Transformemos los problemas en oportunidades de una vez por todas
Los Estados europeos tienen finalmente una enorme cantidad de dinero a disposición para responder a la grave situación económica
En este verano tan «especial» será importante reflexionar: septiembre llegará con muchas dificultades que se tendrán que afrontar. Venimos de una terrible experiencia que nunca hubiéramos querido vivir. La falta de preparación, la falta de conocimiento científico sobre la peligrosidad del virus y las relativas contradictorias comunicaciones de expertos y políticos han complicado la evolución de una pandemia que sigue dejando muertos y enfermos y sigue sembrando dolor y unos problemas económicos brutales.
Hasta que no se tenga una vacuna que sea segura, la distancia y las mascarillas son seguramente lo que puedan evitar no solo unos peligrosos rebrotes del virus, sino también el riesgo de otro «cerrojazo» que ya nadie podría permitirse dada la grave situación económica y los grandes problemas de algunas personas y familias.
El primer punto, entonces, es ser responsable por uno mismo y por los demás; este drama puede afectarnos a todos, no solo directamente en la salud, también económicamente. En esta situación que estamos viviendo, hemos descubierto nuevas maneras de afrontar la vida y el trabajo, importantes valores que habíamos olvidado y una mayor solidaridad que, esperemos, se quede en el tiempo.
A nivel político, al contrario, seguimos asistiendo a un enfrentamiento continuo, a posiciones inamovibles, al desprestigio del adversario, que se traduce también en falta de respeto a los ciudadanos... Sin duda, es la peor experiencia que se puede vivir; sobretodo cuando la situación es gravísima y se necesita entendimiento, colaboración y aportaciones de todos, sean partidos, empresarios o sociedad civil.
He apreciado muchísimo las iniciativas del mundo productivo o de algunas fundaciones en España. Una contribución para abrir el camino otra vez hacia el final de un tunel que será mas largo cuanto más enfrentamiento y falta de voluntad de escucha y colaboración. Hemos criticado todos a Europa, también los europeistas, por la falta de coraje en consolidar la «Unión», pero esta tremenda crisis y la voluntad firme de salir de ella ha generado decisiones históricas: Europa ha aprobado un plan de ayuda de 750.000 millones de los cuales 390.000 son ayudas directas que no hay que devolver. Es la primera vez en la historia europea que esto ocurre.
A esta enorme cantidad de dinero se suma la disponibilidad financiera del BEI, el banco de inversión europeo, prestamista y garante de fondos y liquidez para empresas; del SURE, un fondo de seguros para los trabajadores que pueden perder sus empleos por la grave crisis económica y del MES, un fondo para apoyar la atención médica, directa e indirecta, así como los costos relacionados con el tratamiento y la prevención debido a la crisis causada por la Covid 19. Ello sin olvidar que a estos fondos se suma el continuo apoyo a los Estados de parte del BCE.
Los Estados europeos tienen finalmente, entre préstamos y subvenciones, una enorme cantidad de dinero a disposición para responder a la grave situación económica , avivar la recuperación, rediseñar y modernizar los países, generar una nueva cultura y promover una educación y una formación que ayuden a un nuevo modelo de desarrollo económico/social.
Europa, tenemos que decirlo, aunque después de difíciles negociaciones, ha hecho su parte; ahora todo depende de los gobiernos estatales. Las decisiones que se tomarán no solo serán determinantes para acceder a los fondos, serán determinantes para relanzar el país hacia un futuro satisfactorio. La enorme cantidad de dinero disponible para compensar el bache causado por la Covid y el 'lockdown' para avivar la recuperación e invertir en un desarrollo económico a medio y largo plazo es una gran oportunidad que no tiene que ser desperdiciada.
La urgencia y la vital importancia de aprovechar esta oportunidad aconsejan una mesa de discusión amplia, la contribución de todas las partes, políticas, empresariales y sociales, con el intento común de construir el mejor futuro posible para el país, dejando de lado conflictos, enfrentamientos e intereses de otras partes. Está en juego el futuro de todos.
A las poblaciones les daría confianza ver que entre todos busquen las mejores soluciones. No tenemos tiempo que perder, 'stop' a las campañas electorales continuas ... Queremos entender, de una vez por todas, que está en juego el futuro de todos. Transformemos los problemas en oportunidades, construyamos países y un mundo más sostenible. Podemos hacerlo, solo es necesario quererlo y ser generosos.