La escasez de productos se propaga ante la crisis global de producción
El transporte de un contenedor desde China a los países del Mediterráneo cuesta hoy seis veces más que en 2019
La lista de medicamentos que faltan en las farmacias españolas

Tras luchar contra una pandemia mundial de origen desconocido, el mundo occidental se enfrenta a la mayor crisis de abastecimiento vivida en décadas. Podría ser el argumento de una película de sobremesa, pero no. Es la realidad. La ruptura de la cadena de suministros ha ... provocado una carestía de productos básicos que añade presión a la inflación, que alcanzó el 5,5% en octubre en España por el encarecimiento de la energía. Y el efecto dominó no ha hecho más que empezar. La escasez de productos acecha ahora a la demanda interna y, por extensión, a la recuperación económica.
¿Por qué se ha desencadenado esta falta de bienes? A grandes rasgos, la rápida recuperación del consumo global tras el coronavirus ha pillado a contrapié a los productores de bienes. Y la cadena de suministros se ha roto por varios sitios.
Para empezar, el precio de las materias primas se ha disparado . El aluminio ha alcanzado máximos históricos desde 2008, aunque los que más han subido en los últimos tres meses han sido la madera (125%), la piedra (68%) y el cobre (63%), según los datos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC).
El pico de demanda también ha disparado los costes de las conexiones marítimas con China , la fábrica del mundo. El último informe de Analistas Financieros Internacionales (Afi) refleja que el coste de transportar un contenedor de 40 pies desde China a Estados Unidos ha pasado de valer 2.700 dólares en septiembre de 2019 a 21.000 dólares en septiembre de 2021. Mientras, el coste de transportar el mismo contenedor al Mediterráneo ha pasado de 1.700 dólares en 2019 a 13.000 dólares (unos 11.250 euros) en 2021. Seis veces más.
El aumento de las tarifas del transporte marítimo ha ido acompañado de un notable incremento del número de contenedores que se transportan por todo el mundo cada mes . «En agosto de 2021 (el último dato disponible) se movieron casi 15 millones de contenedores, casi un millón más que en agosto de 2019. Sin embargo, pese al aumento, este sigue siendo insuficiente para atender la demanda actual», explica el informe de Afi. En tierra firme también hay escasez, en este caso de transportistas. Según el documento, faltan 400.000 en toda Europa y 80.000 en Estados Unidos. En España las patronales hablan de una escasez de 15.000 trabajadores.
Y por si todo ello fuera poco, el cierre de determinadas fábricas chinas, que está inmersa en una transformación de su modelo productivo para utilizar menos carbón y más gas, ha agravado en los últimos meses aún más la situación. Fuentes empresariales sospechan que en realidad el gigante asiático está «haciendo acopio de productos para satisfacer su propia demanda interna, que ya ha olvidado la crisis».

Ropa, alimentos y juguetes
«Estamos viviendo una suma de factores que han provocado una escasez de productos básicos. Es algo que lleva ocurriendo desde principios de año pero que ahora se está agravando », explica el presidente de la patronal logística UNO, Francisco Aranda. Ante el miedo de que los encargos no lleguen a destino, algunas compañías están pasando el mismo pedido a distintos proveedores ante el temor a retrasos o a perder suministros, recargando así aún más la demanda. Es lo que se conoce como el ‘efecto látigo’.
La crisis está siendo especialmente asfixiante para los fabricantes de bienes de equipo, automóviles y de todos aquellos productos dependientes de los semiconductores (chips), los primeros en notar la escasez de suministros. La semana pasada, la patronal española de los fabricantes de automóviles, Anfac, anunció que la producción había caído un 25% entre enero y agosto.
Pero no solo faltan coches. La escasez ya afecta a productos como el papel, textil, alimentos, juguetes, alcohol.. . incluso hay carestía de palets y contenedores, lo que dificulta aún más el tráfico marítimo. Y se espera que vaya a peor en los próximos meses.
¿Hay peligro de desabastecimiento severo? Los empresarios aseguran que no. «Lo que va a pasar es que será complicado reponer productos de moda, pero no creemos que vaya a haber desabastecimiento», explica Aranda.
Según sus palabras, las empresas llevan meses preparándose para estos meses. «Antes, los productos que venían de China tardaban unas cuatro semanas en llegar; ahora hemos realizado un análisis de datos y hemos concluido que el plazo medio es de 12 semanas», destaca el empresario.
Entre las más de 350 empresas asociadas a la patronal de las firmas industriales internacionalizadas, AMEC, lanzan un mensaje más pesimista. «Confiábamos firmar la recuperación a finales de este año, pero tendremos que esperar hasta bien avanzado 2022 por la crisis de las materias primas », explica a este periódico el director general de AMEC, Joan Tristany.
Subida de precios
La falta de productos empieza a repercutirse en los precios. Y la sombra de la especulación vuelve a aparecer. Fuentes del sector del ‘packaging’ y del plástico en España señalan a ABC que, por ejemplo, en el caso de las petroquímicas, «están subiendo precios con el fin de recuperar sus pérdidas y caída de márgenes sufridas en 2020 por la paralización de la industria entre marzo y junio debido a la pandemia». Según estas mismas fuentes, pueden «existir subidas, pero no están justificados los incrementos de precios que estamos viendo».
Como fuere, lo cierto es que varios sectores ya han avisado de que subirán los precios en los próximos meses. «El desabastecimiento tiene dos impactos en la economía. Por un lado, las empresas tienen una serie de pedidos que no pueden satisfacer, lo que genera un parón temporal de actividad. Por otro, la escasez encarece los precios y afecta a la demanda interna», explica el director de coyuntura de Funcas a ABC, Raymond Torres.
La organización, que acaba de recortar su previsión de crecimiento para este año al 5,1%, cree que los hogares sufrirán una pérdida de poder adquisitivo de 8.600 millones por la inflación . «La mitad del recorte de nuestras previsiones se debe a la subida de precios por el desabastecimiento y los mayores costes energéticos, es decir, seis décimas», abunda Torres.
En esta misma línea, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advirtió en el Congreso el pasado martes de que «en España, el efecto de los desajustes en las cadenas de suministros globales se ha traducido ya en un aumento significativo de los plazos de entrega de los pedidos industriales y, en algunos casos, en la necesidad de reducir el ritmo de producción por la escasez de materias primas y consumos intermedios».
Subida de tipos de interés
«Sobre todo preocupa que la escasez y el alza de la inflación acabe aumentando los tipos de interés como ya hemos visto en otras economías, con un consecuente aumento de deudas y una repercusión negativa en la capacidad de financiación a familias y empresas» , señala el profesor del IE Business School, Juan Carlos Martínez. El experto recuerda que ya se vivió una situación similar de tensión de precios con las materias primas entre 2004 y 2014 con la entrada de China en el comercio internacional, con los precios del petróleo superando los 130 dólares. «Aunque aquella avanzó de manera más progresiva y la actual ha sido más repentina», aclara.
Organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya han advertido de que la crisis se extenderá hasta bien entrado 2022. La solución no es fácil y la carestía de productos no tiene visos de mejorar hasta que las fábricas (e importaciones) chinas no recuperen su actividad precrisis.
Es por ello que distintos empresarios reclaman que la crisis se utilice para realizar una apuesta decidida por la reindustrialización de España. «No podemos seguir dependiendo tanto de China» , concluye Aranda.
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