El Brexit duro añade más humo al fuego de la crisis

En plena recesión, la salida abrupta del Reino Unido de la UE trabaría una relación comercial que supone el 1,5% del PIB español

Automóvil, alimentación, textil, transporte y pesca serían algunos de los sectores señalados en un escenario cada vez más plausible

Laura Montero Carretero

Laura Montero Carretero

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El tiempo apremia y las negociaciones sobre el Brexit han entrado en punto muerto. El 15 de octubre es la fecha límite para alcanzar un pacto que evite que el próximo 31 de diciembre se produzca una salida abrupta . Una opción muy temida por las empresas españolas porque las relaciones con Londres pasarían a ser similares a las de un país con el que no hay acuerdos comerciales de ningún tipo, pero que cada vez es más plausible. El gobierno británico ha generado todavía más incertidumbre con su intención de aprobar una ley que dejaría en papel mojado aspectos clave del acuerdo de retirada y que ya ha superado su primer test parlamentario… La economía española, todavía en cuidados intensivos por la crisis provocada por el coronavirus, contiene la respiración ante la posibilidad de un Brexit a las bravas que acabaría rematando su ya maltrecha salud.

«Las negociaciones tienen mala pinta y en estos momentos parece que todo iría hacia un Brexit duro. Si el Covid nos ha dejado noqueados en sectores como el turismo o la hostelería , la salida abrupta de Reino Unido del bloque comunitario daría la puntilla al problema que ya tenemos», advierte Miguel Ángel Benedicto , profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea y experto en política de la UE.

La ruptura caótica pinta un panorama nada halagüeño. «Las empresas están sufriendo demasiados avatares seguidos. La pandemia no podíamos imaginar que viniera y la tenemos aquí . Todo lo que sean más dificultades en restablecer el comercio internacional es negativo», señala Valentín Pich , presidente del Consejo General de Economistas.

Pero lo cierto es que, tras 47 años de pertenencia al club europeo, el «no-deal» está ganando enteros . «El impacto es muy preocupante porque no se verían afectados únicamente los flujos comerciales, sino también aspectos vitales para la economía como son los servicios financieros, las operaciones de transporte aéreo y por carretera o los requisitos sanitarios y fitosanitarios, por ejemplo», asegura Antonio Bonet , presidente del Club de Exportadores.

A día de hoy, España y Reino Unido mantienen unas relaciones económicas y comerciales muy fluidas que corren el riesgo de debilitarse si la transición se cierra sin un marco de relación para el futuro. «En el primer trimestre de este año, la inversión extranjera directa de Reino Unido en España ascendió a 810 millones de euros, situándose a la cabeza . La falta de acuerdo generaría un menor crecimiento de esa inversión», explica Luis Pardo , presidente de la Cámara de Comercio Británica en España, que alerta, además, «de la congestión que podría haber en las aduanas, la caída de la libra, la volatilidad de los mercados financieros e incluso el posible traslado de algunas multinacionales o reajustes de cadenas productivas». Una dura factura que dañaría a ambas partes. Por este motivo, la institución empresarial aboga por un «Brexit inteligente» que permita mantener el nivel de inversiones desde Reino Unido a España, algo que, a su vez, «crea puestos de trabajo, competitividad y bienestar».

Reino Unido lideró la inversión extranjera en España en el primer trimestre del año

Es mucho lo que hay en juego. Reino Unido es el segundo país inversor en España, sumando en valores absolutos 63.225 millones de euros en 2018 (último dato disponible), lo que supone un 6,7% más respecto al ejercicio anterior. Es también el segundo destino de la inversión española en el exterior, solo superado por Estados Unidos. Por si fuera poco, en 2019 se colocó como el quinto cliente de las exportaciones nacionales de bienes y servicios (6,8% del total) y como el séptimo proveedor español de mercancías, con una cuota del 12,4% del total. Es, además, el principal mercado emisor de turistas a nuestro país, con 18,08 millones de visitantes en 2019 , y sus ciudadanos continúan como los extranjeros que más vivienda compran en España. Unos sólidos cimientos amenazados por la sombra de un Brexit duro que sería la peor forma de cerrar este aciago 2020 que tan resentida ha dejado la economía nacional.

Y es que con un divorcio desordenado, Reino Unido pasaría a formar parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC) «aplicando los correspondientes aranceles a los productos españoles y de la Unión Europea y viceversa, aranceles que en muchos casos son significativos», tal y como destaca Antonio Hernández , socio responsable de Internacionalización y Brexit de KPMG en España. Este escenario, dice, exige que las empresas estén preparadas no solo ante posibles aranceles a la exportación a Reino Unido y de importación de este mercado, sino también «en otros ámbitos, como el aduanero, fiscal, legal y regulatorio, movilidad de personas y financiero». El impacto sería grande, ya que Reino Unido es un socio económico de especial importancia para España: «El 1,5% de la riqueza nacional depende de las ventas a Reino Unido –como así refleja un reciente informa del Banco de España–. Que no haya un acuerdo haría muchísimo daño», apunta Benedicto.

La mayor parte de los sectores se verían afectados. Uno de ellos, el del automóvil. «Se impondrían aranceles del 22% en camiones y furgonetas y del 10% en vehículos, lo que repercutiría en el precio final», dice el profesor. Otros sectores muy vulnerables al golpe son el agroalimentario, el textil y el pesquero , que perdería el acceso a los caladeros británicos en los que la flota española captura anualmente 9.000 toneladas de pescado por un valor aproximado de 27 millones de euros. El transporte tampoco se libraría, con IAG (Iberia) en el punto de mira ya que por su estructura accionarial–las normas comunitarias exigen al menos un 50% de accionistas de la UE– podría perder su licencia para operar vuelos dentro del bloque europeo.

Sin olvidar, por supuesto, el revés para el sector turístico, que ejerce un efecto tractor en otras industrias y que sigue convaleciente de la debacle causada por el coronavirus . « En el ámbito de los servicios el sector turismo podría ser uno de los más afectados , no tanto por la posibilidad o no de acuerdo, como de las repercusiones que dicho resultado pueda tener sobre la economía británica y el poder adquisitivo de sus ciudadanos o las fluctuaciones cambiarias», señala Antonio Hernández.

El sector inmobiliario está igualmente muy expuesto: los británicos lideran la compra de viviendas por foráneos en España al estar detrás del 13,31% de las formalizadas por extranjeros en el segundo trimestre de 2019, aunque el porcentaje fue el más bajo de la serie histórica. Un retroceso que, según los expertos, se acelerará si Reino Unido abandona la UE sin acuerdo. «Si la libra se devalúa frente al euro, la disminución de la capacidad de pago de los ciudadanos británicos afectará a la compra y también habrá menos operaciones de alquiler durante los periodos vacacionales», explica Ferran Font , director de estudios del portal inmobiliario Pisos.com. Lugares como Baleares, Comunidad Valenciana o Canarias, muy expuestos a estos compradores, se llevarían la peor parte.

Desviación del comercio

Las exportaciones españolas se enfrentan, además, al riesgo de perder competitividad. «Reino Unido va a firmar sus propios acuerdos comerciales con mercados relevantes para España, como EE.UU., Japón (alcanzado recientemente) o Australia, y se producirá un efecto negativo de desviación del comercio al empeorar las condiciones competitivas de nuestros productos en Reino Unido y mejorar las de nuestros competidores», dice Hernández (KPMG). Una de las soluciones pasaría por la diversificación geográfica. «En ese escenario negativo habría un efecto destrucción del comercio, pero podríamos profundizar en nuestras relaciones comerciales con el resto de la UE para reorientar las exportaciones que se perderían con el Brexit duro», sostiene Antonio Moreno , director del Master of Economics and Finance de la Universidad de Navarra.

Con todos estos desafíos sobre la mesa, a las empresas españolas no les queda otra que elaborar planes de contingencia para minimizar los efectos adversos. «En esta fase en la que necesitamos recuperarnos cuanto antes de la recesión, que el 6,8% de nuestras exportaciones de bienes estén sometidas al riesgo que supone un Brexit duro pone más palos en la rueda de nuestra recuperación », lamenta Alfredo Bonet , secretario general del Círculo de Empresarios, que cree que las compañías son cada vez más conscientes de la importancia de prepararse. «Llevamos meses con esta espada de Damocles encima y ahora es una prioridad cada vez mayor porque el cambio en las relaciones comerciales va a ser bastante más brusco si no hay acuerdo. Algunas de las empresas han empezado ya a tomar medidas», asegura.

La búsqueda de nuevos mercados compensaría la caída de las exportaciones a Reino Unido

No hay tiempo que perder. «Las empresas con inversiones directas en el país pueden verse afectadas por cuestiones como el descenso de la demanda local ante la caída del PIB, la volatilidad de la libra, los temas regulatorios, la posibilidad de disrupciones en la cadena de suministro o la movilidad de personas», subraya Antonio Hernández. A las compañías con una relación meramente comercial con Reino Unido «serían los temas arancelarios/aduaneros, regulatorios y cambiarios los que más pueden afectarles».

El Instituto de Comercio Exterior (ICEX) puso en marcha en febrero de 2019 el llamado «Cheque Brexit» , que ofrece a las compañías un descuento –el 80% para pymes y el 60% para no pymes– en el precio de los Servicios Personalizados prestados por ICEX desde la Oficina Económica y Comercial de España en Londres. «El balance hasta la fecha es que se han proporcionado cerca de 1.000 servicios a empresas», comentan desde la institución. La carrera para alcanzar un Brexit con acuerdo encara su recta final mientras España espera un desenlace que no eche más gasolina al fuego económico desatado por la pandemia.

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