ENTREVISTA

Ignacio Garralda: «El actual sistema de pensiones no es sostenible si no se reforma a fondo»

El presidente de Mutua Madrileña reclama reformas para combatir el paro juvenil y el déficit público y una reducción de la presión fiscal

La empresa que preside ha alcanzado el liderazgo del mercado español de seguros generales Maya Balanya

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Mutua Madrileña ha cerrado un año histórico, el de 2018, al alcanzar por primera vez el liderazgo del mercado español de seguros generales. En una década, y desde que Ignacio Garralda asumió su presidencia en 2008, ha pasado de ser una compañía casi local de Madrid y que vendía sobre todo pólizas de automóvil, a una aseguradora presente en todo el país y todos los seguros que factura más de 5.000 millones al año, ha iniciado su internacionalización y está acelerando el crecimiento de su gestora, Mutuactivos. Garralda ambiciona que el grupo siga creciendo y nunca esconde su interés por comprar otras compañías. Con la misma transparencia habla de sus preocupaciones políticas, económicas y sociales.

—¿Qué grandes retos afronta España desde un punto de vista social?

—Muchos: el envejecimiento de la población y el futuro del sistema público de pensiones, la reforma del sistema educativo para que se desarrollen nuevas habilidades y competencias entre los jóvenes, aprovechar la digitalización imparable de nuestra sociedad y todo nuestro talento interno, que es mucho, para crear nuevas industrias y el ofrecimiento de mejores expectativas de futuro a nuestros jóvenes. No obstante, toda amenaza genera también oportunidades, aunque para aprovecharles hay que tener altura de miras y conducir con las luces largas. Con la vista puesta en el corto plazo o en la próxima convocatoria electoral no llegaremos lejos.

—¿Qué efectos puede tener el envejecimiento en la economía?

—Las estadísticas y estudios demográficos evidencian que el actual sistema de pensiones no es sostenible porque está dirigido a cubrir una esperanza de vida menor a la prevista para los próximos años. El número de pensionistas pasará de los 10 millones actuales a casi 15 millones en 2050 y para mantener esas prestaciones se necesitarían 28,5 millones de cotizantes, y difícilmente los habrá. Si el sistema de pensiones no se adapta a los cambios económicos, sociales y demográficos que experimenta la población española, la única solución para mantenerlo sería seguir incrementando el gasto público indefinidamente, lo cual no es sostenible. Es irresponsable no reconocerlo.

—¿No es sostenible el sistema?

—No lo es a no ser que se adapte, mediante una reforma estructural y no basada en medidas puntuales, a los cambios que experimenta la población española y a los que antes hacía referencia. De igual forma, creo también muy necesario comenzar a concienciar a los jóvenes, y al conjunto de la sociedad en general, de que van a tener que invertir en sistemas complementarios de pensiones de carácter privado. Sé que hay quien pensará que digo esto por presidir una aseguradora, pero es una realidad objetiva.

—¿Qué reformas necesita España en materia económica y laboral y deberá abordar el futuro gobierno?

—Una vez vistos los buenos efectos de la última reforma laboral, creo que debemos seguir por esa vía, favoreciendo también la conciliación entre la vida profesional y familiar y mejorando la calidad del empleo. El desempleo juvenil, por otro lado, sigue siendo un gran problema y creo que la reforma de la formación profesional para darle mayor prestigio y un mayor contenido práctico sigue siendo una tarea pendiente. En el ámbito económico, creo necesario una reducción del déficit público y de la presión fiscal que beneficiaría a todos, aunque no soy optimista respecto a que pueda producirse.

—¿Cómo valora la política económica que había diseñado el actual Gobierno?

—Me preocupa el efecto que la subida de la fiscalidad por las nuevas necesidades recaudatorias puede tener en las decisiones de inversión, en el consumo privado, en el ahorro, en el atractivo de España para las empresas tecnológicas y digitales … Pero sobre todo me preocupa el efecto que el déficit público, cada vez más estructural, puede tener también para la sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones, ya de por sí con un futuro complicado. Creo que este es otro factor que lo pone en serio riesgo y que apenas hay voces que alerten al respecto.

—¿Le preocupa que se siga prolongando en el tiempo la política monetaria de bajos tipos de interés del BCE?

—Desde luego, y no solo porque tiene connotaciones negativas para el sector financiero, cuyos márgenes están ligados, muy directamente, con los tipos de interés nominales. También las tiene para los ahorradores, que se ven forzados a invertir en activos de mayor riesgo para contrarrestar la falta de rentabilidad de la renta fija. Además, el hecho de que se mantengan los tipos de interés bajos y no se haya producido, ni se vaya a producir a corto plazo, la esperada subida de tipos evidencia que la economía se está desacelerando, lo cual no es bueno para nadie.

—La revolución digital, ¿es más una oportunidad o una amenaza para la economía y el empleo?

—La revolución industrial también fue, en su momento, una amenaza real para el empleo de ciertos sectores que les obligó a reconvertirse, pero también hizo florecer nuevos empleos, industrias y mejoras en la calidad de vida y del trabajo. Ahora es igual. La sociedad y la economía se están transformado y cada vez son más digitales, motivo por el que las empresas debemos adecuarnos a esta nueva situación y hacerlo, además, de forma acelerada. No hay otra opción.

—Fundación Mutua Madrileña ha recibido un impulso importante bajo su mandato. ¿Qué logros destacaría?

—En los últimos diez años nuestra fundación ha ampliado sus ámbitos de actuación convirtiéndose en un referente no solo en el ámbito de las ayudas a la investigación en España, que fue su primera línea de trabajo, sino también en acción social y apoyo a colectivos desfavorecidos. La difusión de la cultura y la seguridad vial completan sus áreas de actividad y en todas ellas nuestra voluntad es la de seguir creciendo y generar impacto social.

—La violencia de género y el acoso escolar son dos de las batallas de la Fundación Mutua. ¿Cómo se acaba con estas lacras?

—Acabar con la violencia que se ejerce contra colectivos vulnerables como son las mujeres maltratadas y los niños es uno de los objetivos prioritarios de nuestra acción social. Es un propósito que, por la gravedad y las consecuencias del problema, requiere dedicarle trabajo y recursos de forma sostenida en el tiempo no solo para ayudar a las víctimas, sino para evitar que estas situaciones se den en el futuro. Para lograrlo lo mejor es sensibilizar a la sociedad y prevenir a través de la educación. Si conseguimos inculcar en las nuevas generaciones nuevos valores acordes con la igualdad y el respeto a los demás habremos avanzado muchísimo.

—¿Cuáles van a ser las principales líneas de actuación de la Fundación en los próximos años?

—Vamos a seguir desarrollando las actuales áreas de trabajo, reforzando aquellas en las que creemos que somos más necesarios y en las que más podemos aportar, como son las ayudas a la investigación y la acción social. En primera vamos a aumentar el esfuerzo inversor para apoyar también, desde este año, proyectos de investigación que vayan a ser desarrollados de forma coordinada por centros de investigación y hospitales de varias comunidades, con el fin de incentivar la colaboración entre ellas. Y en el ámbito de la acción social vamos a desarrollar una nueva línea de ayudas para acelerar la recuperación de niños y jóvenes que han atravesado o padecen enfermedades graves.

—¿Echa en falta más compromiso social desde el sector privado y en especial desde las grandes compañías ?

—Las grandes empresas españolas han asumido un fuerte compromiso social debido a que son conscientes de que tienen que contribuir, en la medida de sus posibilidades, a solucionar los problemas de la sociedad a la que pertenecen. Es una actividad que no siempre tiene visibilidad pero que cada día es más importante y a la que se dedican más recursos, aunque como casi todo en esta vida, solo la valoraríamos en su justa medida si dejase de existir.

—¿A cuánto asciende la inversión de la Fundación Mutua Madrileña desde su creación ?

—Este año el presupuesto de la Fundación alcanzará, por primera vez, los 10 millones, siendo la partida más importante la destinada a la acción social, seguida por las ayudas a la investigación médica en España. En los últimos 15 años hemos dedicado a la financiación de proyectos de investigación científica en el ámbito de la salud más de 60 millones, lo que ha permitido el desarrollo de cerca de 1.400 proyectos científicos que han contribuido a la mejora del tratamiento de enfermedades como el cáncer. Las ayudas se han sostenido en el tiempo a pesar de la crisis, lo cual también ha sucedido en el caso de nuestras ayudas a la acción social. Más de 250.000 personas en situación de vulnerabilidad se han beneficiado de nuestro apoyo y más de 160.000 escolares y universitarios han recibido nuestra formación en seguridad vial.

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