¿Recesión?
Todo pasa por cómo de largo sea el episodio actual. Aunque ahora resulte difícil tratar de anticipar nada, todo parece indicar que las consecuencias para la economía esta vez van a ser menos de lo que podríamos anticipar tirando de retrovisor
El gran interrogante ahora es qué pasa con el crecimiento económico. La subida de las materias primas y el incremento de los precios va a provocar que la economía descarrile o no.
Realmente es difícil anticipar nada porque todo pasa por lo que haga el petróleo. Y aunque la fuerte subida no es solo consecuencia de la guerra en Ucrania, la última pata si ha sido a raíz de la invasión rusa. De momento y a pesar de los amagos de los unos y de los otros el suministro de hidrocarburos rusos sigue prácticamente como estaba. Y aunque el ruido ha sido y sigue siendo mucho, el peor de los escenarios para la evolución del precio del crudo no se ha dado lo que sirve para que se vayan ajustando la cosas gradualmente. Lo que realmente importa para la evolución de la economía mundial es lo que pase con el crudo. El peso del gas en las balanzas de pagos de las economías desarrolladas es mucho menor. Y en este punto importa recordar que la oferta de petróleo es de 100 millones de barriles al día . Y que es un juego de suma cero en el que la importancia de Rusia es relativa. Los barriles que hoy de forma oportunista le esté comprando India se los deja de comprar a otro exportador que con toda seguridad desviará esa producción a los países que hayan dejado de comprar a los rusos. Aquí nadie está dejando de producir o produciendo menos premeditadamente como en lo que conocemos como la crisis del petróleo. Una vez que se ajusten los flujos, si nada se rompe, el precio debería volver a las andadas.
Con respecto al impacto de la subida de los precios en el crecimiento económico hay dos factores que hay que tener en cuenta para poner en perspectiva la consecuencias del brutal incremento que estamos sufriendo. Por un lado es que deberían ser temporales. Y por otro que nos pilla en buen momento. La temporalidad viene determinada por lo que tarden en solventarse los problemas en los cuellos de botella por el lado de la oferta a lo que ayudará la menor demanda de China por la ralentización de su economía. Y con respecto al momento, el hecho de que tras la pandemia las tasas de ahorro acumulado sean extraordinariamente altas y que la propensión a consumir sea muy alta por el afán de recuperar el tiempo perdido, hace que el menoscabo en el consumo y en la economía vaya a ser mucho menor que si nos hubiera pillado en otro momento.
Todo pasa por cómo de largo sea el episodio actual. Aunque ahora resulte difícil tratar de anticipar nada, todo parece indicar que las consecuencias para la economía esta vez van a ser menos de lo que podríamos anticipar tirando de retrovisor. El sesgo retrospectivo que siempre tenemos a la hora de analizar la realidad económica como ya pasó en la pandemia puede que nos esté jugando otra mala pasada. No vamos a tardar mucho en comprobarlo.
Elon
Fascinante. Todo lo que hace este personaje levanta pasiones. La última ha sido lo de la noche a la mañana tratar de hacerse con Twiter para excluirla de cotización con lo que en el argot se conoce como una opa hostil. El revuelo ha sido mayúsculo. La excusa que ha esgrimido -atractivo empresarial- no convence a nadie. Su capacidad como empresario está fuera de discusión pero de momento tiene muchos platos en el aire como para ponerse al frente de una red social con lo que eso supone.
Las reacciones son de todo tipo. Desde los envidiosos habituales que se echan las manos a la cabeza por el tamaño de la operación y cuestionan la legitimidad de uno de las personas más ricas del mundo para comprarse lo que quiera. A los liberales de salón que la aplauden a rabiar porque creen que lo que busca es levantar las restricciones de la red social -de las que por cierto Musk es sufridor habitual- para crear un espacio más libre.
A estas alturas es poco (o nada) probable que la operación prospere. Pero eso no creo que le importe al americano. Ha conseguido lo que quería. Una vez más (y no es fácil llevar la cuenta) vuelve a ser el centro de atención. Muchos medios abren con la noticia y vuelve a estar en boca de todos. Y ese probablemente sea el objetivo. El afán de notoriedad del personaje está fuera de toda duda. Es una estrategia en sí misma. Hasta ahora le ha dado muy buen resultado. Ha conseguido surfear todas las olas que ha cogido (y han sido muchas) y salvo algún pescozón ha salido indemne de los muchos líos en los que se ha metido. Probablemente de este salga igual. Financieramente ya ha ganado. Ha conseguido volver al candelero. Y aunque su forma de actuar sea del todo reprobable, tiene pinta que de ésta escapa dejándose pocos pelos en la gatera. Ladran luego cabalgamos debe pensar.
La fiesta no va a parar
Los banqueros de inversión lo tienen claro. Las curvas no van a frenar el ritmo de operaciones corporativas. La cantidad de pólvora seca es mucha y las posibilidades si acaso se han reducido lo que hace que entren en el radar algunas que hasta el momento se escapaban por el tamaño.
En el occidente desarrollado hay pocos países que cumplan con lo que exigen los grandes inversores financieros que son los dueños del dinero. Dos países en America y no más de cinco o seis en Europa que van a aglutinar prácticamente todas las operaciones. Preferiblemente sectores con dividendos recurrentes pero no solo. Con el precio del dinero donde está hay pocos sectores que se queden fuera. Hemos vistos movimientos en compañías de infraestructuras e inmobiliarias. Pero no se va a quedar ahí. Medios, telecomunicaciones, financieras, utilities… pocos sectores se van a escapar de esta ola.
El listón se ha ido subiendo en lo que a tamaño se refiere pero la falta de opciones y el mucho interés hace que prácticamente a diario nos desayunemos con algún anuncio que establece nuevos máximos. En el último gran ciclo de operaciones corporativas nos quedamos a las puertas del umbral de los cien mil millones. Se dan las circunstancias para que esta sea la buena. Y probablemente no sea solamente una.
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