Recuperación en verde: el retorno de las renovables
«Se necesita una planificación consensuada, a corto, medio y largo plazo, que dé certezas regulatorias y visibilidad de futuro»
En diciembre, cuando la crisis del Covid-19 era una pesadilla lejana que se situaba en China, España asombraba al mundo. En una demostración de trabajo, entrega y profesionalidad, fuimos capaces de organizar, en poco más de un mes, una de las citas internacionales más exigentes y relevantes de la sostenibilidad mundial: la COP25 .
La organización y el éxito del evento, junto a la noticia de que las energías renovables, impulsadas por las subastas pasadas, marcaban un nuevo récord, posicionó a nuestro país en una situación envidiable para liderar la Transición Energética a escala global. Pero, después del récord renovable, golpeó la crisis.
Hoy nos encontramos ya en lo que se ha venido a llamar «nueva normalidad». Y miramos, con justificada preocupación, la crisis económica en la que ya estamos inmersos. Las previsiones de todos los organismos coinciden en que España será uno de los países más afectados y esta semana hemos conocido que el Banco de España vaticina una caída del 20% del PIB durante el segundo trimestre, alcanzando un desempleo cercano también a ese 20%.
Sin embargo, a pesar de lo que este momento actual nos pueda hacer creer, nada ha cambiado en algunos motores de nuestra economía. La Transición Energética sigue imparable en el ámbito mundial, apoyada en tecnologías maduras que crean empleo y que explotan los recursos energéticos limpios que nos son propios. Tecnologías que son ya competitivas en costes frente a sus alternativas tradicionales y, para cuya adopción, no existe ya excusa posible.
La Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) ha hecho públicas sus previsiones hasta el año 2050. Nada que nos sorprenda a los que llevamos defendiendo este sector desde hace décadas: los empleos en renovables en el ámbito mundial se dispararán a los 42 millones, multiplicando por cuatro la actual cifra, para entonces el 90% de la electricidad vendrá de estas fuentes de energía y este cambio se amortizará solo: cada dólar gastado producirá entre 3 y 8 dólares.
En nuestro país, más de la mitad de la potencia instalada ya es renovable y son renovables las tecnologías que cubrieron el 52,5% de nuestra electricidad en mayo. Los nuevos proyectos de eólica y fotovoltaica acuden a mercado directamente, pues, tras reducir sus costes un 70% y un 89% respectivamente en la última década, compiten económicamente con las tecnologías tradicionales.
Esta reducción de costes ha supuesto un gran esfuerzo, esfuerzo económico de los sistemas de apoyo para incentivar las tecnologías, esfuerzo intelectual y técnico de los profesionales y empresas que han liderado estos proyectos y un grandísimo esfuerzo integrador para que nuestro modelo energético funcione igual o mejor con todas estas tecnologías. Esfuerzo conjunto de sociedad, empresas y administraciones.
Hoy, cuando tenemos por delante el trabajo titánico de levantar una economía golpeada por la crisis, debemos hablar del retorno de las renovables. Las renovables que hoy son competitivas por sí solas, como fotovoltaica, hidráulica y eólica, y de forma global si analizamos empleos generados y otras externalidades positivas como biomasa, geotermia o biocarburantes, deben devolver a la sociedad ese esfuerzo.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) , cuyo borrador se presentó hace ya un año a Bruselas, fue elogiado por las instituciones europeas, en él se cifraban entre 107.000 y 135.000 el número de nuevos empleos que las energías renovables podrían generar en la próxima década en nuestro país. El Real Decreto-ley 23/2020 aprobado esta misma semana supone un paso más en la senda de la estabilidad regulatoria y del orden en los proyectos, esperemos que las normas relativas a las renovables sean el germen sobre el que se vaya creando un consenso en temas básicos, como la energía, consenso absolutamente necesario para la recuperación económica. Hemos dedicado mucho esfuerzo a las renovables durante muchos años, ahora que son competitivas debemos exigir el retorno en forma de generación de riqueza y creación de empleo. Para ello, solo necesitamos una planificación consensuada, a corto, medio y largo plazo, que nos dé certezas regulatorias y visibilidad de futuro.
José Miguel Villarig Tomás es presidente de APPA Renovables