El Gobierno descuenta que el déficit superará el 3% del PIB este año
El Ejecutivo prevé que la recaudación caerá a plomo y prepara estímulos fiscales para la recuperación
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En apenas un abrir y cerrar de ojos, el coronavirus ha transformado por completo nuestra forma de trabajar, comunicarnos, consumir, estar en familia... En definitiva, de vivir. El virus ha dado la vuelta a nuestro mundo como un calcetín y esto tendrá un impacto -« de una intensidad incierta, aunque en todo caso muy notable» , en palabras del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos- en la economía. También en las cuentas públicas, que han tenido que dejar de lado cualquier otro propósito que no sea el de atender el fuerte impacto, sanitario y social , que dejará la pandemia a su paso.
El Gobierno trabaja ya con un escenario en el que el déficit superará el 3% del PIB este año, muy por encima del 1,8% que se había fijado como objetivo el Ejecutivo hace poco más de un mes. Según la hoja de ruta que elaboró el Ministerio de Hacienda, el déficit debía ir reduciéndose progresivamente a un ritmo de tres décimas anuales, para quedar en 2021 en el 1,5%; el 1,2% en el 2022 y el 0,9% en el 2023.
Unos planes que han quedado ya en papel mojado, no solo por las medidas aprobadas ya sino por las que el Ejecutivo se guarda en la manga. De momento, el impacto presupuestario del plan de choque económico aprobado para el próximo mes es de 5.000 millones de euros pero si se alarga más, el coste irá aumentando con el consiguiente esfuerzo para las arcas públicas. A ello se le suman las medidas de estímulo fiscal que el Ejecutivo ya prepara una vez se haya frenado el brote, para apuntalar la recuperación.
S&P cifra en 0,5 puntos del PIB el estímulo que aprobará el Gobierno y ya observa una caída del PIB español del 1,8% este año para después, en 2021, conseguir un rebote del 3,1%. En cuanto al déficit, creen que se irá al 4,9%.
Desde el Ministerio de Hacienda también observan que la recaudación caerá en picado en marzo y abril , y descuentan que, al bajón de la actividad, se le unirán más efectos poco deseados. Desde el Ejecutivo ya descuentan que la caída del consumo será considerable (y también el repunte en la tasa de ahorro) pero a ello se le suma la previsible entrada en negativo del IPC los próximos meses.
Un aspecto importante, ya que el Ejecutivo en sus últimas estimaciones contemplaba que a la desaceleración del PIB real le iba a acompañar un cierto mantenimiento de los precios . Pero ahora, al propio parón de la actividad se le une la depreciación del petróleo, con el barril de Brent marcando minimos en años por debajo de los 30 dólares, en lo que reducirá aún más los ingresos públicos.
«El precio de algunos componentes bajará por la menor demanda, así como los energéticos por el abaratamiento del petróleo. En otros puede haber presiones al alza, con cuellos de botella en sectores como alimentos», incide el director de coyuntura y análisis internacional de Funcas, Raymond Torres.
Ahora mismo el debate está en cuán profunda será la recesión. El desplome del consumo privado , la paralización de la inversión, el turismo y previsiblemente también las exportaciones dejan a España ante un escenario sin precedentes en la historia reciente. De hecho la velocidad de los contagios, y el freno prácticamente total impuesto a la actividad económica , hacen que se baraje ya la posibilidad de que el impacto en el PIB trimestral sea más abrupto de lo que lo fue en 2008.
Según un informe elaborado por Analistas Financieros Internacionales (Afi), si las restricciones para frenar los contagios se levantaran el 1 de mayo el PIB se contraería un 2,6% en 2020. Mientras que si esto no fuera suficiente y en los primeros 45 días no se consiguiera alcanzar el objetivo de aplanar la curva epidémica y se prolongasen hasta 25 días más, «la recuperación también se vería perjudicada y el PIB se contraería un 6% en el conjunto del año».
En uno u otro escenario, desde Afi calculan que el impacto en términos de empleo se notará ya a partir de marzo , con la cascada de ERTE anunciada. Nuevamente, los trabajadores temporales, algo más de 4,3 millones según la última EPA, amenazan con ser los más afectados.
«Aunque el aumento del paro registrado entre marzo y abril será muy abultado (pudiendo superar los dos millones de trabajadores), una parte seguirá vinculada a sus empresas (la que corresponde a los ERTE) y volverá a reducirse cuando se normalice la situación», concretan.
Atención a la deuda pública
Sin embargo, el indicador que la vicepresidenta económica, Nadia Calviño , quiere preservar para que no se dispare es la deuda pública. Si bien Bruselas ya ha anunciado que suspende este año el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, por lo que se podrá elevar el déficit por encima del sacrosanto 3% del PIB que fija Bruselas, tarde o temprano las reglas fiscales volverán y España se encontrará con un déficit más reducido, sí, pero con una deuda pública que encajará el desequilibrio actual y estará lejos del 60% del PIB que propugna Bruselas. S&P ya calcula que el pasivo escalará al 100% este año.
Por ello, el Gobierno, con Calviño al frente, a la hora de aprobar más medidas económicas mira de reojo qué deciden en Europa los países de nuestro entorno con medidas como los coronabonos o los 410.000 millones del fondo de rescate europeo en el albero. España no quiere dar un paso en falso.
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