Granado, un socialista políticamente incorrecto
Detrás de sus reflexiones en voz alta está lo que en voz baja siempre han pensado todos los gobiernos
Octavio Granado es de esos políticos que dice lo que piensa, lo que le convierte cada vez que habla en noticia. Detrás de sus reflexiones en voz alta está lo que en voz baja siempre han pensado todos los gobiernos, pero nadie se ha atrevido a hacer por el coste electoral de las medidas, sobre todo cuando se habla de pensiones y de pensionistas, un «ejército» de más de 9 millones de jubilados que puede llegar a cambiar el sentido del voto.
Ayer, Granado volvió a levantar revuelo cuando aseguró, sin pelos en la lengua, que «si alguien empieza a trabajar a los 28 o 29 años no puede jubilarse como su abuelo, que comenzó a trabajar a los 14». Una obviedad para muchos, pero que en boca del político socialista se ha tornado en polémica y lo ha vuelto a situar en la palestra.
Granado sí quiso matizar que aquellos que hayan comenzado a trabajar a edad temprana sí tendrán la posibilidad de «retirarse a una edad digna, porque no tiene sentido -dijo- amargarle la vida a la gente»
El secretario de Estado de la Seguridad Social realizó estas reflexiones en la Universidad de Málaga, dentro del curso «El sistema de pensiones a debate: reformas o cambio de modelo» durante el que se pronunció a favor de aumentar la edad de jubilación en algunos sectores por la tardía incorporación al mercado de trabajo de los jóvenes . Abogó por aplicar reformas que afiancen el sistema público de pensiones y «logren que se incorporen las personas que aún están fuera del ámbito de protección de la Seguridad Social, a la vez que se consiga su coexistencia con la mayor esperanza de vida de los españoles».
El alto cargo socialista se mostró convencido de que el sistema garantiza un nivel de vida «muy aceptable» en España porque las pensiones mínimas son «razonables» y añadió que «la gente sabe que cotizar es un buen negocio porque luego genera buenas prestaciones».
El responsable de las pensiones defendió el sistema público, del que aseguró que «es sostenible porque es la primera necesidad política de la democracia», lo que no evitó que apelara a la responsabilidad de los políticos y al consenso entre empresarios y sindicatos para reconfigurar el sistema.
Granados dice simplemente lo que piensa, sin filtros, como también ocurrió cuando defendió la necesidad de ligar las pensiones de viudedad a la renta, reflexión que le costó una reprimenda de la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio. No tuvo reparos tampoco en asegurar que la subida del salario mínimo hasta los 900 euros podría llegar a destruir empleo . Y, lo último, llegó hace unas semanas, cuando habló de la gestión que el Gobierno de Zapatero hizo de la crisis. «Nosotros, y cuando hablo de nosotros hablo de los socialistas, lo hicimos fatal en la crisis de 2008 porque dejamos que se destruyeran tres millones de puestos de trabajo», sentenció.
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