El Gobierno no escucha a la empresa

«Los apoyos están siendo tardíos y poco contundentes, y las consecuencias negativas de eso van a afectarnos a todos»

Francisco Aranda Manzano

Los empresarios de Madrid estamos muy molestos con el Gobierno por su falta de sensibilidad con la actividad productiva. Más allá del auténtico pitorreo que se está produciendo con algunos sectores importantes como el comercio, donde por la mañana se prohíben las rebajas, por la tarde se permiten y al día siguiente se vuelven a prohibir , destaca la poca disposición de colaboración desplegada hasta ahora por el ejecutivo de Sánchez con el colectivo empresarial. Así se está obviando a las empresas, que son el instrumento más eficaz con el que cuenta cualquier Gobierno para generar bienestar a todos sus ciudadanos (y ciudadanas). Los apoyos están siendo tardíos y poco contundentes , y las consecuencias negativas de eso van a afectarnos a todos, a no ser que cambie la actitud con celeridad.

Las terribles previsiones económicas ya están encima de la mesa. Básicamente, el PIB va a desplomarse un 10% en el mejor de los casos, la deuda se nos irá al 120%, y el paro, según el Gobierno, subirá al 19%. En CEIM nos parece imposible que el incremento en la tasa de paro se quede ahí porque con elasticidad 1 en la relación PIB/tasa de paro, lo lógico sería que el no empleo (cubierto o no) se incrementara, al menos, al 25%. En cualquier caso, cualquiera de las dos cifras es inasumible aunque la segunda es más real. Por eso sorprende aún más la actitud de cierta hostilidad y falta de colaboración del Gobierno con las empresas que son las únicas fábricas de empleo .

Por su parte, en Alemania se elevará la tasa de paro al 4%, en Países Bajos al 5,9% y en Italia al 11,8%. Volveremos a estar a la cabeza del desempleo.

Lo que sucede en España es que como el ajuste se hace a través del recorte en los puestos de trabajo, por falta de flexibilidad interna, entramos en un círculo vicioso que genera reducción de renta disponible, desplome de la demanda y disminución de la producción. Esto produce una reducción de ingresos en las empresas y la ruina de muchas de ellas, lo cual vuelve a generar más paro y definitivamente se viene abajo la economía y los ingresos públicos.

«Se está obviando a las empresas, que son el instrumento más eficaz con el que cuenta cualquier Gobierno para generar bienestar a todos sus ciudadanos (y ciudadanas)»

Y frente a este panorama, el Gobierno decide que los establecimientos con más de 400 metros cuadrados se mantengan cerrados a pesar de que aceptan todas las normas de seguridad.

Otro ejemplo incomprensible lo encontramos en la hostelería donde el Gobierno, sin consultar con nadie, establece unas medidas draconianas y tras levantar la voz los empresarios indicando que les gustaría negociarlas para compatibilizarlas con la viabilidad de sus negocios, la respuesta que obtienen es que si no les gustan, pues que no abran los establecimientos.

Resulta de urgente necesidad que el Gobierno rectifique todas estas actitudes para que las empresas podamos retomar cuanto antes nuestra actividad y contribuir al interés general de generar riqueza y empleo.

Más que dedicar esfuerzos a cuadrar a martillazos previsiones económicas o cuadros macro que no se van a cumplir, en CEIM creemos que se deberían dedicar todos los esfuerzos a diseñar juntos medidas que faciliten la remontada de nuestra economía . Es decir, tenemos que centrarnos en las reformas que construyan el camino más rápido y solvente hacia la reconstrucción económica y, por lo tanto, social. Y el mercado de trabajo vuelve a estar en el centro de las necesidades . En este caso la necesidad es doble porque tenemos que hacer frente a la crisis económica y, al mismo tiempo, a los profundos cambios normativos que exige el proceso de digitalización que se ha acelerado con esta crisis sanitaria, como dicen en el libro «La Era de la Disrupción Digital», los economistas Rafael Doménech y Javier Andrés.

Y no aprendemos. España fue el único país de la UE en el que durante la última crisis se produjo al mismo tiempo una disminución en el empleo y un incremento de las horas trabajadas por ocupado. Sin embargo, en otros países como Alemania, con reformas en su mercado de trabajo auspiciadas por el principio de la flexiseguridad, el empleo creció reduciendo las horas trabajadas por ocupado. Luego, no nos sorprendamos cuando España lidere los índices de pobreza.

Francisco Aranda Manzano es portavoz de la Confederación Empresarial de Madrid-CEOE (CEIM)

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