El estirón pendiente para afrontar la carrera de la competitividad
España aún está lejos de aprobar el examen del tamaño, clave para la productividad. Proyectos como Cre100do señalan el camino a seguir
En España sólo 137 empresas facturan más de 1.000 millones de euros y sólo 183 empresas facturan entre 500 y 1.000 millones de euros, según datos del Ministerio de Economía del año pasado. Si el tamaño medio de las empresas españolas se acercase al de Alemania, nuestro nivel de productividad se elevaría un 13% y el PIB sería un 15% superior , tal y como reflejan los cálculos de Círculo de Empresarios y Fedea.
Mientras que Alemania tiene 51.000 empresas de la llamada categoría «middle market», en nuestro país hay 8.500. «España necesita más empleo de calidad y quien lo puede generar son las empresas con valor añadido, que estén en nichos de mercado y que sean internacionales e innovadoras», explica Carlos Mira, director del proyecto de transformación empresarial Cre100do. Considera que es importante poner el foco en las empresas medianas que tengan músculo para poder crecer en excelencia y en tamaño.
Con esta idea comenzó en 2014 el proyecto Cre100do , convertido en fundación desde febrero de este año. Un programa en el que están también presentes la Fundación Innovación Bankinter, el ICEX y el Círculo de Empresarios. Su objetivo principal, el de ayudar en el crecimiento de las empresas españolas del «middle market».
«Empezamos a identificar a las mejores, porque es más fácil ayudar a crecer a una empresa que funciona bien y así pueden servir para abrir camino», indica Mira, quien preside la Fundación Cre100do. Fueron incorporando empresas hasta llegar a las 100 el año pasado y el próximo mes de noviembre comunicarán las nuevas incorporaciones. Su proyecto está muy dirigido a los CEO de estas compañías porque «son los que tienen la capacidad de que las cosas se hagan». Organizan alrededor de 25 actividades sobre distintas temáticas que son clave para hacer crecer el negocio. Destaca de estas empresas su proyecto ambicioso, con una facturación en el extranjero que supera el 60% del total . «Han llegado a este punto porque han superado los obstáculos y comparten con esta comunidad su experiencia, incluso lo que hicieron mal al principio», matiza.
Son ejemplos de éxito, pero el salto de las pymes hacia un tamaño medio es un camino complejo que en muchas ocasiones se ve frenado por las exigencias burocráticas, fiscales y laborales que conlleva. Aspirar a entrar en la categoría de grandes empresas (más de 250 empleados) también encuentra otros frenos. «Cuando las empresas se quieren hacer grandes hay un problema muy generalizado y es el de no tener personas comprometidas con la organización», destaca Jorge Aracil, profesor de Economía de Comillas ICADE y director general de la consultora de negocios Take Advantage. Esto se debe, en su opinión, a que las empresas hechas a sí mismas «suelen ser muy personalistas». Considera necesaria una estrategia «que esté bien definida y sea entendida por los trabajadores». Y señala como un error no asociar bien el proyecto a los trabajadores, porque si se implican con el líder «haces que potencien el crecimiento, esa es la clave».
Con experiencia de ocho años asesorando empresas, además de dos décadas trabajando dentro de varias compañías, cree que «es fundamental que haya una relación bidireccional, el compromiso debe ser de ambas partes». Pero no resulta tan fácil encontrar esa implicación en los trabajadores porque a su vez las empresas se olvidan de que se sientan a gusto, se desarrollen... «Se centran en el negocio y se olvidan», dice.
También habitual en este tipo de empresas es la existencia de la estructura vertical y según destaca Aracil «se deben romper las barreras organizativas. Todavía en España se trabaja mucho por departamentos y es importante que exista versatilidad, que se trabaje con más fluidez», añade. Tal y como señala Aracil, una buena planificación te permite lograr resultados «un 20% superiores, lo cual supone, en cuatro años, hacer crecer a la compañía el doble». Las empresas que «generan valor en el crecimiento se centran en la cualificación de lo cuantitativo y lo cualitativo», puntualiza. Para dejar de ser una mediana empresa y pensar en crecer, «se debe romper esa barrera psicológica».
Empresas que han crecido
Una de las primeras 15 empresas en participar en el programa Cre100do fue CT Engineering , empresa de ingeniería. «Nuestro crecimiento viene como consecuencia de la necesidad de tener un tamaño importante en los mercados en los que están nuestros clientes. Partiendo de un país como España, la única forma de crecer y de tener un volumen para colocarnos en una posición sin estar en peligro de desaparecer era internacionalizarnos», explica Jesús Prieto, su presidente.
En el caso de esta compañía el crecimiento se produjo a través de la adquisición de una empresa en Francia «y no teníamos experiencia en este tipo de operaciones y tuvo que funcionar la metodología prueba-error», reconoce. Ha salido bien, pero no esconde que «hay dificultades cuando sales al exterior, te enfrentas a otra cultura», matiza. Su paso por el programa Cre100do «fue importante para abrir los ojos sobre la importancia del marketing, del branding y la comunicación. Te expones a cosas que intuyes pero no conoces y creas una importante red de networking».
Prosol fue otra de las primeras empresas llamadas para formar parte de la comunidad Cre100do. Creada en 1998, se dedica a la fabricación de café soluble y desde el 2012 fabrican cápsulas de café para marcas privadas. «Nuestra vocación de crecer existe desde el principio, la internacionalización está en nuestro ADN», afirma Rocío Hervella, CEO de Prosol. Fabrican 13 millones de cápsulas al día y venden en 30 países . Para crecer han sabido «no perder la parte transversal y cultural de nuestra empresa, y eso se consigue trabajando mucho en los valores», indica Hervella. Como organización que trabaja por proyectos, ha debido ordenarlos, trazar su mapa de ruta y analizar las prioridades «para equivocarse lo menos posible».