Lacalle, sobre su renuncia a ser diputado: «La falacia de o ministro o nada no se sostiene»
El responsable del área económica del PP alerta de que elevar los impuestos en plena desaceleración económica es muy dañino y lamenta el escaso peso de los tema económicos en la actual campaña electoral
Fue unos de los fichajes estrella de Pablo Casado para liderar el equipo económico del PP y, tras la derrota en la urnas, la semana pasada anunció que renunciaba a su acta de diputado. El economista y gestor Daniel Lacalle explica a ABC que es una cuestión «de equipo» y remarca que su compromiso con el proyecto sigue «intacto». Le cuesta decidir si es más difícil gestionar fondos o votos, pero se muestra contundente para reclamar una mayor presencia de la economía en los debates.
¿Por qué renunció a ser diputado?
Es una cuestión de equipo, de maximizar lo que cada uno podemos ofrecer al partido y al país. Ante la evidencia de que voy a tener más responsabilidades en el equipo económico del PP, creo que era una decisión lógica ceder mi escaño a alguien que, además, creo que lo merece de una manera muy, muy especial. Pero voy a continuar con la misma labor y el mismo compromiso.
¿Es decisión suya o del presidente?
Ha sido una decisión 100% mía que, por supuesto, comuniqué a Pablo Casado y a Teodoro García. Y la entendieron perfectamente.
¿La compartieron también?
Mi iniciativa contribuye a fortalecer el proyecto del PP. Mi presencia va a estar ahí, intacta, en las propuestas económicas, en el comité ejecutivo, en la fundación. Pero de una forma más útil.
¿No hay un motivo económico?
No. Cualquiera que analice las incompatibilidades que hay con el Congreso de los Diputados puede ver que no existen limitaciones para que yo llevase a cabo mis actividades privadas. Y para ser ministro no hace falta ser candidato ni diputado, así que la falacia de «o ministro o nada» tampoco se sostiene.
¿Faltó economía en la campaña?
Sí, fue menos importante en esta campaña de lo que debería haber sido. El debate económico estuvo centrado en cuestiones muy de titular, como las pensiones, y, sin embargo, se olvidaron los debates en profundidad. El PSOE se dedicó a negar de manera contundente una realidad que ahora refleja como evidente en sus propias estimaciones.
¿Qué reformas económicas deben centrar el debate público?
En primer lugar, cómo afrontar el reto tecnológico. Nosotros lo llevábamos claramente en nuestro programa y lo hemos hablado en algunos debates, pero no ha acaparado ni un titular. En España no hemos hablado de cómo afrontar la ralentización, ni de los efectos que tendrá llevar unas políticas contrarias a las que está tomando el resto del mundo. Nos hemos centrado en lo que está pasando en España y hemos olvidado lo que está ocurriendo en el resto del mundo. También ha faltado el debate sobre la consolidación presupuestaria en un entorno de desaceleración. Tanto por la izquierda como por la derecha, por Cs, todos los programas estaban orientados a una fase expansiva.
¿Qué ideas van a liderar ahora el discurso económico del PP?
El discurso del PP es defender al contribuyente, las familias, los autónomos y las medianas empresas. España debe recuperar la senda de las reformas serias para apuntalar una desaceleración que no podemos convertir en crisis.
En la campaña autonómica tampoco se debate sobre la reforma del sistema de financiación. ¿Qué plantean?
De nuevo nos encontramos que el debate económico está completamente fuera de los grandes titulares. Sin embargo, es básico pensar en cómo abordar la financiación autonómica en un entorno de ralentizacion, y advertir de que las enormes subidas de impuestos autonómicos que algunos proponen son un peligro. Habría que hablar de potenciar la atracción de inversión, otro gran tema olvidado. Por eso el PP propone una gestión en la que el contribuyente no sufra el aumento de impuestos que es muy dañino en un entorno de desaceleración. Hay que hacer una política autonómica que ponga como centro de las propuestas lo más importante: fortalecer el tejido empresarial y la renta disponible de las familias.
¿Qué le parece el registro horario?
Es una medida completamente improvisada, anquilosada y anticuada. En una época en que tenemos que estar pensando en flexibilidad para mejorar la conciliación, volver a fichar como en 1980 no deja de ser un anacronismo. Hay medidas mucho más efectivas para combatir las posibles horas extras no remuneradas que la de llevar a todos los trabajadores a una situación contraria a la que están llevando a cabo los países líderes, que están orientados a mejorar la flexibilidad del trabajo y fortalecer la calidad de vida.
Los planes del Gobierno pasan por presentar los Presupuestos que ya se rechazaron ¿Qué opinión le merecen?
Son unos Presupuestos con unos ingresos desproporcionados y unos gastos muy superiores a los reconocidos. El problema es que el Gobierno se niega a reconocer lo que todos los organismos que analizan sus Presupuestos le dicen y es que los desvíos son muy importantes en ingresos y en gastos.
Bruselas ha alertado de un mayor déficit...
De hecho, lo que creo que busca el Gobierno es que Bruselas termine por aceptar esos Presupuestos por aburrimiento. El Gobierno quiere esconderse detrás del argumento de «como Italia lo hace peor, nosotros podemos hacerlo mal». Como un alumno que se vanagloria de haber suspendido seis asignaturas porque otro ha suspendido ocho.
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