El jugoso negocio de la fiebre «veggie»
Casi cuatro millones de españoles han decidido reducir o eliminar de su día a día los productos de origen animal, impulsando un millonario negocio que ya seduce a grandes firmas y pujantes startup
Ni es una moda ni una campaña impulsada por superestrellas de Hollywood. La cultura vegana y vegetariana, o la flexitariana, o sencillamente los millones de consumidores que han decidido, por salud o por principios, eliminar o reducir el consumo de carne es una fiebre que se ha desatado a nivel mundial. La revolución «veggie» (como se denomina a este movimiento) está seduciendo a grandes y pequeñas empresas: desde jóvenes startup que buscan innovadores productos alternativos a la proteína animal a grandes cadenas de comida rápida que ya tienen pizzas y hamburguesas en esta nueva versión, pasando por multinacionales de la alimentación, gigantes cárnicos, cadenas de supermercados, restaurantes... Hasta el textil y la cosmética se han rendido al atractivo del reino vegetal.
De hecho, esta misma semana Papa John´s anunció su nueva pizza «veggie», gracias a un acuerdo firmado con el gigante americano Beyond Meat, uno de los creadores de una hamburguesa vegetal que imita a la de carne de vacuno y que también se alió con McDonald’s para vender ese producto en sus establecimientos de Canadá. El mismo camino que ha seguido su competidor, la gran cárnica estadounidense Impossible Flood, que unió sus fuerzas a Burguer King para despachar su hamburguesa vegetariana en los restaurantes de la cadena rápida en Estados Unidos y, luego, se asoció con Unilever para hacer lo mismo en Europa.
«La industria cárnica se está dando cuenta de que o se adaptan a una sociedad cada vez más concienciada o se queda fuera del mercado. Hace ya un par de años, que el CEO de Tyson Foods afirmaba que el futuro de la proteína era vegetal», defiende Cristina Rodrigo, directora de ProVeg España, una organización internacional para la conciencia alimentaria que cuenta con su propia incubadora de empresas. Según datos de esta entidad, el mercado mundial de la carne vegetal está valorado en casi 11.000 millones de euros. «Los analistas de Barclays prevén que la industria alternativa de la carne se dispare a un valor de cerca de 130.000 millones de euros en 2029», indica Rodrigo.
El mercado mundial de la carne vegetal está valorado en casi 11.000 millones de euros
En España, marcas como Campofrío ya han lanzado su gama «veggie». En este caso, fue en 2017 cuando esta empresa burgalesa comenzó con su fiambre y salchichas vegetarianos bajo la marca Vegalia, a la que va incorporando novedades. «Es una de las vías de crecimiento para estas compañías. Los tamaños aún son pequeños pero crecen a un ritmo que no se ve en otras categorías de la alimentación más maduras. Cuando hace años nacieron las bebidas vegetales, muchas lácteas entraron en esta categoría para compensar posibles futuras pérdidas de consumidores en su negocio tradicional. Y no se equivocaron. En la actualidad ocurre algo parecido: es una manera de contener un riesgo difícil de calibrar», explica Jaime Martín, fundador y CEO de la consultora Lantern.
Entraron en los supermercados
Pero esto es solo la punta de lanza de un sector con un enorme potencial, donde cada cual busca hacerse hueco. Las cadenas de supermercados tampoco se lo quieren perder. Muchas ya tienen en sus lineales este tipo de productos, incluso bajo su propia marca. Lidl ha incorporado albóndigas de proteína vegetal y tortilla sin huevo a base de garbanzos a través de su insignia My Best Veggie. La francesa Carrefour vende sus «nuggets» veganos bajo su marca blanca Carrefour Veggie. Mercadona, El Corte Inglés, Aldi, Alcampo... están apostando por ofrecer suculentas alternativas a la proteína de origen animal.
«Ahora puedes hacer la compra en un solo súper, hace diez años esto era impensable. Era muy difícil encontrar estos productos. Había algo en herbolarios y en tiendas dietéticas a precios desorbitados. Ahora los productos se van desarrollando conforme demandamos los consumidores. La industria está haciendo un buen trabajo, hay un gran compromiso y ganas de investigar y sacar novedades», opina Silvia Moriano, miembro de la Unión Vegetariana Española (UVE), la única organización en nuestro país que certifica el V-Label. Este sello europeo garantiza y asegura que tanto en su proceso de elaboración como en origen el producto es 100% vegano o vegetariano. España ya tiene cerca de 3.000 artículos con esta certificación.
La #pizza 🍕 ideal del 86,2 % de los españoles no llevaría carne de origen animal, es el dato que se desprende de la encuesta de Papa John's, ¿estáis de acuerdo? 🙋🏽♂️🙋🏻
— ProVeg España (@provegES) January 29, 2020
Os dejamos todos los detalles del lanzamiento y más datos de interés en el blog 👇https://t.co/PBa6qsqwte
Donde el movimiento «veggie» también penetra, y cada día más, es en el canal Horeca. En los dos últimos años se ha duplicado en España el número de restaurantes «amigables» para estos consumidores, sumando ya 1.800 establecimientos. No solo la restauración organizada está adaptando sus cartas para ofrecer más opciones vegetales(como VIP, Foster’Hollywood y KFC), también surgen nuevos negocios muy próximos al concepto «veggie» como Flax&Kale, Honest Greens, Bump Green, Batavia, Veggie Garden...
Startups disruptoras
En este mercado, las startups no se quedan atrás. «Los productos más logrados y con propuestas más rompedoras han venido de la mano de startup», afirma Jaime Martín. Están, por ejemplo, Pink Albatros, una marca que elabora helados aptos para veganos (sin leche de origen animal); Heura, la insignia bajo la que la pequeña empresa catalana Foods for Tomorrow comercializa su imitación vegetal de la carne de pollo y ternera, que se vende en Mercadona; y Agrasys, una spin-off del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha creado el cereal Tritordeum (su pan se vende en El Corte Inglés y sus productos están disponibles en diferentes países de la Unión Europea).
Nuestro país ya cuenta con cerca de 3.000 artículos que llevan el certificado europeo V-Label
No es para menos. Todos se han dado cuenta de la gran masa de consumidores que ya demanda este tipo de productos. El informe «The Green Revolution 2019», de la consultora Lantern, estima que en España el 7,8% de la población adulta es «veggie», en cualquiera de sus versiones: flexitariano (consumen ocasionalmente carne o pescado), vegetarianos (no comen carne pero sí, lácteos, huevos y miel) y veganos (no comen nada de la proteína animal, ni sus derivados). Eso se traduce en 3,8 millones de personas. Sólo en los dos últimos años los consumidores que se han decantado por estas dietas han aumentado un 27%, es decir, 840.000 personas más. «El mercado "veggie" está creciendo con mucha fuerza. Predecimos que en 2021, otro millón de consumidores se habrán pasado a este tipo de dieta», estima Jaime Martín.
Más otros muchos omnívoros que desean introducir más alternativas vegetales a su dieta en detrimento de la proteína animal, como indica Daniel Gómez, director de Gama de Campofrío. De hecho, en Estados Unidos el 95% de las personas que comen hamburguesas vegetales no son veganos. «El 31% de los consumidores —cuenta— declara que está incorporando más vegetales a su vida y un 35% que ha reducido su consumo de carnes. Es una masa de consumidores muy importante. Esta es una tendencia que ha llegado para quedarse. En otros países europeos, como en los nórdicos, ya lleva mucho tiempo normalizada».
Motivaciones
Razones no les faltan a ninguno para seguir un tipo de alimentación más libre de proteína animal. Unos lo hacen por salud, otros por contribuir al bienestar animal y muchos por ayudar a la sostenibilidad del planeta. El informe «Más allá de la carne», de ProVeg, estima que s i la población española redujese a la mitad el consumo de productos animales descendería un 17% el consumo de agua, un 30% el uso de suelo y un 36% las emisiones contaminantes. «Hay gente que no le importa pagar más para que su comida se adapte a sus principios. Ahora asistimos al "boom" del "veggie" y hay personas que se quedarán y otros se irán con los años», entiende José Miguel Mulet, profesor de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia.
En cualquier caso es la tendencia del futuro: «Vamos hacia el flexitarianismo, a una dieta principalmente de verduras y frutas y de vez en cuando carne. El futuro no es solo salud sino conseguir una sostenibilidad ambiental. Y eso se hace comiendo menos carne», sostiene Mulet. Algo que tienen muy interiorizado los millenials y la generación Z. El informe de Lantern Paper estima que casi un 15% de los jóvenes entre 18 y 24 años son «veggies».
No obstante, a la oferta de productos sin proteína animal le queda mucho recorrido. «Hay que hacer mucha investigación y desarrollos más largos, para que los productos estén a unos niveles de sabor y calidad elevados», comenta Daniel Gómez, de Campofrío. Algo en lo que todos coinciden, como en otros retos de esta industria: mayor transparencia, «muchos sucedáneos no se sabe muy bien cómo se fabrican y algunos son ultraprocesados», se queja Jaime Martín; «los listados de ingredientes tienen que ser más cortos y que se puedan entender, apostar por alimentos más reales y sin aditivos», exige Cristina Rodrigo... Ofrecer más variedad y opciones (por ejemplo, desarrollar más quesos y pescados vegetales) a precios más competitivos, progresar en los formatos, mejorar la textura y el sabor de los productos y que sean más accesibles, con mayor presencia en los lineales de los supermercados... son algunos de los desafíos donde esta industria debe poner sus esfuerzos para entrar en un futuro, que se espera muy prometedor y que es cada vez más demandado por un consumidor del siglo XXI mucho más exigente.
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