El Gobierno admite el frenazo y empeorará las previsiones que enviará a Bruselas
El Ejecutivo revisará a la baja el cuadro macro dentro del plan presupuestario que remitirá a la Comisión antes del 15 de octubre
El frenazo de la economía está siendo más brusco de lo previsto y así lo reflejará el Gobierno en las previsiones que debe mandar a Bruselas antes del próximo 15 de octubre dentro del Plan Presupuestario. Según fuentes cercanas al ministerio de Economía consultadas por este periódico, el equipo de Nadia Calviño está ya trabajando en la elaboración del nuevo cuadro macroeconómico y contemplan un empeoramiento que irá en línea con las revisiones realizadas por el INE la semana pasada, que constató que la desaceleración había sido mayor de lo que inicialmente había calculado y revisó a la baja el crecimiento desde 2016, incluyendo un fuerte recorte en 2019.
Preguntadas al respecto, fuentes oficiales del ministerio que dirige Nadia Calviño apuntan a que en el departamento «siempre se trabaja con mucha prudencia» y añaden que «están permanentemente analizando todos los indicadores económicos» . Precisamente, en el último boletín semanal de coyuntura económica que elaboran los técnicos del Ministerio ya se comenta el impacto negativo de la revisión del PIB por parte del INE.
Seis de los siete indicadores que miden la demanda nacional en el resumen de datos que recaba el Ministerio están en negativo en lo que va de tercer trimestre : desde la disponibilidad de bienes de consumo y de equipo, la matriculación de automóviles o la confianza del consumidor, mientras que entre los indicadores de actividad, el consumo de energía eléctrica encadena cuatro trimestres en caída.
Porque el cambio del INE, unido a la mayor fiereza de la desaceleración, cae a plomo en el cuadro macroeconómico que tenía el Gobierno. La del INE supone una corrección en cadena que hace imposible cumplir el 2,2% de avance del PIB que presuponía el Ejecutivo para este año. Frente a este 2,2% el INE, de acuerdo con su última actualización, concluyó que el PIB creció durante el primer trimestre un 0,5% trimestral y el 2,1% interanual, en lugar del 0,7% y el 2,4% inicialmente comunicados. Un crecimiento anual del 2,1% que se prolongó en el segundo trimestre, dos décimas menos de lo antes calculado, de forma que en 2019 la economía ha producido 2.298 millones menos de lo estimado en un primer momento por el INE. Y no solo afecta al PIB, sino que también resta fuerza a la creación de empleo : el nuevo cálculo de Estadística «quita» 500.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo a la contabilidad nacional, hasta los 17,944 millones de empleados.
El quiebre contable termina de complicar que el Ejecutivo pueda llegar a cumplir con el objetivo actualmente marcado, pues el PIB anual se calcula con una media de los crecimientos interanuales de los cuatros trimestres. Asimismo, el dato de crecimiento del primer trimestre -ahora del 0,5%, antes del 0,7%- es el que marca, por encima del de otros trimestres, cuál será buena parte del crecimiento anual. Ello es así porque el peso en la actividad es mayor que los otros trimestres, según refleja el último informe del Banco de España.
De ahí que algunos organismos como el propio supervisor, ante lo que parecía ser una aceleración de la actividad a principios de año, elevaran hace unos meses sus estimaciones de crecimiento. Ahora sin embargo la situación es la contraria, lo que explica que la institución recortara hace unos días cuatro décimas, al 2%, su previsión de crecimiento -dos por el cambio estadístico del INE, otras dos por el mayor deterioro de la actividad-. Un empeoramiento general, que ha hecho extensible al empleo, consumo y demás indicadores.
Antes de las elecciones
La revisión del Ejecutivo supone además un giro de ciento ochenta grados en el discurso económico que hasta ahora había mantenido el Gobierno y que llegó a hablar este verano de la posibilidad de revisar al alza la previsión de crecimiento del PIB. Sin embargo, el tono de la ministra de Economía Nadia Calviño ya se había ensombrecido coincidiendo con el comienzo del nuevo curso. En su intervención en la última sesión al gobierno en funciones en el Congreso de los Diputados antes de la disolución de la Cámara, reconoció que se avecina «un otoño que va a ser muy complicado» y apuntó al «enfriamiento económico» de los países del entorno y, en especial, a la «ralentización de Alemania» y al Brexit.
El nuevo relato del Gobierno también culpa de la futura intensidad de la desaceleración a la frustrada investidura. «En un entorno complicado es cuando es más importante tener un Gobierno sensato y responsable », señaló la ministra al hablar de la gravedad de la desaceleración hace una semana. El propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, incidió hace unos días en Nueva York que España necesita un Ejecutivo para continuar el crecimiento. En fin, una situación política enconada que se plasmará en el plan presupuestario que horneará el Ejecutivo.
Subidas de impuestos
En lo que respecta al Ministerio de Hacienda, no se esperan grandes novedades con respecto a los presupuestos generales diseñados para este año y que desencadenaron la convocatoria de elecciones tras su rechazo en el Congreso de los Diputados. Fuentes del departamento apuntan que en principio no variará la previsión de déficit para este año y también se incluirán para el que viene las subidas de IRPF, Sociedades y demás que recogía el Programa de Estabilidad que el Ejecutivo mandó a finales de abril a Bruselas, como ahora justo antes de las elecciones, ya que nada se ha aprobado en estos seis meses.
Será para 2020 cuando el Ejecutivo cuenta con formar Gobierno y tejer los apoyos necesarios para aprobar los Presupuestos de dicho año, ya que el ejercicio amanecerá con las cuentas de 2018 prorrogadas. Una hoja de ruta que la Comisión recibirá a escasas semanas de unas elecciones que estarán marcadas por la desaceleración.