El daño al empleo
Según el Servicio de Estudios del BBVA, el impacto del Covid-19 sobre el empleo se resume en 915.000 desempleados, 1,830.000 afectados por ERTE’s y 1.470.000 autónomos en cese de actividad.
Le ahorro el comentario del mercado laboral en el mes de junio y me centro en el impacto que ha tenido la crisis sanitaria sobre el empleo a lo largo de estos tres meses y medio. Y ¡ojo! que desgraciadamente esto no ha terminado pues los rebrotes, pequeños por ahora, pero insistentes, suponen una amenaza terrible para nuestra salud y, quizás, definitiva para nuestra economía.
Según el Servicio de Estudios del BBVA, el impacto del Covid-19 sobre el empleo se resume en 915.000 desempleados, 1,830.000 afectados por ERTE y 1.470.000 autónomos en cese de actividad . Es decir, el descalabro final será la suma de los empleos ya perdidos más los que no vuelvan de los ERTE y los autónomos que se desanimen definitivamente. Una suma desconocida hoy, pero que imaginamos será tremenda. Con el añadido de que el mayor castigo lo reciben los sectores situados más a la intemperie , es decir los jóvenes y los contratados con carácter temporal.
El Gobierno va a pactar con los agentes sociales un nuevo paquete de ayudas a la financiación. El drama es que esa financiación no irá a sostener planes de futuro, como las nuevas inversiones para los aumentos de capacidad o las mejoras de la productividad, la exportación o el I+D . No, desgraciadamente irá a aliviar la tesorería. La medida está muy bien y es absolutamente necesaria. Para no ahogarse es necesario llegar a la orilla... y para eso hay seguir respirando. Pero el consuelo es limitado porque, si la financiación alivia, solo la actividad cura. Dicen que hemos vuelto a la «nueva normalidad», pero lo que necesitamos es volver a la «total normalidad» y recuperar la actividad general. Una tarea que se hace demasiado larga y, en algunos sectores, tan larga que amenaza con hundir a muchas empresas que se quedarán sin fuelle o que pararán antes de perderlo entero para minimizar los daños.
Y para mejorar el nivel de actividad no hay otra que aumentar el consumo. Por eso es necesario leer bien la propuesta del Banco de España de subir el IVA. Hacerlo antes de que hayamos alcanzado esa «total normalidad» se me antoja muy peligroso. Después, llegará el tiempo de acercarnos a Europa en este impuesto para recomponer las cuentas públicas. Pero esa difícil asignatura está en el programa del próximo curso.