La Generalitat y Ada Colau ponen en riesgo la ampliación de El Prat

AENA condiciona la construcción de la nueva terminal satélite en el aeropuerto a que se prolongue la tercera pista sobre una zona natural protegida

Terminal del aeropuerto de El Prat EFE

Con 52,6 millones de pasajeros el año pasado , el aeropuerto de Barcelona-El Prat Josep Tarradellas está muy cerca del límite de su capacidad, fijado en 55 millones. La necesidad de proceder a una ampliación es un viejo proyecto que ahora se hace perentorio y que AENA ha decidido finalmente sacar adelante con el horizonte de que esté completado en 2026. La nueva terminal, asociada a un imprescindible incremento de la capacidad operativa de las pistas, permitiría al aeródromo barcelonés crecer por encima de los 70 millones de pasajeros.

Los planes de AENA, no obstante, chocan con la oposición de la Generalitat, el ayuntamiento de Barcelona, consistorios locales como el deEl Prat, así como entidades ecologistas, que anteponen la protección de los humedales colindantes de La Ricarda al crecimiento de una instalación por la que sí están empujando los principales agentes económicos de la ciudad. El clásico dilema entre protección medio ambiental e infraestructuras expuesto en toda su crudeza; el crecimiento de una infraestructura crítica para la economía catalana, en el aire.

Por ubicación geográfica, encajado entre la línea de la costa, dos humedales protegidos y una zona muy urbanizada, el crecimiento de El Prat no es un asunto sencillo. Desde AENA se ha planteado con toda claridad lo que está en juego:sin que se produzca un incremento de la capacidad de las pistas (78 operaciones por hora en su limitada configuración actual para atenuar el impacto acústico), la construcción de la nueva terminal satélite, dentro de un paquete global de inversiones de 1.500 millones de euros, carece de sentido.

Y es ahí donde reside el problema. Descartadas opciones de mayor impacto como la construcción de una cuarta pista sobre una plataforma ganada al mar, la opción más «sostenible» y por la que se inclina AENA es la prolongación 500 metros hacia el este de la tercera pista, tal y como ha expuesto el presidente de AENA, Maurici Lucena, en la ronda de contactos que ha mantenido con administraciones y agentes económicos. Esta opción, además de aumentar la capacidad, permitiría el despegue y aterrizaje de naves de gran tamaño, algo imprescindible si se quiere que ElPrat sea un centro de conexiones internacionales.

La prolongación de la tercera pista, no obstante, acabaría con el humedal deLa Ricarda , espacio protegido a nivel comunitario dentro de la red Natura 2000, y que AENA ha ofrecido compensar multiplicado por cinco en terrenos cercanos. Esta no es una opción para la Generalitat, que si bien admite la necesidad de ampliar la capacidad de El Prat, aboga tanto por reconfigurar el esquema de aterrizajes y despegues como convertir el aeropuerto de Gerona en la cuarta pista del de Barcelona en un modelo de aeródromos descentralizado conectados mediante AVE. Fuentes del sector aeroportuario señalan a ABCque esta opción es incompatible con la anhelada pretensión de que Barcelona sea un «hub» de conexiones. AENA tampoco la contempla.

En el punto de mira

Si la posición del gobierno catalán es clara, la del ayuntamiento de Barcelona es tajante. Ada Colau lleva tiempo mostrando sus reticencias hacia todo aquello que suponga un aumento de visitantes. «Decrecimiento turístico», clamaba en el anterior mandato. Ahora, con el PSC en el equipo municipal, el discurso turismofóbico se ha moderado, pero la lucha contra el cambio climático es el nuevo eje de actuación, con el puerto y el aeropuerto en el punto de mira. «Emiten cuatro veces más dióxido de carbono que toda la ciudad», apuntan fuentes municipales. «El debate no es aeropuerto sí o no. El debate tiene que centrarse en cómo el aeropuerto puede sumarse a la lucha contra la crisis climática. A estas alturas, la propuesta de AENA no haría más que agravarla», zanjó hace escasos días la teniente de alcalde Janet Sanz en un contundente artículo en «La Vanguardia». En él exigía que El Prat «asuma que el crecimiento no es infinito tomando medidas, empezando por un plan para reducir emisiones». La oposición del Ayuntamiento de El Prat de Llobregat, histórico feudo del ecosocialismo catalán, también es frontal.

Al frente de AENA, Maurici Lucena se está empleando a fondo y multiplica los contactos con agentes económicos para que a su vez presionen a Colau y a la Generalitat, informa G. Ginés. En AENA, que no contemplan sacar adelante su propuesta de manera no consensuada, tienen claro que la opción conservacionista sería una condena para El Prat.

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