proviene exclusivamente de vacas con el doble certificado de pastoreo y de bienestar animal. Otro hito ha sido la eliminación de la venta de bolsas de plástico en sus 550 tiendas en España.

Yurrita, el jamón del mar

La anchoa del Cantábrico es uno de los productos de pesca sostenible incluidos en la oferta fija de los lineales de Lidl. Cada año, la cadena compra a los pescadores vascos 500 toneladas de anchoas identificadas con el sello azul para la venta en España y la exportación en 22 países. Yurrita, empresa familiar fundada en 1867 en Mutrico, es su principal proveedor tras un proceso en el que cada anchoa pasa al menos por las manos de cinco personas que la descabezan, la meten en un barril de salmuera para su salazón, la escaldan para extraer la piel, cortan con tijera la espina y cola, la filetean para quitar la espina dorsal y finalmente meten el filete de anchoa en la lata con un líquido de cobertura, que mayoritariamente es aceite de oliva refinado o virgen extra.

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