Gigantes con los pies en el lodo
Las petroleras estatales hispanoamericanas Petrobras, PDVSA y Pemex atraviesan las peores crisis de sus historias
Las petroleras sufrieron en 2015 una de las mayores crisis del sector por el desplome de los precios del crudo. Las más afectadas han sido las compañías estatales hispanoamericanas, como la brasileña Petrobras, la venezolana PDVSA, la mexicana Pemex y la colombiana Ecopetrol. Además, a la crisis financiera se ha unido en muchos casos otra crisis institucional en forma de corrupciones e investigaciones por supuestos delitos.
El caso más grave, por las dimensiones que ha alcanzado, es el de Petrobras , la mayor empresa estatal de toda América. Tanto la presidenta del país, Dilma Rousseff, como los tres expresidentes Lula da Silva, Collor de Melo y Henrique Cardoso están siendo investigados en la llamada «operación Lava Jato». La fiscalía calcula que se han desviado de Petrobras unos 2.500 millones de euros entre 2004 y 2012. Al parecer, la petrolera licitaba sus grandes proyectos a empresas brasileñas siguiendo el lema «compre nacional» impulsado por Dilma Rousseff cuando era ministra de Energía. También presidió el consejo de administración de la empresa entre 2003 y 2010. Supuestamente, las adjudicaciones incluían sobornos a empresarios y políticos, así como el lavado de enormes cantidades de dinero.
La caída del precio del petróleo y la corrupción ha obligado a Petrobras a recortar sus inversiones en un 24,5% hasta 2019 y a poner en marcha un plan de desinversiones de 90.000 millones de euros. Además, anunció el pasado viernes un nuevo programa de despidos voluntarios para 12.000 empleados.
Su producción actual es de unos 2,2 millones de barriles diarios y es una de las compañías más endeudadas de Hispanoamérica (casi 100.000 millones de euros). El año pasado perdió 5.442 millones de euros. Son los peores resultados en sus 63 años de historia y los primeros que asume Aldemir Bendine, que accedió a su presidencia hace un año en sustitución de Maria das Graças, una de las primeras víctimas de las investigaciones. Bendine justificó estos resultados en el descenso del petróleo y en la depreciación en casi el 50% del real brasileño.
La vecina Venezuela posee una de las mayores reservas de hidrocarburos del mundo, a pesar de lo cual, su compañía estatal Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA) atraviesa una situación crítica . Prueba de ello es que a pesar de haber sido una de las mayores exportadoras de crudo, se ha visto obligada a importar petróleo desde algunos países de África y, más recientemente, desde Estados Unidos, lo que ha supuesto un hito histórico.
PDVSA aporta al Estado venezolano más del 95% de sus ingresos por divisas y aunque el Gobierno de Nicolás Maduro no ofrece cifras oficiales, la producción de PDVSA estaría sobre los 2,6 millones de barriles diarios.
Esta compañía estatal que nació hace 40 años está también siendo investigada, en este caso por varias fiscalías de Estados Unidos, según adelantó este periódico a finales de diciembre pasado. Al parecer, las autoridades norteamericanas han destapado una red de corrupción ligada a esta petrolera que habría afectado a operaciones valoradas en unos 1.000 millones de euros entre 2009 y 2014.
Mientras tanto, el Gobierno de Maduro aprobó en enero pasado un incremento del 143% del salario diario de los trabajadores de PDVSA. Ese porcentaje es incluso superior al solicitado por la Federación Unitaria de Trabajadores del Petróleo, Gas y Similares (Futpv) en las negociaciones.
Recorte de 10.000 empleos
La compañía Pemex (Petróleos Mexicanos) perdió el año pasado más de 27.000 millones de euros, los peores resultados en su historia, por la caída de los precios del crudo, la depreciación del peso y el recorte de su producción (hasta 2,2 millones de barriles diarios). Esta empresa estatal, que tiene 150.000 empleados y 100.000 pensionistas, ha rebajado su presupuesto en 5.000 millones de euros y tiene una deuda de 85.000 millones.
Para intentar reconducir la situación y en medio de la reforma energética puesta en marcha por el presidente Enrique Peña Nieto, el Gobierno mexicano destituyó al director general de Pemex, Emilio Lozoya, y nombró a José Antonio González, un economista de 48 años con amplia experiencia en finanzas públicas, aunque reconoce que «no soy un experto petrolero». Con anterioridad, consiguió recortar dos tercios el déficit del Instituto Mexicano de la Seguridad Social.
González ha diseñado un plan de urgencia para aumentar la eficiencia y aplazar las inversiones no rentables. De momento, sobran 10.000 empleos.