La industria del frío intenta calentar los motores de la innovación sostenible

El sector avanza en la reducción de gases fluorados, pero aún tiene tareas pendientes en materia de emisiones, eficiencia energética y reciclaje

BELÉN RODRIGO

El sector del frío industrial y de la refrigeración tiene varios retos por delante para garantizar su sostenibilidad. Entre ellos, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la eficiencia energética. En España desde hace años se trabaja para encontrar soluciones a un doble desafío. Por un lado, la aplicación de la normativa europea F-GAS que pretende reducir el uso de gases fluorados de efecto invernadero (GEI) en un 70% de cara al 2030. Y por otro, relacionado con el primero, el impuesto sobre los gases fluorados que se aplica en nuestro país desde el 2014 que, denuncia el sector, le coloca en desventaja frente a otros países europeos y ha provocado el auge de un mercado negro de gas.

«El parque de instalaciones en España no se han transformado totalmente, un 20% no lo ha hecho y no ha ido hacia gases más sostenibles», empieza por señalar Susana Rodríguez, presidenta de la Asociación de Empresas del Frío y sus Tecnologías (Aefyt). Las nuevas instalaciones de más de 40Kw deben utilizar gases más sostenibles, pero «hay que arrastrar las anteriores, se deben transformar y ahora hay una gran oportunidad con los fondos europeos», añade. Es importante resaltar que en este sector el 85% de las empresas son pymes en su mayoría con menos de 50 trabajadores.

La referida normativa F-GAS impone una progresiva reducción de los gases refrigerantes. En 2014 el 100% de las ventas de la distribuidora de gases Kimikal, era hidrofluorocarbonos, el grupo más común de gases fluorados. «Los gases de nueva aplicación ya representan un 60% y estimamos llegar al 90% en 2025», explica Diego García, director general de la compañía. Los refrigerantes de nueva generación tienen un PCA (Potencial de Calentamiento Atmosférico) menor y son los que están sustituyendo a los anteriores. En su mayoría son «productos naturales como el CO2 y el amoniaco», añade García. La inversión en los nuevos equipos es ahora superior que cuando se usaban otros gases, «sobre todo en el sector de la alimentación, en las grandes superficies». El director general de Kimikal se lamenta que el reciclaje de los gases no se está produciendo en la línea de los cambios que se están realizando estos años. «No se han recuperado las cantidades esperadas. Hay que gestionarlo bien, recuperar el producto, limpiarlo... Gran parte del banco de refrigerantes antiguos iba a compensar la fabricación de nuevos. En muchos casos no se ha producido por causa del mercado negro existente», señala.

En una industria en la que se buscan soluciones donde el gas no tenga efecto invernadero, las empresas están innovando también para «reducir la carga de los refrigerantes. Son cada vez más compactos», indica Javier Cano, director general adjunto de Intarcon, fabricante de equipos de frío industrial y refrigeración. Además, «desde hace unos años se empezó a reducir la electrónica en los equipos y en los componentes», para reducir así su consumo eléctrico. Esta empresa está invirtiendo mucho en I+D. «Es una inversión continua porque no ha terminado, es un reto muy importante, tenemos que emigrar todo el sector de los refrigerantes fluorados a los naturales de nulo efecto invernadero». Cano recuerda que en 2020 hubo una reducción del 13% de gases fluorados respecto al año anterior y cree que España es ejemplo por todo lo conseguido en el contexto europeo.

Impacto minimizado

Si bien la reducción de los gases fluorados ha acaparado la atención del sector por la nueva normativa existente, la eficiencia energética es igualmente decisiva para lograr un sector sostenible. En un supermercado de 1.500 metros cuadrados, por ejemplo, se consume alrededor de un millón de kilovatios hora al año, lo equivalente a una finca con 25 viviendas. Es decir, aunque se eviten las fugas de gases, «indirectamente el sector contamina», afirma Nacho Baxauli, responsable de Eliwel Ibérica, expertos en controles de refrigeración.

Para minimizar este impacto indirecto, «las empresas están aplicando válvulas de expansión electrónica, variadores de velocidad en los motores y cada una aplica sus algoritmos y sistemas para aplicar este tipo de control», indica Baxauli. Con los gases naturales una instalación frigorífica consume ahora más. Con el sistema de control de Eliwel, por ejemplo, al pasar a una planta transcrítica el aumento del consumo es del 4%. Un porcentaje bajo gracias al control que realizan. Invierten mucho en I+D y una de las soluciones desarrolladas es el sistema Domino, una solución de control eficiente y recalentamiento para muebles frigoríficos de alta y baja temperatura.

Para el responsable de Eiwel Ibérica uno de los grandes desafíos del sector será el de «implementar el sistema de IA para ofrecer sistemas de reducción de consumos y mantenimiento preventivo, capaz de averiguar cuándo se puede parar». Igualmente se quiere garantizar la trazabilidad de la cadena del frío, «realizarla a través de la tecnología blockchain».

Desde Aefyt recuerdan la necesidad de invertir en tecnología en un contexto muy favorable «porque hay muchos fondos encima de la mesa», subraya Susana Rodríguez. Tiene claro que es necesario unir sinergias y colaborar entre empresas, de lo contrario, «los fondos se van a quedar desiertos si no trabajamos en conjunto. Hace falta un cambio cultural, crear cluster tecnológicos, contar lo que hacemos y administrar un proyecto en común».

Enchufarse al cambio

Aefyt lidera el proyecto Refrigenia 4.0 con el cual se pretende digitalizar y mejorar la eficiencia energética en instalaciones de refrigeración de la industria española de la alimentación y bebidas. «Se trata de cambiar los sistemas de refrigeración actuales a otro con una tecnología más sostenible», explica su presidenta, Susana Rodríguez. Se calcula que aproximadamente el 2% de emisiones de CO2 proviene de los sistemas de climatización y refrigeración, mientras que los nuevos sistemas frigoríficos con alto componente tecnológico alcanzan ahorros energéticos de hasta un 30%. Por otro lado, España forma parte del proyecto europeo KET4F-Gas que introduce la economía circular en el sector de la refrigeración y el aire acondicionado y ofrece a los gestores de residuos una alternativa barata para la recuperación y reciclaje de los gases fluorados.

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