La España que no para por el coronavirus
Los sectores que siguen en marcha piden un esfuerzo de reciclaje al resto de industrias
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«Esto pasará». La industria agroalimentaria española ha lanzado un mensaje para concienciar al conjunto del tejido productivo de la necesidad de que la economía nacional «no se pare» por la crisis del coronovirus ( cuyo pico máximo en España todavía podría tardar en alcanzarse un mes ) y evitar de esa forma que la pandemia genere consecuencias irreversibles.
Este sector, junto a la industria farmacéutica, la química, la logística, el transporte, los periódicos, imprentas y la del cartonaje para productos alimentaros constituyen el entramado industrial de la España que no para por el coronavirus . Su objetivo ahora pasa porque otras empresas se sumen a la causa para evitar una recesión y una parálisis económica sin precedentes en la historia reciente de nuestro país.
Así, en pleno estado de alarma, la cadena agroalimentaria española (desde el sector primario a la industria de la transformación hasta el sector de la distribución) ha mantenido su actividad para garantizar el abastecimiento. En algunos casos se ha llegado a duplicar la producción diaria.
En total, más de tres millones de personas, a las que se han de sumar los transportistas y el sector de la logística, entre los que se incluye el portuario, que mantiene su actividad en el ámbito de las mercancías para asegurar el suministro. El sector agroalimentario se ha convertido en ejemplo de sacrificio y responsabilidad para mantener la actividad económica y el empleo en una coyuntura inédita ante la que el Banco de España ha advertido de que nuestro país se enfrenta a una « perturbación sin precedentes» de la economía . El sector de la distribución español ha quedado al margen de las medidas restrictivas impuestas por el estado de alarma decretado por el Gobierno para evitar la propagación del Covid-19. Un conglomerado del que forman parte más de 400.000 empleados que participan de forma directa en el engranaje que permite asegurar el suministro de víveres y productos de limpieza.
Los puntos de venta constituyen el eslabón final de una cadena que parte del sector primario y pasa por el de la industria de la transformación hasta alcanzar los lineales de los puntos de venta. Los únicos que tienen permitida la apertura al público en España en virtud del real decreto del Ejecutivo que estableció el estado de alarma el pasado 14 de marzo, junto a las farmacias y los estancos, cuyas respectivas industrias asociadas mantienen también su actividad.
Al respecto, los proveedores de Mercadona (la principal cadena de distribución española con una cuota de cerca del 27% han tomado la iniciativa para «hacer visible que ni España ni su economía se paran». La compañía presidida por Juan Roig cuenta con 1.400 proveedores especialistas («totalers», de acuerdo con su jerga interna) y trabaja con más de 20.000 pymes y productores de materias primas.
Un conglomerado de actividad económica que forma parte de una cadena que en el conjunto de España (sumando todo el sector de la distribución) abastece a diario a quince millones de familias .
Con todo, el mensaje de estas empresas va más allá de su propia actividad. Así, frente a la caída de la producción y la proliferación de expedientes de regulación temporal de empleo presentados a raíz del decreto de estado de alarma, apelan a la necesidad de una suerte de «reciclaje» de la industria . Para ello, proponen que empresas que han tenido que paralizar su funcionamiento habitual por la caída del consumo interno y las exportaciones reorienten de forma temporal su actividad.
Carestía de los materiales
En ese sentido, apelan a la oportunidad que brinda la carestía de materiales sanitarios en España, como las mascarillas para los médicos y enfermeros y aparatos de respiración asistida para los pacientes contagiados de coronavirus, para buscar nuevas vías de producción que eviten el colapso de la economía española y mitiguen los efectos del frenazo en seco de la actividad turística, que aporta cerca del catorce por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) nacional.
Muchas de estas empresas, de hecho, han puesto sus instalaciones a disposicion de las distintas administraciones públicas para fines sanitarios.
El objetivo pasa, en última instancia, por evitar que el «reseteo» obligado de la economía española que propiciará la crisis del Covid-19 no se lleve sectores enteros por delante y evitar, al tiempo, que la pandemia paralice la actividad productiva y comercial. En ese sentido, se hace un llamamiento a que empresas de sectores tan diversos como las del plástico, los productos de limpieza, el textil o el calzado, lejos de frenar su actividad busquen alternativas para aprovechar sus cadenas de montaje para surtir de materiales a la sanidad.
Una fórmula que permitiría el mantenimiento de la actividad industrial y el empleo , lo que evitaría una sangría en forma de puestos de trabajo como la que vaticina el aluvión de expedientes de regulación de empleo presentados durante la primera semana en vigor del estado de alarma por el coronavirus.
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