Empresas y estados, visiones del Covid-19
«Muchos sectores hemos dejado nuestras diferencias o rivalidades a un lado para hacer frente a un enemigo común»
Cuando hace ahora un año tomé las riendas de AXA España no podía ni imaginar que iba a celebrar mi primer aniversario como CEO de la compañía encerrada en casa con mi marido y mi hijo, y bajo un estado de alarma . Dirigir una organización de más de 2.600 personas y unos ingresos de casi 2.700 millones ya es un reto en sí mismo, pero hacerlo desde una habitación de tu casa es un triple salto mortal con los ojos vendados. Pero si me lo permitís, he de deciros que, no solo he/hemos salvado la situación. Creo que he visto una parte de la organización que yo misma desconocía.
AXA lleva años inmersa en una transformación cultural. La millonaria inversión tecnológica que hemos estado haciendo (y aún seguimos haciendo) ha llevado aparejada una nueva forma de realizar nuestras tareas en la compañía, e incluso una nueva forma de relacionarnos entre nosotros. Hay cientos de manuales, profesionales de la consultoría y tutoriales que abordan la cuestión de la conciliación y el derribo de los silos para trabajar de un modo verdaderamente cooperativo . Mil teorías, fórmulas y caminos para llegar a esa especie de Ciudad Esmeralda, ese mundo ideal en el que una organización se recompone ante la adversidad para lograr un objetivo común y responder como un solo organismo. Doce meses después puedo asegurar que yo conozco ese lugar, porque formo parte de él. Había visto fragmentos de esa fotografía, pero la crisis del Covid-19 me ha permitido ver la panorámica completa, la instantánea de una máquina perfectamente engrasada en todo su esplendor.
No es la única. Me consta que, como AXA, muchas otras organizaciones han vivido o están viviendo su particular «hora de la verdad» . Y están saliendo de ella de la mejor forma que cabría imaginar. Si el suministro de luz no se ha cortado, si el agua sigue saliendo del grifo, si podemos mantener la conexión a internet y si hemos podido seguir alimentándonos, es porque decenas de organizaciones empresariales han hecho algo fundamental: han cooperado . Y lo han hecho internamente, dejándonos ver otras máquinas bien engrasadas; pero también externamente. Entre nosotras. Muchos sectores hemos dejado nuestras diferencias o rivalidades a un lado para hacer frente a un enemigo común. Y el sumatorio de fuerzas está dando resultados.
Esta idea me lleva inexorablemente a mirar cómo están gestionando la situación varios países del mundo y, sin pecar de falsa modestia, creo que todos ellos podían tomar nota de lo que está haciendo el sector privado.
La Humanidad entera, la especie, se enfrenta toda ella a un mismo enemigo. Y, sin embargo, se ha desencadenado una batalla feroz entre China, Estados Unidos y Europa por ser el primero en dar con una vacuna. Vacuna que, por otra parte, no va a salvar solo a chinos, norteamericanos y europeos; sino a todo el planeta. Por tanto, dado que el bien es común , ¿no cabría la posibilidad de que todas esas potencias trabajaran cooperativamente en una especie de Consejo Científico Planetario? Tengo la sensación de que algunos de ellos, si no todos, buscan atribuirse el mérito (nada desdeñable) de salvar al mundo. Mérito que deja de ser importante en el momento en que se comparte, en el momento en que se coopera.
En mi opinión, la causa lo merece. Merecería la pena ver a la Humanidad trabajar como un solo organismo, como una máquina perfecta. Aunque solo fuera para salvarse a sí misma.
Olga Sánchez es CEO de Axa España