José Ramón Iturriaga - EL QUINTO EN DISCORDIA
Más allá del bochorno
El INE, o bien revisa sus datos, ya revisados, o el año que viene va a tener que inflar el dato para contabilizar lo que ya ha pasado
El INE
El avance de los datos de afiliación a la Seguridad Social que conocimos la semana pasada del mes de noviembre vuelven a sorprender. Un mes más el número de afiliados va a crecer mucho, más de lo que es habitual en estas fechas, dejando el número de afiliados claramente por encima de donde estaban antes de empezar esta crisis. Sin duda, este buen momento en el empleo también se va a trasladar a los esquemas temporales de protección de empleo que probablemente cerrarán el mes por debajo de más de 100.000 personas con el paraguas del ERTE de las que a tiempo completo serán algo más de 50.000.
Si a lo anterior sumamos la evolución de los ingresos fiscales o de la Seguridad Social, la evolución de la mora –la morosidad de la Seguridad Social es de lo primero que empeora cuando las cosas se empiezan a torcer– u otros muchos indicadores sobre la evolución del sector exterior o la construcción, creo que resulta adecuado volver sobre los controvertidos datos del INE.
Sin duda y, como decía uno de sus responsables hace unos días, no es fácil contabilizar lo que está pasando en la economía últimamente. Ahora, los datos de empleo o de ingresos fiscales, la evolución de la recaudación por IVA o el gasto con tarjetas de crédito –como ‘proxy’ del consumo– ya están, son los que son y no cabe revisión alguna. Además, no coinciden con lo que dice el Instituto Nacional de Estadística.
O bien revisan sus datos, ya revisados, o el año que viene van a tener que inflar el dato para contabilizar lo que ya ha pasado.
Más allá del bochorno, importa recordar que las cifras que publica el INE no son inocuas. Sus controvertidas revisiones, entre otras cosas, ha arrastrado a las previsiones del conjunto de analistas con lo que eso pueda suponer. No basta con que sus responsables salgan entre vagas disculpas aireando las dificultades que entraña su trabajo actualmente, sino que lo solucionen lo antes y mejor posible.
A golpe de titular
El mercado continúa moviéndose a golpe de titular. Esto no es nada nuevo, siempre se ha caracterizado por primero pegar y luego analizar. Y estos momentos se amplifican más en unas bolsas en las que el peso de la gestión pasiva y lo que podríamos definir como las máquinas es cada vez mayor. Algoritmos, índices, modelos cuantitativos, cestas que tratan de aprovechar una u otra circunstancia, magnifican los movimientos en el corto plazo a golpe del titular del día.
La semana pasada, el anuncio de nuevas restricciones en Austria para tratar de controlar la nueva ola se tradujo en fuertes subidas de lo que se engloba en acciones que se benefician de quedarse en casa. Y fuertes caídas de lo que se llama acciones para la reapertura económica.
Con independencia de que en algunos países europeos en los que los que coincide que la vacunación no ha avanzado todo lo deseable sufran repuntes en los contagios más o menos fuertes, pensar que vamos a volver a dar grandes pasos atrás en el proceso de reapertura es exagerado.
Hoy tenemos ejemplos de los países que van por delante que han tenido amagos de repuntes como los que se están viendo ahora en algunos países europeos y no han sido necesarias muchas medidas adicionales para controlarlos. Los repuntes de contagios no se han trasladado en ningún caso de forma similar a hospitalizaciones y fallecimientos –entre la población vacunada el ratio de fallecimientos es menor que el de la gripe–. En el Reino Unido llevan con un alto ritmo de contagios diarios desde el verano –entre 30.000 y 50.000 casos diarios– y su sistema sanitario no ha tenido problema en soportarlo sin que haya sido necesario adoptar ninguna restricción.
Muchas de las medidas que se están anunciando en algunos de estos países están destinadas a ‘animar’ a los grupos de resistencia a vacunarse.
Tercera vacuna y alguna medida concreta en algún sitio que la cosa vaya algo peor serán suficientes para meter en vereda esta nueva ola. Apostar, como pasó el viernes, a que volvemos a las andadas se debe a que el mercado primero atiza y luego analiza.
¿Puede funcionar?
Este fin de semana se ha celebrado en Bilbao la trigésimo segunda edición de las tertulias hispano-británicas. Uno de los paneles trató sobre el futuro de la economía. ¿Puede funcionar el actual planteamiento de tipos de interés bajos con la inflación repuntando?
Y quizás resulte pertinente, antes de abordar la pregunta, recordar por qué estamos en condiciones de plantearla. Y estamos en esas circunstancias porque hemos salido de esta crisis mucho antes y con pocas cicatrices. Nada comparable a crisis anteriores. Desde luego, nada que ver con la gran crisis financiera en la que tardamos diez años en volver a la casilla de salida.
Y esto ha sido así porque los ‘policy makers’ han estado a la altura de las circunstancias. Traían la lección aprendida y, a diferencia de la última, se han evitado los errores no forzados.
No solo eso. Tanto por el lado de la política monetaria como fiscal, en el caso europeo se ha dado pasos muy importantes que rompen con las inercias anteriores.
Los fondos europeos Next Generation por cómo están articulados, las contrapartidas que exigen en términos de reformas estructurales y el seguimiento que se tiene que hacer de su utilización pueden suponer el embrión de la por algunos ansiada Unión Fiscal de la UE.
La profunda revisión de la estrategia por parte del Banco Central antes de verano también constituye un enorme avance. El momento para sacarla adelante no ha podido ser más oportuno, ya que se están enfrentando a las recientes fuertes subidas de inflación sin una mano atada a la espalda.
A lo anterior hay que sumar unos ‘animal spirits’ que han recuperado con mucha fuerza y que ha cogido al reto de agentes económicos con el pie ligeramente cambiado, lo que está en gran medida detrás de los cuellos de botella y repunte de precios que hemos visto últimamente. Estos, por definición, son transitorios como ya estamos viendo en algunos indicadores.
Así las cosas, no tiene por qué no funcionar las cosas. Todo lo contrario, cada vez da más la sensación de que esta vez vamos a desaprovechar la ocasión de desaprovechar la ocasión.