La «fiesta» de la calzada
El momento político de la movilidad ha llegado. Como país, deberíamos contar con un conjunto mínimo de decisiones estratégicas que ayuden a planificar un futuro a medio plazo
Las políticas públicas se definen como los proyectos que el Estado define y ejecuta a través de un gobierno y una administración pública con el objeto de satisfacer las necesidades de la sociedad. De este modo, la acción pública se concreta en sectores o áreas de actividad y órganos políticos que las lideran y ejecutan. Así, de este modo, la estructura gubernamental cuenta con Secretarias de Estado de Comercio, de Turismo, de Migraciones, de Seguridad Social, de Energía, de Medio Ambiente…
En nuestro país, sin embargo, un sector de la actividad del Estado ha quedado tradicionalmente huérfano: la movilidad. Y dentro de ella, la movilidad urbana. Los ayuntamientos y empresas lo tienen claro y han comenzado a jugar el partido: restricciones de circulación, motosharing, incremento del transporte público, los patinetes, el sistema de alquiler de bicicletas… Sin embargo, la realidad es que están solos. No cuentan con referentes, indicadores, una estrategia o liderazgo a nivel estatal. No existe un Libro Blanco, un catálogo de medidas, un Plan plurianual aprobado en Consejo de Ministros, un teléfono al que llamar…
Varios elementos o «ingredientes» hacen ver que el momento político de la movilidad ha llegado y que, como país, deberíamos contar con un conjunto mínimo de decisiones estratégicas que nos ayuden a planificar un futuro a medio plazo. En primer lugar, la contaminación. El transporte es uno de los grandes productores de contaminación. El Estado debe redactar el guión y trasladar a sus ciudadanos seguridad y previsión: el camino del diésel, el modelo de incorporación de la energía alternativa o la fiscalidad del transporte público deben escribirse y explicarse. El comercio electrónico es la segunda pieza del puzle. Durante 40 años construimos centros comerciales para acudir a ellos masivamente y ahora son los centros comerciales los que vienen a nuestra casa a través del comercio electrónico. De ir a por la mercancía a que la mercancía venga a casa. Los nuevos métodos de desplazamiento son un tercer factor. ¿Alguien se podría imaginar que 2018 nos trajese la Asociación de Usuarios del Patinete Eléctrico? La tecnología nos aporta el cuarto elemento: internet y los nuevos equipos informáticos nos llevan a casa la videoconferencia, el teletrabajo y la posibilidad de reconfigurar horarios. Finalmente, el uso y no la propiedad se presentan como la quinta pieza: el renting, el sharing o el leasing van dejando atrás la tradicional relación propiedad vehículo–conductor.
No hay referentes, indicadores, una estrategia o liderazgo a nivel estatal. No existe un Libro Blanco, un catálogo de medidas, un Plan plurianual, un teléfono al que llamar…
Todo este conglomerado dibuja un nuevo panorama que podía definirse como «la fiesta de la calzada». Tras la aparición del automóvil a principios del siglo pasado creímos que el coche se convertía en nuestra gran solución y le dimos la calzada. Todo y para todo se lo dimos al coche: 9 de los 12 metros de la calle eran para él (3 para pasar y 6 para estacionar). Solo 1,5 metros a cada lado se los reservó el peatón. Y no precisamente para su disfrute: «Todo peatón debe circular por la acera de la derecha con relación al sentido de su marcha, y cuando circule por la acera o paseo izquierdo debe ceder siempre el paso a los que lleven su mano y no debe detenerse de forma que impida el paso por la acera a los demás, a no ser que resulte inevitable para cruzar por un paso de peatones o subir a un vehículo». Así reza el aún vigente artículo 121.3 del Reglamento General de Circulación… 100 euros por «detenerse a charlar en la acera».
Pero la hegemonía del coche se desdibuja y la «fiesta» de la calzada ha llegado para quedarse. Y como toda fiesta, promete. Aunque, como toda fiesta, deben marcarse unos límites. La política pública, la estrategia, la institución política y una nueva norma de la circulación urbana nos ayudarán a disfrutarla aún más.
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